Serios incidentes se produjeron en la madrugada del miércoles, a las 6, cuando un grupo de unas 150 personas pretendieron atravesar el control de Gendarmería nacional, ubicado en El Naranjo, cercano a Rosario de la Frontera, sin ser revisados.

Provenían de la República de Bolivia con mercaderías varias, como prendas de vestir, calzados y elementos electrónicos, y tenían como destino final las provincias de Córdoba, Santiago del Estero y Tucumán.

Los contrabandistas se desplazaban en 10 colectivos de larga distancia, 15 utilitarios y otros 15 vehículos de diferentes portes. Al llegar al puesto de control de Gendarmería no detuvieron su marcha y lograron pasar unos 7 colectivos y 10 vehículos. El resto fue demorado por personal de la fuerza, pero se produjo una batahola cuando estos se negaron a ser requisados. En el forcejeo, los uniformados rompieron el parabrisas de uno de los colectivos, supuestamente con una linterna u otro objeto contundente y esta actitud hizo enardecer a todos sus ocupantes, no menos de 40 personas, que inmediatamente coparon el puesto de Gendarmería, ocasionando roturas de vidrios, ventanas, sillas y los conos de señalización.

De inmediato, al ataque se sumaron se sumaron unos 100 pasajeros que iban en otros vehículos.

Al ser superados en número (el control cuenta con 10 gendarmes), solicitaron apoyo de la subcomisaría El Mirador y a la comisaría 31, de Rosario de la Frontera y personal de Infantería de la Unidad Regional 3, con asiento en Metán. “Cuando llegó el personal policial sofocaron la situación. Luego, se pactó un acuerdo entre un subalférez de apellido Passarella, quien estaba a cargo del procedimiento, y los iracundos ocupantes que se retiraron de inmediato.

Un oficial de la policía dijo que conocía con anterioridad a esta gente. Añadió que los gendarmes no radicaron denuncia por los daños, aunque sí lo hicieron tres empleados de la Dirección General de Rentas que sufrieron daños en sus vehículos. Intervino el Juzgado Correccional 1 de Metán a cargo de Sebastián Fucho. La causa fue caratulada como “daños y amenaza al personal de Gendarmería y de la DGR”.