El juicio por la desaparición hace 10 años de María de los Angeles “Marita” Verón en Tucumán se reanudó ayer y el testimonio central de la jornada fue brindado por el enfermero Miguel Angel Ardiles, a quien supuestamente Marita debía contactar el día de su secuestro, el 3 de abril de 2002, para conseguir un turno para la colocación de un dispositivo intrauterino (DIU) en la Maternidad Provincial.

Diversos datos coinciden en que la joven, quien entonces tenía 22 años, habría sido subida por la fuerza a un auto en los alrededores de ese centro de salud oficial.

“El único interés que tengo es que aparezca Marita”, sostuvo el testigo para desvincularse de las sospechas impulsadas por la madre de la víctima, Susana Trimarco, quien lo mencionó como potencial partícipe del operativo de rapto.

Ardiles negó que haya sido contactado por la joven aunque admitió conocerla desde el 2001.