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Carmen Campos es devota de la Virgen de los Ojos Grandes. Pide a la Municipalidad un predio.
14 DE Marzo 2012 - 21:30
La historia de Carmen Campos está signada por la fe. A lo largo de más de 30 años ha sido protagonista, pero también testigo, de situaciones que verdaderamente parecen milagros. Ella, al menos, lo siente así. Entre los pasajes de esta historia aparece la Virgen de los Ojos Grandes, también conocida como Señora de la Luz, la santa patrona de Lugo (España), a la que Carmen conoció casi accidentalmente, en un momento muy difícil de su vida.
Debemos remontarnos entonces a hace más de tres décadas. Por aquellos años a Carmen le detectaron nódulos mamarios y los médicos que la atendían le aconsejaron que se someta a una operación para extraérselos. Atemorizada, viajó a Buenos Aires para hacerse atender por otros médicos y alguien cercano le contó sobre esta Virgen y le dio una fotocopia de su imagen. Carmen comentó a El Tribuno que se curó sin necesidad de tratamientos, ni de intervenciones quirúrgicas. Los nódulos desaparecieron.
Volvió a Salta. Su vida acá seguía en una escuela en la que trabajaba, en la zona sur de la ciudad. Este momento fue revelador en su historia. Es que de a poco, dijo, fue notando que tenía un don especial para sanar a las personas. “A esa escuela, que ya no existe más, iban chicos muy humildes, a veces enfermos. Yo los tocaba y ellos se curaban. Me di cuenta de que con solo apoyar mis manos sobre la persona, las sanaba”, aseguró la mujer.
“Al principio lo practicaba con conocidos y familiares hasta que me ocurrió algo que me hizo cambiar la perspectiva”, continuó. En 2000 sufrió de una trombosis que la dejó ciega. Un día abrió el cajón de la mesa de luz y encontró la fotocopia que tenía de la imagen de la Virgen de los Ojos Grandes. Recordó: “En aquel entonces le pedí a la Virgen que me cure y le prometí que si lo hacía iba a encargar una imagen suya, para agradecerle”.
Al poco tiempo Carmen recuperó la visión y encargó que tallaran la figura en madera y la colocó en el living de su casa, junto a la imagen de San Expedito. Desde ese momento salteños y personas de otras provincias comenzaron a ir a su casa.
Así fue como Carmen comenzó a hacerse conocida y hoy decenas de hombres y mujeres enfermos recurren a ella y a la Virgen de los Ojos Grandes para expresar su fe y recibir sus bendiciones. “No lucro con esto. Simplemente trato de ayudar”.
Durante una visita a su casa (Santa Fe al 900), Campos le mostró a El Tribuno una carpeta llena de testimonios de gente que se ha curado de graves enfermedades como leucemia, entre otras, y que atribuyen estos increíbles sucesos a la Señora de la Luz y a “Pelusa”, como la llaman.
La de Carmen es una historia de fe.