El doping positivo en el que incurrió el mexicano Julio César Chávez Jr. no hace más que agrandar la figura del púgil argentino Maravilla Martínez. En la madrugada del domingo le dio una lección al “hijo de la leyenda”, durante once de los doce rounds que duró la contienda.

En la mayoría de los casos el que incurre en injerir sustancias prohibidas es el ganador, pero a la larga o a la corta siempre terminan cayendo. En este caso Chávez Jr. no sacó ningún provecho por el consumo de marihuana en la previa del combate en Las Vegas.

Si el mexicano ofrecía alguna variante deportiva o extradeportiva, Martínez supo cómo desactivarla para quedarse con justicia con el triunfo lejos de buscar alguna ayuda “extra”. Aun cuando parecía que Chávez ganaba la pelea en los últimos segundos, Martínez no se rindió y buscó ir al frente y no guardarse nada para ser fiel a un estilo que cautivó a millones de personas en nuestro país y en el mundo entero.

El hijo del gran Julio César Chávez deberá afrontar las consecuencias de sus acciones. Es reincidente y la sanción que se le aplique podría ser muy dura. El último boxeador en arrojar positivo por marihuana a un examen de la Comisión Atlética de Nevada fue el cubano Joel Casamayor, cuya licencia fue revocada por un año.