No fue un discurso más. Fue un balance y una fuerte apuesta a la industria argentina. De esta manera, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner encabezó anoche en Tecnópolis el acto gubernamental por el Día de la Industria.

“La industrialización no es una variable económica; responde a un proyecto político de país”, sostuvo la mandataria. “La decisión de no ser un país sin producir valor, un país con salario acordado y con el salario industrial más importante de latinoamérica”.

“Cada país elige un proyecto para servir a los grandes intereses nacionales que no pueden ser otros que los del crecimiento, la generación de trabajo y el consumo, que en definitiva es la re industrialización”. La jefa de Estado resaltó el crecimiento salarial de los trabajadores realizado desde 2003, cuando asumió su esposo, Néstor Kirchner, que llegó hasta nuestros días al 1.338%.

Asimismo, y parafraseando el tema musical de Simon & Garfunkel, indicó que el mundo está en un “puente sobre aguas turbulentas”, con problemas económicos en los principales países del mundo.

Cristina puntualizó que “el tipo de cambio no está retrasado”, y explicó que “con un tipo de cambio más alto favorecemos al sector más primario de la economía y perjudicamos a la industria, que necesita seguir elaborando el proceso de sustitución de importaciones”, señaló.

También alertó que una devaluación perjudicaría a los asalariados en primer lugar, tras lo cual criticó un pedido formulado en esa dirección por el presidente de la UIA, José de Mendiguren, al que calificó de “grave inconsistencia”.