El mendocino Lucio Alvarez vivió en carne propia los tres estados que puede deparar el Dakar en 15 días de carrera: la alegría de estar entre los tres primeros, sentirse casi afuera por un percance inesperado que esfumó sus buenos resultados parciales y una remontada memorable que finalmente lo dejó entre los top 10 del rally en autos.

Alvarez se mostró “satisfecho y feliz” con lo hecho con su Toyota Hilux (Overdrive Team) durante lo que fue para él un Dakar muy intenso. “Tuvimos un problema grave pero nos sobrepusimos y después de eso debimos trazar un nuevo objetivo, el de entrar entre los 10 primeros, y ahí pusimos todo lo que teníamos para lograrlo”, señaló Alvarez.

El sanrafaelino había partido el 5 de enero desde Lima con el objetivo de mejorar el quinto puesto del año anterior, que lo había convertido en el latinoamericano mejor clasificado en autos de la historia del Dakar. Tres días después, Alvarez estaba tercero en la clasificación general pero, como el Dakar es impredecible, su lugar de privilegio se esfumó cuando una piedra se interpuso en su camino durante la cuarta etapa entre Nazca y Arequipa.

Junto a su navegante Bernardo “Ronnie” Graue estuvieron más de una hora y media tratando de arreglar el tren delantero de La Leona, como bautizaron a su camioneta. Pudieron seguir en competencia aunque el percance les costó cruzar la meta en el 66§ lugar, a más de tres horas y media de la punta del líder, tiempo que los hizo caer del tercer lugar en la clasificación general a la 27 ubicación.

De allí en adelante, la dupla cuyana tuvo que enfrentar cada día de carrera con la presión de no cometer errores. “La verdad es que nunca me había imaginado que íbamos a estar terceros en la general al tercer día de carrera. Veníamos muy bien, consistentes, y de repente, en un segundo, nos cambió todo“, recordó Alvarez.