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28 DE Enero 2013 - 12:35
“Competir en un Dakar puede oscilar desde los 200.000 dólares hasta un millón de dólares. No exagero ni me quedo corto...”.
Con la pasión por los fierros en sus venas, el piloto mendocino Orlando Terranova se metió en la historia grande del automovilismo mundial. Es el primer argentino en ganar una etapa del Rally Dakar en la categoría auto. Se quedó con la especial que unió Villa Carlos Paz y La Rioja en la décima etapa. El conductor de 33 años finalizó en el 5§ lugar de la general y el buen rendimiento a nivel individual y grupal, junto al X-Raid Team, a bordo de un X3 CC BMW N§ 313, lo llevan a ilusionarse e ir por más. “Para nosotros ganar el Dakar es el objetivo”, le dijo a El Tribuno acerca de las probabilidades de conseguir el título en el Rally.
¿Los resultados en este último Dakar te dejan satisfecho, se cumplió el objetivo?
Sentimos que hemos ganado en confianza y dimos un paso hacia adelante en lo que es el objetivo de lograr el primer puesto. Estoy más satisfecho por la velocidad regular que logramos a través de las etapas. Es decir, además de ganar una, a partir del quinto día no bajamos del sexto puesto nunca y fuimos primero, segundo, terceros, cuartos, quintos y estuvimos muy cerquita de la punta. Si nosotros restamos el cuarto día de competencia, donde tuvimos un problema técnico, habríamos terminado segundo en la general. Nos sentíamos rápidos y muy seguros.
¿Qué se necesita para lograr esa regularidad y performance en el Dakar?
Lo primero, y esto que no suene soberbio porque son palabras del director de equipo, es un talento especial para poder llevar rápido un auto en el desierto. Después un buen año de preparación en carreras, entrenamientos, una buena condición física. Un gran navegante con una muy buena relación, sobre todo muy comprometido, y atrás un equipo descomunal, que te hagan la vida fácil.
¿En este caso tu equipo cumplió con lo esperado?
Es un equipo de mecánicos polacos extraordinarios, gente que nos llevaba y nos traía al hotel, masajistas, cocineros, doctores, periodistas. Eso hace que uno pueda subirse al auto sin preocupaciones ni pensar en otras cosas.
¿Qué significa el Dakar en tu vida?
Desde el 2005 que comencé esta aventura con las motos en Africa, donde no tenía experiencia, se me transforma en un estilo de vida donde uno se va preparando y arma su planificación deportiva, sus entrenamientos y competencias, en base a eso. Pero yo soy un apasionado del deporte y lo entiendo como una parte importante en mi vida. El Dakar te tiene que gustar porque si no pasa a ser muy tedioso.
¿Por qué decidiste en el 2009 pasar de la moto al auto?
Mi carrera deportiva la comencé en dos ruedas, con las que disputé campeonatos del mundo, enduro latinoamericano o argentinos, con muy buenos resultados. En el Dakar, independientemente de ver los autos y la velocidad y su tecnología, determiné que el balance en lo que uno arriesga y lo que puede ganar era muy negativo para las motos. Es decir, los chicos en motos tienen una exposición a accidentes y posibilidades de quedar mal muy altas. Me di cuenta que desde los 13 años hasta los 25, que había corrido en moto, ya estaba poco motivado y que el salto natural era el auto. En el 2007 tuve una prueba con el equipo de X-Raid, en la que me dijeron que tenía talento, posibilidades y que necesitaba un proyecto. Ahí empecé, con éxitos, fracasos, algunos golpes, pero siempre con un objetivo de poder ganar.
El Dakar siempre tiene cambios, este año largó desde Lima, Perú, ¿qué te pareció en general?
Fue una experiencia muy linda porque teníamos un desafío muy grande, que era entrar a la Argentina en carrera, ya que el año pasado no había podido llegar y para mí era todo desconocido. Perú nos ayudó en los resultados, la pasamos bien, nos fue muy bien en Chile, por lo que en la configuración, en lo particular, me gustó mucho y te diría que fue una de las más lindas de las cinco ediciones que llevo en el Dakar.
¿Y la etapa 7, el recorrido por Salta qué te pareció?
Fue una etapa muy linda, con mucha gente. Al final, en los últimos 40 km, que fue muy trabado, muy mixto, había una cantidad de gente descomunal. Después me impactó la ruta que nos llevó a Salta hasta el campamento, pegunté qué ruta era, porque fue hermoso. Ni hablar del campamento, con todas las comodidades y un lugar espectacular. Salta y las otras provincias recibieron muy bien al Dakar, no así Chile, donde el público fue un poco más frío.
¿Qué le cambiarías al Dakar?
Para mí se está cometiendo un error en la televisación. Yo he recibido muchas quejas de que este año fue muy bueno el programa de Canal 7 y bastante pobre el de Fox Sports, porque en definitiva la gente quiere ver imágenes de los protagonistas y había demasiadas horas de notas de lo que rodeaba la competencia. Creo que es lo único que cambiaría, lo demás te diría que fue una carrera donde la seguridad, el tema de la comunicación, la comida, la logística y los horarios se cumplie ron.
¿Lo que te pasó el año pasado con tu navegante, cómo fue?
Esa experiencia personal con el navegante norteamericano es lo más cercano que me tocó vivir con las drogas y el alcohol. El error fue nuestro, porque nosotros tendríamos que haber chequeado y sumar un profesional comprometido, sano, y no lo hicimos. A las 4 de la mañana el tipo estaba borracho, mi mamá le pedía por favor que se subiera al auto y él decidió que no. Hizo un daño descomunal. Yo esperé con la cabeza gacha, aprendí de los errores y me quedó muy claro lo que le hace la droga y el alcohol a la gente, y a partir de ahí dijimos, bueno, vamos a trabajar de otra manera. El equipo me designó un navegante, ganamos el campeonato argentino, la carrera de Ruta 40 y tuvimos un Dakar muy interesante, muy divertido. Con un navegante que es buena gente y tuvo un gran compromiso. Con un tipo con adicciones no se puede hacer nada...