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Según comentó la víctima, en el primer hecho se llevaron más de $20 mil en productos. Ahora, un videojuego y ropa.
15 DE Febrero 2013 - 15:02
Indignante. Una mujer, identificada como Valeria Inés Gorostiaga (36), denunció haber sufrido dos robos en su domicilio, ubicado en la ampliación del barrio San Carlos -en la zona sur capitalina- en un poco más de un mes.
“El 7 de enero pasado habíamos salido a visitar a mi mamá y cuando volvimos, cerca de las 2, encontramos toda la casa revuelta. Se habían llevado productos y cosméticos de belleza que vendo, electrodomésticos y prendas de vestir. En total, pienso que fueron $20 mil pesos los que perdí”, contó.
En esa oportunidad los delincuentes aprovecharon que la vivienda no tenía rejas e ingresaron por la parte posterior del domicilio para actuar con total tranquilidad.
Sin embargo, pocos tiempo después (durante la madrugada de ayer), la dueña de la vivienda también se había ausentado de la casa y cuando regresó -cerca de la 1- vio la puerta principal abierta completamente y el picaporte roto.
“Me bajé del auto a mitad de calle y cuando entré no podía creer. Habían revuelto todo, se llevaron un videojuego de mis hijos y otros objetos de valor, como una cámara digital. Cuando llamé a la Policía me dijeron que no tenían móviles y un rato después vino un cabo en su automóvil particular donde me tomó la denuncia”, relató.
“Me pareció una falta de respeto que en un barrio tan grande como lo es el San Carlos no haya vehículos y solamente estén al servicio dos efectivos. Los policías no deberían ocuparse solo de los turistas y los comercios del centro porque acá, lejos, nadie nos cuida”, aseguró Luis Alberto Tudela (42), expareja de la damnificada.
“Pienso en mis hijos (uno de 15 y otro 8 años) que están muy angustiados. El mayor se fue corriendo hasta el barrio Limache a ver si los alcanzaba, pero nada pudimos hacer y también temí por nuestras vidas”, agregó Gorostiaga, profundamente alterada por la situación planteada en su núcleo habitacional, recientemente entregado a sus adjudicatarios.
Por su parte, Tudela comentó que el hecho podría haber sido de mayor gravedad. “Yo me pregunto, ¿qué pasaría si es que algún día entran y están los chicos solos o Valeria sola? La Policía y las autoridades tienen que entender que estos ladrones te matan por $2 porque son todos adictos al paco y están desesperados para conseguir más dosis”.
Sin mantenimiento
Frente a la vivienda que fue víctima de dos robos en un poco más de un mes se encuentra un descampado bastante amplio y la dejadez que presenta el lugar preocupa y mucho a los vecinos de la zona.
“Estamos seguros que los ladrones se sienten impunes por tener un lugar tan dejado como el de acá. Seguramente ellos escapan por el descampado donde hay un montón de senderos”, agregó la mujer.
“Seguramente una mujer no se va a ir a meter al descampado y menos de noche para recuperar sus cosas, y un hombre capaz que lo hace pero le puede pasar cualquier cosa. Esto no es un juego”, comentó Tudela.
“Nos cansamos de juntar firmas con los vecinos y enviamos notas a la Secretaría de Medio Ambiente pero nadie nos brinda una solución. Acá se presta para que los jóvenes se droguen, para que los borrachos tomen tranquilos y para que los delincuentes se escondan perfectamente después de cometer sus robos. No podemos vivir así”, cerraron los damnificados.
“Usaron un barrote”
La vivienda damnificada aún tenía signos de haber sido brutalmente violentada. Además de las habitaciones, completamente dadas vueltas, una pila de bolas de cemento sostenían la puerta principal.
Justamente, los ladrones usaron ese acceso para cometer el robo pero antes de abrir utilizaron un barrote de hierro para destrozar la cerradura.
“Pienso que si llegaba cinco minutos antes los encontraba en la casa porque todavía había polvillo en el aire, pero afortunadamente no los sorprendimos adentro porque podría haber sido atroz”, se sinceró la damnificada.
“Tendré que ir al Instituto Provincial de la Vivienda (IPV) y solicitar que me den otra casa porque esta no nos protege para nada y si me tengo que quedar a cuidarla pierdo mi trabajo y no voy a tener cómo pagar mis cuentas”, cerró la víctima.