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Por Trilce Lovisolo, El Tribuno
9 DE Febrero 2013 - 20:34
Iniciando proceso de detonación... En apenas unas horas, Molotov, la explosiva banda mexicana de rock integrada por Miky Huidobro, Tito Fuentes, Paco Ayala y Randy Ebrigth, subirá a escenario salteño, luego de varios años.
Coprotagonizarán esta noche, junto a Illya Kuryaki y Fer Gril, el tercer recital gratuito del Personal Fest Verano 2013, que se realizará desde las 20.30, en el Centro de Convenciones de Limache (aunque las puertas estarán abiertas a partir de las 19).
Antes de arribar a “La linda”, Tito Fuentes, vocalista y guitarrista de la banda, dialogó con El Tribuno. Muy lejos de parecerse a “un señor pelón y de traje”, habló de lo mucho que disfrutan de seguir haciendo rock.
Molotov tiene ya a sus espaldas 18 años de carrera... ¿Cómo logran renovarse con cada nuevo disco y en cada show?
No lo sé, es un misterio. Calculo que tiene que ver el alcohol y la pachanga (risas). Creo que muchos grupos en general van hacia el mismo lado. Les gusta alguna banda y quieren ser como ellos, los Stones, por ejemplo. Nosotros somos muy diferentes y en vez de ir hacia un lado quisimos abrir el espectro y abarcamos más estilos musicales.
Molotov nace medio zapeando. La formación nuestra es rara, usamos dos bajos, es diferente al standard de banda que tiene bajo, batería y guitarra. Nos gusta reinventarnos constantemente y siempre sale a flote el estilo del grupo. Creemos que la gente se divierte con nuestra música.
Además de un espíritu explosivo, Molotov tiene también un espíritu revolucionario y con fuerte crítica social... ¿Cómo dirían que su música describe a México?
Lo describe al hablar de las cosas que nos molestan y lo que no nos gusta de nuestro entorno. Tu cuando quieres decir algo y ves que las instituciones te dicen qué es lo correcto o moral y no estás de acuerdo, te quejas. Partiendo de ahí, de tu querer decir algo y que no se pueda porque ya naciste en este sistema, empezamos a hacer algo al respecto. Nosotros no nos pusimos a pensar si nos iban a entender o no, en realidad fue algo catártico.
Una vez dijeron que el expresar una ideología con su música no determina a su público. Quizás hay personas que no comparten algunas posturas y sin embargo se han convertido en fans... ¿Su música trasciende esas fronteras?
Sí, porque al final, en el trasfondo de nuestro espíritu está la libertad. Es una libertad de expresión, de actitud, de posturas... También somos muy respetuosos con los temas. Por ejemplo, temas que cantábamos en la preparatoria los seguimos cantando de la misma manera, igualito, no es que decimos: “Ya somos personas de más de 40 años, ya no digo esto” (risas).
¿Son conscientes de que la canción “Gimme the power” se convirtió casi en un himno del rock? Su fuerte crítica al sistema político y su referencia a la corrupción me inspira preguntarte si pensás que la realidad de Latinoamérica ha cambiado desde que ese tema fue compuesto, hace muchos años atrás...
Tristemente no ha cambiado en nada. Es como un bajón, de cierta forma, que Gimme the power siga vigente. La cantamos hace más de 17 años. En ese momento era un retrato de lo que pasaba en nuestro país y era igual que lo que pasaba en otros países de Latinoamérica. Hace poco sacamos una película que se llama Gimme the power que explica muy bien la historia de la banda pero con todo lo que nos rodeaba: una dictadura secreta, callada e hipócrita. Ahora vuelve el partido que gobernó 60 años con esas políticas miserables y gana las elecciones. Muchas generaciones ni se enteran. Hay chavitos de 12 o 13 años que no conocen esa historia y una persona que no conoce su historia está condenada a repetirla.
Quizás los músicos del rock cargan con la mala fama de que son cascarrabias, malhumorados...
(Se ríe) Definitivamente no somos el prototipo o estereotipo del rocanrolero. Hacemos lo que queremos. Nuestros compañeros de edad, son unos señores pelones de traje, que se divierten la cuarta parte de lo que nos divertimos nosotros. Siempre andamos a las risas. El entorno, a bandas que son relativamente exitosas, las tratan como si fueran diplomáticos. Estamos como en un embudo rocanrolero y terminamos siendo los que se salen con la suya.
¿Cómo es Molotov de entrecasa?
Hacemos muchas cosas. Producimos bandas, hacemos producciones para películas, zapeamos con amigos, siempre relacionados a la música. Ahora estamos por poner un restaurant los cuatro que se va a llamar Frankie Loco. Estamos con el diseño del lugar, el menú... Se ha convertido en un proyecto al que nos dedicamos casi tanto como a nuestros discos. Ese va a ser el lugar de Molotov, un lugar “borracho-friendly” (se ríe).
Nosotros manejamos solitos nuestros horarios... Estamos todas las noches despiertos, somos bastante libres. Es una vida muy distinta a la de alguien que está en una oficina, más limitado.
Molotov la pasa bomba! Paradójicamente...
Correcto!. La pasamos bomba! (risas). Pero también en las artes hay que batallar. De repente la gente no se da cuenta de que la industria del disco ya no existe y entonces debemos tocar y dar más shows para poder vivir de esto. La tocada es la viajada, que se complica cada vez más y de repente tanta cosa se vuelve una pesadilla. Aparte todos estamos cumpliendo y pasando los cuarenta y no es lo mismo que hace veinte años. Pero nos encanta tocar. Cuando estamos en el escenario, pues, a la chingada con todo!.