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Cuando se trata de escuelas de jornada completa, el presupuesto asciende a los 5,40 pesos.
1 DE Abril 2013 - 09:38
Una gran voluntad y mucha imaginación; es lo que necesitan los docentes de las escuelas públicas en las que los niños que asisten a los regímenes de jornada simple deben almorzar con un presupuesto de $4,60.
Si se trata de escuelas de jornada completa donde reciben desayuno y almuerzo el presupuesto se eleva a los $5,40.
Con importes tan reducidos, pero que están propuestos en el denominado Plan Provincial de Nutrición y Protección del alumno que depende del Ministerio de Educación de la Provincia, es razonable que en un almuerzo, por ejemplo, un niño solo pueda consumir 50 gramos de carne que acompaña un platito con polenta.
Es razonable también que un importe que solo ronda los $5 por comida, ningún chico pueda repetir la ración y que tampoco pueda acompañar la comida con un jugo y muchísimo menos con una gaseosa.
Sin embargo, las maestras y encargadas de los comedores estiran el presupuesto para que el almuerzo incluya también un postre, que por lo general lo constituye un pedacito de dulce de batata, una tacita de arroz con leche o una fruta pequeña.
Menú y presupuesto previstos
Mery Zabala es directora de la Escuela de Frontera N§ 3 de Tartagal a la que asisten 980 chicos (731 de la primaria y el resto de las salitas de nivel inicial).
La Escuela de Frontera es, junto a la escuela Coronel Vicente de Uriburu, el establecimiento escolar primario de Tartagal más requerido por los padres. La jornada completa de los chicos es los que muchos padres eligen porque los niños están contenidos toda la mañana y gran parte de la tarde; esto implica que reciban el desayuno a los 8.30 y el almuerzo a las 12.30.
No a la leche
“Tres días a la semana los chicos desayunan mate cocido y dos días chocolate, aunque hay muchos niños que prefieren siempre el mate cocido a la leche chocolatada por una pauta cultural”, explica la docente.
Dicho en otros términos, los chiquitos no conocen la leche y eso hace que prefieran el mate cocido.
Zabala agrega que “es desde el plan provincial de nutrición y protección del alumno desde el cual emanan las directivas que tenemos que acatar en cuanto a la alimentación de los niños. Teniendo en cuenta el presupuesto disponible, siempre tratamos de compensar y si, por ejemplo, desayunan un chocolate, podemos hacer una comida más liviana al mediodía y un postre como una gelatina. Pero si un día desayunan mate cocido y el almuerzo es un salpicón, tratamos de reforzarla con un arroz con leche o mazamorra como postre”.
Como el presupuesto no alcanza para un jugo o una gaseosa que acompañen el almuerzo, éste debería ser provisto por la familia de los niños pero, de todas maneras, en esta escuela los chicos siempre tienen un vaso de jugo porque los docentes trabajamos para proveérselos.
En cuanto a repetir la ración, es posible solo si la comida que se preparó ese día alcanza pero no es lo que indica el gobierno escolar que nos indica una ración por cada nene”.
Desayunos y meriendas con $1,40
María Cristina es directora de otro de los establecimientos de mayor matrícula en Tartagal, la escuela Armada Argentina, que recibe a chicos de todos los barrios sur y de Villa Saavedra.
La docente explica que “una semana adelantada vamos programando el menú que vamos a darle a los niños la semana siguiente. En esta escuela tenemos el beneficio de poder ofrecerles a los niños el refrigerio y el almuerzo; para el primero tenemos un presupuesto para 270 chicos, pero en realidad lo reciben la totalidad de los niños de los turnos mañana y tarde a quienes les damos el desayuno y la merienda”.
María Cristina explica que los alumnos que asisten a los turnos tanto mañana como tarde, y que reciben el almuerzo en forma diaria, asciende a los 986 chicos; en la escuela hay muy pocos chicos que tengan que comer un almuerzo diferente por razones de salud por lo que prácticamente la totalidad comen en la escuela”.
Justamente el lunes próximo un equipo de nutricionistas del Ministerio de Educación, que debe asesorar a los docentes en cuanto a alimentos, raciones y el menú para los niños, tiene previsto reunirse con los encargados de los comedores y los directivos de cada escuela. Pero la iniciativa de asesorarlos en cuanto a una mejor alimentación choca con la realidad porque los nenes de escuelas públicas de Salta deben comer con un presupuesto de $4,50. Y que para el desayuno o la merienda de los niños -sea que asistan al turno mañana o al turno tarde- el presupuesto establecido es de tan solo $1,40.
Con un presupuesto tan reducido los docentes hacen poco menos que magia para hacer alcanzar la comida y, como relata María Cristina, “cuando la fruta se pone cara, en lugar de darles dos días a la semana les damos un solo día porque si nos pasamos del presupuesto lo tendríamos que pagar de nuestro bolsillo”.
Aumentos de precios, un problema sin solución
Los comedores escolares deben sufrir los vaivenes de los precios de los productos. En este sentido, para los encargados de esas entidades, el abastecimiento en muchos casos se torna casi imposible.
En tanto, las necesidades de los chicos van en aumento. Esta realidad impacta especialmente a los niños que concurren a los establecimientos del interior provincial.
Las chicos de escuelas del interior y de los barrios periféricos de la ciudad están entre las más afectada.
Sin aumentos
Otro de los grandes problemas con los que se deben enfrentar los encargados de los comedores son que los presupuestos se ajustan un par de veces al año, pero el precio de la mercadería sube todas las semanas, afirma otra docente de una escuela periférica a la que asisten niños de familias de muy escasos recursos.
“Lo ideal sería que el equipo nutricional de la provincia venga más seguido pero, sobre todo, que se aumente el presupuesto para que estos niños tan humildes puedan alimentarse como debe ser y así tener el rendimiento escolar que todos anhelamos”, manifiesta otra maestra de primer grado.
Estadística
Según datos provenientes de la Dirección de Estadísticas e Información en Salud, organismo dependiente del Ministerio de Salud de la Nación, desde 2011 Salta está entre las cinco jurisdicción del país con la tasa de mortalidad infantil más alta después de Formosa, La Rioja, Corrientes y Tucumán.
El informe realizado por Fundara indica que esa tasa se había reducido un 10% entre 1995 y 2007; pero que desde entonces la política social casi se ha estancado: solo logró bajar un 1% entre 2007 y 2011. Esta situación se agrava mucho más si se considera a sectores más desprotegidos como lo es el caso de los pueblos originarios.
Frutas, cortadas por la mitad
Las directoras consultadas son muy prudentes para referirse al tema; sin embargo, las docentes que piden reserva en su identidad cuentan más detalles sobre cómo se las arreglan para que los niños puedan comer durante la semana.
“Cuando se compran frutas, si las manzanas o las bananas son grandecitas, las cortamos por la mitad y le damos una mitad a cada uno; cuando algunos niños faltan aprovechamos para distribuir lo que queda de comida entre los chiquitos que están presentes. esta es la única manera que tienen de “repetir”, cuenta una docente de educación especial.
Impotencia
“A veces la comida es muy rica como cuando las cocineras preparan un guisito sabroso; nos duele mucho decirles que no hay más cuando los nenes nos piden pero es la triste realidad”, afirma una maestra jovencita, recién ingresada a la docencia, a la que los ojos se le llenan de lágrimas cuando relata esto.
Seguramente los años la irán “fogueando” y con el tiempo, tal como le sucede a los maestros de más antigedad, esta situación le parecerá normal.