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Tamales, humitas, locro y empanadas forman parte de una postal que se repite a lo largo y ancho de los valles de Lerma y Calchaquíes.
21 DE Julio 2013 - 07:30
De etiqueta o de delantal, los emprendedores gastronómicos de los valles de Lerma y Calchaquíes desarrollaron una economía, que se convirtió en los últimos años en la base de sustento de miles de familias.
Muchos adaptan sus viviendas los fines de semana para recibir a los comensales, otros abrieron patios criollos y están quienes decidieron poner en funcionamiento comedores al estilo tradicional o instalaron puestos de venta en ferias comunitarias.
A todos ellos los une el impulso de no sentarse a esperar las oportunidades, sino de salir a buscarlas aprovechando el creciente flujo de turistas que llegan a la provincia, para empaparse de la cultura local. A esa corriente, hoy se suma un importante sector de salteños que opta por recorrer las localidades del interior en busca de espacios de esparcimiento y para disfrutar de las especialidades que propone la cocina norteña. Es una forma económica y divertida de gozar de los atractivos que atre al turismo internacional y que, sin embargo, mucha gente nacida en esta tierra no conoce en profundidad.
La ruta de la empanada
Si se transita la ruta nacional 68, desde la Capital unos 15 km hacia el sur, Cerrillos abre la puerta del fascinante mundo de las comidas regionales. Ya en el tramo conocido como la Recta de Cánepa comienzan a vislumbrarse a ambos lados del camino negocios que invitan a probar las típicas empanadas salteñas. Eso sí, al aire libre o bajo el techo de un improvisado quincho.
Ingresando a la zona urbana de la localidad, puede verse a las empanaderas con sus de hornos de barro o de chapa al costado de la avenida San Millán. Los fines de semana, estos pequeños puestos de venta se convierten en una parada obligada para quienes recorren el Valle de Lerma.
En la plaza principal se ofrecen tortillas al rescoldo, bollos caseros y especialidades dulces y saladas.
Unos siete kilómetros más adelante, el pueblo de La Merced hace gala de sus tamales, cuya fama trascendió las fronteras de la provincia.
Otra localidad que puso el acento en el desarrollo de la gastronomía regional es El Carril, ubicado a 37 km de la Capital. La promoción de este rubro se ha transformado en una política municipal. Esto queda plasmado en la gran cantidad y en la variedad de comedores, restaurantes y puestos de venta de comida callejera que existen en la localidad. La comuna encaró, además, la restauración de la vieja estación de trenes, donde en la actualidad funciona una feria artesanal y se realizan periódicamente certámenes de las diversas especialidades de la comida regional.
La postal gastronómica en la que resaltan el locro, la humita, la empanada, los tamales y los pasteles de choclo se repite en Chicoana, Coronel Moldes, San Lorenzo, Campo Quijano, La Silleta y La Caldera.
Es así que la gente del interior rescató del arcón las recetas ancestrales y las transformó en valiosas herramientas de sustento y progreso. Su labor, sin dudas, configura la esencia de la salteñidad.
San Lorenzo. A la entrada de la villa, la dupla conformada por Napoleón Serapio y Rosa Vilte ofrece los incomparables quesillos, que se pueden degustar con dulce de cuaresmillo. |
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La Silleta. En el comedor de campo El Farol, de Marcelo “Yuyo” Ovando, se puede degustar quesos criollos saborizados, pan con cerveza y nuez, y vino de mistela rojo hecho en la región, además de locro y empanadas. |
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Campo Quijano. A dos cuadras de la plaza principal en Doña Cleme, atendido por su dueña, Clementina Cari, los clientes tienen la oportunidad, además de las especialidades, de saborear platos tradicionales de Campo Quijano. |
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El Carril Ana Laura y Agostina atienden con esmero y dedicación el restaurante Papabuelo, que está ubicado frente a la vieja estación. Allí ofrecen empanadas, tamales, estofados y carnes asadas al mejor estilo de los criollos. |
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Cerrillos En la feria de la plaza Serapio Gallegos, todos los fines de semana, la “Turquita” Liliana Espinoza ofrece picante de lengua, empanadas y escabeches diversos elaborados por sus manos y con productos de la zona. |
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La Merced Tres generaciones de la familia Pistán, en su casa ubicada sobre la ruta nacional 68 y frente al hospital local, continúan con la tradición de preparar con ingredientes propios de la región los ya afamados tamales del Valle de Lerma. |