El perito en criminalística Roberto Locles se negó ayer a declarar en la primera audiencia del juicio oral en su contra por presuntamente adulterar la bala que mató al militante del Partido Obrero Mariano Ferreyra, durante una junta de expertos para determinar si el proyectil había rebotado en el asfalto o ingresado directamente en el cuerpo de la víctima.

Ante el tribunal oral número 16, Locles -de 76 años- anunció que recién declarará “al final del juicio”.

Los jueces Gustavo González Ferrari, María Cristina Bértola e Inés Cantisani juzgan a Locles por la supuesta deformación del proyectil que mató a Ferreyra el 22 de febrero de 2011, durante una pericia ordenada para determinar si la bala calibre 38 había rebotado en el piso (como finalmente se probó) o si había sido disparada en línea horizontal hacia el cuerpo del militante del PO.

Apenas iniciado el juicio, la defensa de Locles planteó la nulidad de la acusación por “violación a las garantías constitucionales y la defensa en juicio”, e invocó la “teoría del fruto del árbol venenoso” para reclamar la inmediata absolución del perito.

La defensa de Locles argumentó aspectos formales para pedir la nulidad del proceso, lo que fue rechazado por el tribunal.