Luego de que el Gobierno destine a 4000 gendarmes para reforzar el Operativo Centinela en la zona más caliente del conurbano, no tardaron de llegar denuncias de que los efectivos prestan sus servicios en malas condiciones.
El ex gendarme Raúl Maza, quien encabezó la protesta salarial en octubre del año pasado y fue desplazado de la fuerza, aseguró que los efectivos no cuentan con insumos básicos para desarrollar su actividad. Maza difundió una foto en la que se observa a un grupo de gendarmes acostados todos juntos, casi amontonados, en una supuesta hora de descanso.

“Sabemos que nuestros camaradas carecen de chalecos antibalas acordes para cumplir con su peligrosa misión, que los viáticos prometidos no llegan en tiempo y forma, que es muy difícil alquilar lugares por 45 días”, enumeró Maza en su cuenta en Facebook. El ex gendarme destacó también que hay serias dificultades para encontrar lugares donde higienizarse, alimentarse y descansar en horas de servicios.

Unos 4000 gendarmes fueron destinados al cordón del Gran Buenos Aires, muchos de ellos llegados de Salta y Jujuy. Maza culpó al Gobierno por tomar medidas contra la inseguridad luego de la derrota en las elecciones primarias, y señaló que el desplazamientos de efectivos “libera las fronteras para el crimen nacional y transnacional”.

Según la medida oficial, en los próximos días se completarán el relevo de gendarmes en el área metropolitana y el establecimiento de un dispositivo preventivo con 6000 efectivos de Gendarmería aportados por destacamentos móviles -la reserva táctica de esa fuerza federal de seguridad- y otras unidades del interior del país. Esos uniformados reemplazarán a los 3500 que actualmente prestaban servicio en la zona, con un aumento estimado en 2500 hombres con relación al actual operativo, llegados casi todos del norte del país.