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El Atlético de Madrid se coronó ayer campeón con solo empatar frente al Barcelona, después de 18 años de sequía.
18 DE Mayo 2014 - 01:11
El merecido campeón. El Atlético de Madrid, con un gol decisivo del uruguayo Diego Godín, se proclamó ayer campeón de la Liga española luego de dieciocho años, tras arrancar un épico empate con el Barcelona en el Camp Nou (1-1), en el decisivo último partido del campeonato entre los dos candidatos.
Pese a quedarse sin Diego Costa y Arda Turan y ver cómo el Barcelona se adelantaba con un golazo del chileno Alexis Sánchez (33), un remate de cabeza de Godín (49) elevó a la gloria al equipo dirigido por el argentino Diego Simeone.
Con 90 puntos, el equipo rojiblanco quedó por delante del Barcelona (2º con 87 puntos) y el Real Madrid (3º también con 87), los dos gigantes del fútbol español que se habían repartido el título de la Liga en los últimos diez años. Es el décimo torneo ganado por el Atlético en su historia.
Con un presupuesto cuatro veces menor a los de sus rivales, el triunfo recompensa la espectacular temporada de los hombres del Cholo Simeone, que pueden convertirse el próximo sábado en Lisboa frente al Real Madrid en campeones de Europa por primera vez en su historia.
Los colchoneros no se llevaban el trofeo doméstico desde la temporada 1995-1996 cuando, con Simeone liderando el centro del campo de ese equipo, consiguieron el doblete de la Liga y Copa del Rey.
Líderes desde finales de marzo, los rojiblancos podrían haber resuelto el título la semana pasada ante el Málaga en su propio estadio, pero el empate 1-1 aplazó el desenlace a un duelo por el campeonato en el Camp Nou frente al Barcelona.
Tras una temporada muy irregular, los hombres del argentino Gerardo Martino solo necesitaban una victoria en esta última jornada de infarto para hacerse con su séptima liga en diez años.
Con un imponente ambiente en el Camp Nou, lleno hasta la bandera, el Atlético salió aguerrido al césped pero la mala fortuna se cebó con los rojiblancos, que en cinco minutos se quedaron sin dos de sus jugadores más determinantes: el delantero hispanobrasileño Diego Costa, máximo goleador del equipo, y el centrocampista turco Arda Turan.
A pesar de ello, los rojiblancos siguieron dominando el encuentro hasta pasada la media hora cuando el chileno Alexis Sánchez, en una jugada aislada, abrió el marcador con un latigazo que se coló inapelablemente por la escuadra del belga Thibaut Courtois.
El mediocampista Cesc Fábregas, que había dejado en el banquillo a Xavi, centró un balón interior hacia Messi que, desaparecido hasta entonces, la dejó con el pecho al chileno que, sin apenas ángulo y presionado por Miranda, perforó la red rojiblanca levantando la euforia del Camp Nou.
Sin embargo, los de Simeone volvieron a hacer gala de coraje.
La gloria estaba reservada al central uruguayo Godín que en un tiro de esquina saltó por encima de toda la defensa y con un potente remate de cabeza anotó el gol decisivo.
El pitazo final despertó la euforia de la plantilla colchonera, ovacionada incluso por el Camp Nou.
Una ovación solo del primer mundo para el Aleti
La locura invadió los corazones del plantel del Atlético, cuando el árbitro pitó el final del encuentro que los consagró ante el Barcelona. En medio, una particularidad: la mayoría de los simpatizantes catalanes dedicaron aplausos al cuadro visitante, que se ganó el merecido reconocimiento. Y fue recíproco, porque el Cholo hizo lo mismo, agradeciendo el gesto.
Es difícil que en Argentina y toda Sudamérica se vea en una cancha un gesto como éste, por eso hay que mencionarlo.
Hubo mucho en juego en el Camp Nou, pero los simpatizantes culés no dudaron en aplaudir de pie al merecido campeón, pese a que quedaron con las manos vacías.
Dejando por un instante los festejos de lado, Diego “Cholo” Simeone se puso un alto a sí mismo y también chocó las palmas de sus manos enfocándose hacia el público, por lo que el reconocimiento fue recíproco.