Juan Mauri fue uno de los mejores refuerzos del fútbol salteño en el presente año. Llegó a Salta prácticamente como un desconocido desde La Pampa por el ojo clínico de Salvador Ragusa. El DT le dio confianza de arranque y el aporte del volante, junto con el de Héctor López, fueron desequilibrantes para la remontada que experimentó el albo en el último semestre y que lo llevó a salvarlo del descenso en la temporada pasada. Casualmente, ambos fueron duramente sancionados y son los únicos jugadores de la base del plantel anterior con los que aún la dirigencia no pudo llegar a un acuerdo.

La reprochable reacción de Mauri en el final del encuentro del play-off contra Guillermo Brown, en Puerto Madryn (una descalificadora trompada al defensor Franco Flores al momento de extenderle la mano para saludarlo), terminó marcándolo en su carrera. Inevitablemente, tanto su continuidad en Gimnasia como su posible desembarco a otro club serán circunstancias que estarán condicionadas a aquella falta disciplinaria. Tendrá que purgar cinco fechas, lo cual implica un mes sin competencia, y no será fácil que cualquier club esté dispuesto a ceder ese hándicap al contratarlo.

El jugador arribaría el lunes a nuestra ciudad y la dirigencia le ofrecerá un contrato “especial” por las cinco fechas de suspensión que arrastra desde aquella fatídica definición de play-off. Y esto presume que el jugador tenga que resignar algún número (indirectamente, como una sanción disciplinaria interna), al menos, por el primer mes. En diálogo con El 

Tribuno, Mauri expresó al respecto: “Todo es conversable. El DT me dijo que quería que yo siga, pero hablando veremos qué sucede. Por aquella reacción que tuve no quedé bien visto en el fútbol, me marcó, me limita mucho. No pasa un día que no me arrepienta por lo que hice. Me joderé por boludo. Opaqué todo lo bueno que venía haciendo. Donde voy me presentan o me recuerdan como el hombre de la piña”, se despachó.