Se le quiebra la voz y las lágrimas comienzan a transitar por un rostro manchado entre el sudor del sacrificio y el barro de la competencia. Pero una sonrisa gana la pulseada y todo se transforma en felicidad: Pablo Copetti lo logró, no solo pudo terminar el Rally Dakar 2017, sino que además se convirtió en el único argentino en llegar al podio.

La mezcla de sensaciones no es para menos, llegó al parque cerrado de Río Cuarto con su dedo pulgar roto, ese operado hace un mes y que en un principio lo había dejado fuera de esta competencia. Es verdad, llegó muy lejos de Sergey Karyakin e Ignacio Casale, pero la con la tranquilidad de saber que el polaco Rafal Sonik no lo iba a alcanzar.

Saluda a la gente, se mete en el bolsillo a sus colegas y llega al rincon donde se amontonan los periodistas de todo el mundo, es la hora de agradecer y festejar.

"Cuando uno trabaja todo el año duro y ve que estás a punto de quedarte afuera, sacás fuerzas de no sabés dónde, corrés con dolor, con el dedo que no sabés cómo te va a quedar y lo importante fue que lo logramos", dice.

"Ahora lo único que quiero es relajarme un poco, tras un muy duro Dakar", completa.

Luego, el cordobés queda a solas con Alentandooo y cuenta una intimidad: "Ayer (el viernes) cuando quedamos terceros en la general fue soñado, habíamos trabajado todo el año para esto, todo el Dakar, y en algunos tramos, se nos había ido para atrás la clasificación. Tuvimos que remontar desde la etapa cinco en adelante".

Entre salir cuesta arriba por algunos problemas y la cancelación de otras dos etapas, a Copetti se le hizo tan cuesta arriba como la lesión en uno de sus dedos y en esta también salió a flote. Respecto a las dos cancelaciones de etapas por el clima, el número 263 indica: "Yo prefiero correr siempre, pero hubo etapas que se cancelaron por el tiempo, contra eso nada se puede hacer".