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Osvaldo Gross y Pablo Massey llegan este fin de semana a Salta con masterclass y técnicas para una buena cocina.
Gastronomía en clases magistrales.
17 DE Agosto 2017 - 21:14
El placer por los sabores, aromas y texturas de la comida, las formas más adecuadas de combinar los alimentos y el aprovechamiento de lo que la naturaleza ofrece en cada temporada del año son parte fundamental de la magia de quienes transforman los productos en platos que deleitan desde la mirada.
Esa es, justamente, la propuesta de la Feria Abasto Gourmet que comienza hoy en Salta y que, hasta el lunes, convertirá al Centro de Convenciones en un “degustómetro” único.
Durante cuatro jornadas acercará innovadoras propuestas para todo tipo de paladares ya que se podrá encontrar más de 80 stands de comidas con degustación y productos gourmet, túneles de vino con degustaciones gratuitas de las mejores bodegas argentinas, foodtrucks, juegos y trivias para divertirse y ganar, cervezas artesanales y un privilegio único: masterclasses de los chefs internacionales Osvaldo Gross, Pablo Massey, Takehiro Ohno y como representante regional el tucumano Rodrigo Amarillo.
Según lo programado para las clases de cocina, que se dictarán siempre a las 22, hoy será el turno para el chef Ohno, mañana lo hará Gross y Massey el domingo. Amarilla, por su parte, enseñará sus técnicas de cocina y la revalorización de ingredientes locales del NOA.
No estarán ausentes las curiosidades en este megaencuentro, con un sector de juegos donde los participantes podrán probar su suerte para ganar premios gastronómicos.
Será Takehiro Ohno quien hoy abrirá la gran fiesta gourmet. Este chef japonés que asegura que “la Argentina es mi lugar, el que elegí para vivir”, visitó El Tribuno en su segundo viaje a Salta después de 20 años, cuando llegó a estas tierras como mochilero, compró un poncho salteño que fue furor en sus viajes a Nueva York y del que habla orgulloso porque se siente muy argentino.
Para Ohno, nacido en Japón y que tuvo un paso muy importante por España, que lo convirtió además en un experto en comida vasca, enseñar a preparar alimentos en su especialidad no es una finalidad única que empieza y termina en las técnicas y detalles de los platos, sino que lo primordial es transmitir valores, hablar con su auditorio de su experiencia de vida y retroalimentarse de los otros. Por eso cuenta sus vivencias, sus fracasos y sus logros.
¿Qué significa salir de Japón a los 25 años, pasar por Europa y recalar en Argentina?
Mucho, pero fundamentalmente me preocupa entregar a la gente esa fuerza que yo sentí para superar la distancia, el alejamiento de la familia, mi cultura... Por eso este viernes en la feria gourmet de Salta voy a hablar con la gente de mi filosofía de vida y, además, cocinar.
¿Cuál es la mejor forma de comer y de cocinar?
Con lo propio, con lo que la naturaleza de cada región ofrece, no con cosas importadas. La cultura gastronómica argentina creció muchísimo y el interés por conocer más también. La comida japonesa tiene como base las verduras, los cereales, no solo pescado como se cree erróneamente.
¿Cuál es su objetivo a la hora de enseñar a cocinar?
Que los detalles queden arraigados en lo que prepara la familia. Que una señora incorpore lo que pude enseñar y eso se transmita por años, que guste.
¿Cuál será la propuesta de hoy en la feria Abasto Gourmet?
Elegí trabajar con mucho verde, también algo de pollo, que es accesible, pero buscando que nos animemos a incorporar formas nuevas de prepararlos, de condimentarlos y conocer productos que pueden hacer de un plato algo diferente.
También con Gross
Con su conocida serenidad y voz pausada, Osvaldo Gross traerá a Salta su especialidad: la pastelería. Este geoquímico santafesino que dejó esa profesión para dedicarse a los postres, sorprende por la perfección de sus preparaciones y anticipa a El Tribuno que esta feria es integradora, con productores locales y la presencia de los chefs, cada uno con sus particularidades para ofrecerlas a los salteños.
El boom de la cocina en los medios y la comida como motivo de charla, ¿es una moda o el interés de alimentarnos mejor?
Está muy de moda hablar de cocina, buscar restaurantes especializados y aprender a cocinar. Particularmente doy decenas de clases en el interior y en países vecinos y esto, llamativamente, nos fue transformando en una suerte de “rockstar”. La gente nos sigue, organizan algunos meet and greet (encuentros para conocer y saludar) para estar más cerca del chef. Como soy por sobre todo un docente, la gente que trabaja con mis recetas busca el contacto para superar dudas y aprender.
La revalorización de la cocina parece una vuelta a los tiempos de nuestras madres y abuelas y a la comida sana...
Efectivamente, creo que se está volviendo a cocinar en la casa porque permite evitar cosas envasadas, elaboradas con químicos. Cocinar en casa abre la puerta a lo sano y a aprovechar lo de estación, con mejores precios y calidad. Los menús del día a día también nos llevan a recorrer mercados y elegir. Nosotros, desde la pantalla, contribuimos a utilizar u optimizar esos productos.
Las variaciones que aportan como expertos, ¿se adecuan a los productos propios de cada región?
Así es, y esto se da con fuerza en la comida de todos los días. En la pastelería, que es mi especialidad, hay elementos base que son universales y busco adaptar las cremas y rellenos, entre otros detalles, con frutos y elementos propios de cada zona. La gente quiere aprender, en mi caso, cómo lograr bizcochuelos esponjosos, cremas perfectas y técnicas de base. En cuanto a la decoración y presentación, influirá el criterio de autor, la creatividad.
El amor por la cocina, ¿se incorpora como herencia familiar o se puede adquirir?
Probablemente en la cocina salada es más sencillo ir probando y aprender. Hay que hacer de la cocina un lugar más funcional, compartir preparaciones simples con la familia o con amigos mientras se degusta una copa de vino. Cuando se ven los resultados se comienza a pensar en variaciones para crear nuevos platos. En el tema postres se necesita más técnica y conocimiento. A la pastelería se entra cuando nos animamos a mezclar. Por ejemplo, si compramos helado, se puede incorporarle frutos de estación sarteneados con un poco de azúcar, o le agregamos una salsa de caramelo o de arrope de higo y hasta un toque de ron. Esos simples elementos cambiarán el postre del día.
“Enamorar” de la cocina a los chicos sería una buena medida para aprender no solo a cocinar sino a comer bien...
Es bueno, pero con los niños hay que tener muy en cuenta que no haya filos en la cocina, ni que trabajen con cosas calientes.
La pastelería se brinda perfectamente a los niños y sugiero, por ejemplo, preparar muffins y galletitas, que son simples y divertidos para que ellos los hagan y decoren. Es hacer pequeños budincitos personalizados. Estos los integran y ellos se divierten mientras aprenden.
¿Y cuál es su postre predilecto?
Los que tienen manzanas. Sean en tartas, strudel, hojaldres. Será por mi memoria olfativa y gustativa adquirida en mi familia, como seguramente nos pasa a todos porque recordamos la comida de nuestra casa.
Massey, el domingo
Este experto decidió construir su formación culinaria a fuerza de viajes y experiencias alrededor del mundo. Así, combinó estudios y trabajo en Francia, España, Australia e Italia, siendo este último destino su experiencia definitoria: aprendió los secretos de la cocina mediterránea, toscana y florentina y encontró su identidad culinaria.
Se desempeñó como asesor y diseñador de menús para importantes empresas internacionales, fue chef invitado de diversas celebridades y se forjó un espacio privilegiado en la televisión argentina, siempre cultivando su costado docente y formando a las nuevas generaciones.
¿Qué rol vas a tener en esta feria?
Cada vez que escucho que se están haciendo estas ferias gastronómicas en diferentes provincias me alegra mucho, y si me invitan me alegra más. Voy el domingo a dar una clase de cocina. Son dos recetas que yo uso en mi restaurante; recetas probadas, ricas, a las que cualquier persona puede tener acceso. Elijo un producto y le añado algún secreto, un toque personal. Es la primera vez que se hace en Salta, así que voy con mucha expectativa.
¿Qué tipo de público encontrás en este tipo de eventos?
Hay diferente tipo de público. Viene gente que cocina de manera profesional y gente que nos viene a ver como un entretenimiento. No sé si el cocinero amateur repetirá toda la receta que uno propone, pero a lo mejor descubre algo interesante para añadirle a su cocina cotidiana: alguna guarnición, una salsa, un método de cocción diferente. Yo me siento muy cómodo y por lo general son clases muy amigables.
¿La cocina es siempre un placer?
Considero que existe la cocina profesional, la de restaurante, la cocina diaria, hogareña y la cocina del que cocina a manera de agasajo a su familia o amigos, como pretexto de reunión y hasta diría como salida terapéutica. Esta última conexión con la cocina remite a reunión, a demostración de afecto.
Salta es una provincia de profundas tradiciones, ¿creés que en cuestiones de cocina regional está todo dicho o se puede innovar?
Para mí, lo que está bien hecho no hay que tocarlo. En mi restaurante tengo un máxima que es a la vez una bajada de línea: “Los éxitos no se tocan”. Los platos que ya está probado que la gente elige tienen que salir igual que el primer día. Podemos inventar una salsa nueva, una guarnición diferente, un acompañamiento original, un relleno con alguna especia nueva... pero los éxitos no se alteran. Los platos que están en el ranking de los más vendidos hay que cuidarlos mucho. En cuanto a los platos tradicionales, yo no innovaría un plato tradicional. Quizás buscaría, con esos ingredientes, hacer otro plato nuevo, de otra manera, pero al plato regional, si está bien hecho y ya es un clásico entre la gente, hay que cuidarlo y dejarlo como está, porque es lo que, en definitiva, gustó.