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En agosto superó los 300.000 millones de dólares y para fin de año representará el 58,7% del PBI.El déficit fiscal, el costo de los intereses y la inevitable quita de subsidios, los puntos que generan más alerta.
25 DE Septiembre 2017 - 00:00
"Él único que trabaja es Caputo: todo el día emitiendo deuda", dijo el jueves Cristina Kirchner sobre el Gobierno de Macri, apostando a la estrategia opositora de vincular el endeudamiento del país con un "ajuste feroz", como lo definió su exministro de Economía Axel Kicillof.
Sin embargo, desde la presentación del proyecto de ley para el Presupuesto 2018, el oficialismo defiende en cada oportunidad posible su estrategia financiera de emisión en vistas a que se estabilice a partir del año 2020 hasta lograr el "equilibro fiscal".
Para esto, el escenario más fuerte que tuvo el oficialismo en la semana que pasó fue la comisión de Hacienda en Diputados, donde el ministro de Finanzas, Luis Caputo precisó que la deuda pública total al 31 de agosto es de 302.700 millones de dólares, lo que implica que en el año creció casi un 5%.
En esa oportunidad, Caputo subrayó que el país "se está financiando a las tasas más bajas de la historia" y que hay un "boom de créditos". Destacó que el nivel de riesgo país "bajó de 1.400 puntos básicos a 375" debido a la "credibilidad" que el Gobierno despierta en los mercados internacionales y que "el crédito está siendo el motor de la economía".
El rojo del déficit
Por fuera de oficialismo u oposición, informes privados y economistas también hacen su análisis de la situación y si bien hay comparaciones con el nivel de deuda de 2001, prima más su aprobación. Sin embargo, desvían la atención hacia lo que consideran debería ser una mayor preocupación: bajar el déficit fiscal, el cual se ubica en torno al 7% del PBI al sumar al rojo presupuestario, los vencimientos de intereses y capital de los títulos públicos.
"A mí no me asusta el nivel de deuda de la Argentina, y sí me asusta el déficit fiscal. El camino del endeudamiento tiene que llegar porque no hay solución: hay déficit fiscal y hay que elegir cómo pagar. El que está diciendo que no quiere más deuda, está diciendo del otro lado que quiere un ajuste", es lo que considera Álvaro Pérez, asesor financiero de la consultora salteña Finex S.A.
"Más deuda es dilatar el déficit. Menos deuda es ir inevitablemente a un ajuste o un proceso inflacionario. Y la madre de una inflación es el déficit fiscal que, si no puede ser financiado con deuda tiene que ser financiado con emisión", fue su posición.
En ese mismo camino, para Pérez el mayor desafío inevitablemente es reducir los subsidios: "La reparación histórica con los jubilados, la suba de la base imponible de ganancias y la quita de retenciones llevaron al incremento del déficit fiscal. Lo que se aspira con estos puntos es motorizar algunos sectores de la economía. Es un equilibrio bastante justo pero lo que tienen que hacer ahora es bajar los subsidios pegándole de la menor forma posible al que menos tiene".
Efectivamente, la quita de subsidios está contemplada en el Presupuesto 2018 -podría llegar al 30%- pero en Diputados el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, evitó referirse al inminente tarifazo.
"Con respecto a las tarifas, ustedes van a contar acá en el Congreso con los ministros del área, va a ver el ministro (de Energía) Juan José Aranguren, va a venir el ministro (de Transporte) Guillermo Dietrich, porque son ellos los que determinan las modificaciones en las tarifas", fue la respuesta del titular de Hacienda a la pregunta de si subirían las tarifas de servicios públicos.
El peso de los intereses
"La decisión política volcada en el presupuesto muestra que desde 2009 no se destinó más de 10% del presupuesto de gastos a atender los intereses de la deuda, incluso llegando a sólo el 6,6% en 2016 (con el presupuesto realizado en 2015). Sin embargo, en 2017 el presupuesto aprobado superó en este ítem el 10%, cambiando la dinámica de la curva. Incluso, la propuesta realizada por el Gobierno Nacional para 2018 lleva ese guarismo al 14% del total del presupuesto general de gastos", fue la conclusión reciente de un informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), tocando otro de los temas sensibles de la toma de deuda.
Esto despertó el alerta de distintos sectores políticos entre los que se incluye el Bloque Justicialista que tiene al diputado nacional por Salta, Pablo Kosiner entre sus integrantes.
Según alertó el legislador, su sector está haciendo el seguimiento de dos puntos: el nivel de deuda en relación con el PBI y los gastos destinados a pagar intereses de deuda.
"Hay dos ítems a los que prestar atención. Primero que la deuda se venía manejando alrededor del 50% del PBI y a partir de este presupuesto pasa al 58,7% del PBI, lo cual es una cifra importante. El otro signo de alerta es el crecimiento de dinero que se utiliza para el pago de los servicios de la deuda, es decir los intereses. Esta cifra siempre estuvo por debajo del 10 por ciento del gasto y ahora supera ese porcentaje", alertó.
Sin embargo, consideró que el nivel de deuda actual "no es inmanejable" porque "más allá de las críticas que se pueda hacer a la gestión anterior, hay un tema que es objetivo y es que dejó un muy bajo nivel de deuda a la Argentina".
El espejo con los otros países
"Nuestro país tiene un nivel de deuda mucho menor que la mayoría de los países de la región y a medida que sigamos creciendo y baje más el déficit fiscal, esa deuda se irá reduciendo. Si se usa bien, la deuda es una forma de crecer mas rápido y revertir todas las carencias que nos han dejado tantos años de mala administración", escribió el diputado nacional por Cambiemos, Eduardo Amadeo.
La comparación es real en términos nominales, pero la diferencia más preocupante es la cantidad de intereses que paga el país, según lo advierte un informe del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA).
Según datos presentados en el Presupuesto, en el año 2017 la situación sería la siguiente:
-En Chile el stock de deuda pública ascenderá a 25% del PBI y pagará en el año como costo de ese financiamiento un 0,4% del PBI.
-La deuda de Perú equivaldrá al 26% del PBI y los intereses llegarán al 1,2% del PBI.
-En Argentina la deuda considerando sólo la contraída con privados y organismos internacionales llegará al 29% del PBI y los intereses serán del 1,8% del PBI.
"Estos datos muestran que el nivel de deuda privada y con organismos internacionales de la Argentina es similar al de los países más dinámicos de la región, pero su costo es sustancialmente más alto. Los intereses que paga el Estado nacional en relación al PBI son un 50% más altos que los que afronta Perú y 4,5 veces mayores a los que paga Chile", señaló.
"El Presupuesto 2018 subestima la magnitud del endeudamiento y el costo que generan las tasas de interés elevadas. Esto es consistente con la promocionada virtud de la gradualidad en el ordenamiento del Estado. Se pasa por alto que la contrapartida del gradualismo es mantener una presión tributaria asfixiante y promover un creciente y oneroso endeudamiento" concluyó.
La definición final del Presupuesto 2018 recién llegaría en diciembre, pero el endeudamiento para generar inversiones es una de las mayores apuestas del equipo económico de la gestión de Mauricio Macri y todo indica que seguirá concretándose en busca del ansiado equilibrio fiscal, pero el riesgo está a la vista.
"A partir de fines de 2018 veo una deuda pública ya en torno de los 60 puntos del PBI. Es un nivel demasiado grande para un país con bajo rating crediticio y una historia tan grande de defaults. Por eso en un año veo a la Argentina muy sensible ante cualquier shock externo desfavorable. Me llama la atención que este Gobierno lo único que haya hecho en materia de déficit fiscal, respecto del anterior, es cambiar la manera de financiarlo, de emisión monetaria a deuda", dijo el economista José Luis Espert a Ámbito Financiero, resumiendo de alguna manera el delicado camino económico que implica la deuda.