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Más de 147 millones de brasileños están llamados a las urnas para elegir al próximo presidente de la mayor economía latinoamericana, con el ultraderechista Jair Bolsonaro como claro favorito ante el izquierdista Fernando Haddad.
28 DE Octubre 2018 - 09:49
Aunque en los últimos días el candidato del Partido de los Trabajadores achicó la diferencia, el ex militar llega a la segunda vuelta con un 56% de la intención de voto contra un 44%.
Al margen de los números, cinco razones ayudan a explicar por qué lo que suceda hoy en Brasil será clave para toda la región.
El ascenso de Bolsonaro es el reflejo en América Latina del fenómeno mundial del populismo de ultraderecha. El ex militar de 63 años, conocido también como el "Donald Trump brasileño", es criticado por su hostil discurso nacionalista y por sus insultos contra mujeres, negros y homosexuales.
Bolsonaro suele hacer apología de la tortura y de la última dictadura militar (1964-1985), y se maneja con destreza en las redes sociales.
El ascenso de Bolsonaro gracias a un voto de protesta muestra los riesgos que afronta la joven democracia brasileña. Debido al hartazgo de la población por los escándalos de corrupción y la crisis económica de los últimos años, así como por la alta criminalidad, muchos brasileños piden incluso una intervención militar.
"Hasta la primera vuelta no habíamos comprendido del todo la magnitud del enfado de los brasileños", dijo el politólogo Mauricio Santoro, de la Universidad del Estado de Río de Janeiro. "Lo que ocurra en Brasil con la extrema derecha puede tener un efecto en toda la región", cree Santoro.
Brasil fue en la última década uno de los países claves para impulsar la protección del medio ambiente y la lucha contra el cambio climático. La potencia latinoamericana, que alberga la mayor parte de la selva amazónica considerada como "el pulmón verde del mundo", es uno de Estados firmantes del Acuerdo de París.
Bolsonaro ha señalado en varias ocasiones que están en contra de las áreas protegidas con fines medioambientales y su candidatura es apoyada por la llamada "bancada rural", el poderoso lobby agrícola que aspira a una mayor explotación de tierras para la agricultura y la ganadería a gran escala.
Grupos ecologistas temen que Bolsonaro impulse un desmantelamiento de las actuales políticas medioambientales. Entre otras cosas, "el candidato promete acabar con áreas protegidas y de alta vegetación, sobre todo territorios indígenas y comunidades 'quilombolas' (de descendientes de esclavos africanos), y atacar los derechos de esas personas", dijo a dpa el coordinador de Greenpeace para políticas públicas en Brasil, Marcio Astrini.
La elección es la oportunidad para que la presidencia recupere la legitimidad cuestionada desde la controvertida destitución de la mandataria Dilma Rousseff en 2016.
Junto con la operación anticorrupción "Lava Jato", dada a conocer en 2014, el "impeachment" es considerado por muchos como el desencadenante de la actual crisis institucional. Mientras el país se hundía en la recesión, el Congreso destituyó a Rousseff por controvertidas acusaciones de que su Gobierno maquilló el déficit fiscal, una práctica habitual en administraciones anteriores.
Los aliados de Rousseff denunciaron un "golpe parlamentario" y el Gobierno del conservador Michel Temer gozó desde el primer día de poca legitimidad. El nuevo presidente afrontará la difícil tarea de restaurar la confianza en las instituciones. Muchos críticos temen, sin embargo, que el perfil populista de Bolsonaro, en caso de ser elegido, contribuya a erosionar aún más la democracia brasileña.
Otra clave para recuperar la confianza en las instituciones será el futuro de la investigación que causó un terremoto político en Brasil a partir de 2014. "Lava Jato" es considerada como la mayor operación anticorrupción en la historia brasileña. El futuro de la investigación en Brasil también puede repercutir en otros países de la región, ya que la trama se extiende fuera de las fronteras brasileñas a través del caso de la constructora Odebrecht.
La investigación es celebrada por muchos como un hito, mientras que políticos afectados, como el popular ex presidente Lula da Silva, del izquierdista PT, consideran que se ha convertido en un arma política. La credibilidad de "Lava Jato" dependerá en buena medida de si la Justicia también castiga a otros políticos acusados, como Temer.
El presidente pierde su inmunidad el 1 de enero y podría afrontar al menos dos denuncias presentadas en 2017 contra él.
Las elecciones brasileñas sirvieron también para medir el continuo avance de las llamadas iglesias pentecostales en América Latina. Muchos observadores consideran la incursión del poderoso movimiento evangélico en política como una amenaza para la democracia debido a su discurso ultraconservador y sus campañas contra minorías sexuales.
Brasil, el país con el mayor número de católicos en el mundo, es considerado como el principal campo de batalla para las iglesias pentecostales. La llamada "bancada evangélica" aumentó su influencia en el Congreso tras las elecciones parlamentarias, celebradas el 7 de octubre durante la primera vuelta de las presidenciales. Se considera que el "voto evangélico" podría ser también crucial para el posible triunfo de Bolsonaro.
Fuente: Los Andes