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Nicolás Parma era el “cura Felipe” de Puerto Santa Cruz. Foto: Tiempo Sur.
La víctima, un salteño, hizo la denuncia en 2016 y la llevó hasta el Vaticano pero ante la falta de respuestas decidió acudir a la justicia ordinaria. El detenido era parte de la congregación de Agustín Rosa, también vinculado a estas prácticas.
8 DE Octubre 2018 - 16:57
Finalmente la policía logró ubicar al cura Nicolás Parma, párroco de la congregación de los Agustinos acusado en 2016 por abuso sexual en contra de un joven novicio que convivía junto a otros estudiantes, muchos de ellos también abusados por el ahora detenido.
La detención de uno de los personajes más buscados se produjo el fin de semana en la provincia de Tucumán.
El cura detenido está acusado de abuso sexual a menores de edad que convivían con él como novicios en la sede de la congregación ubicada en la provincia de Santa Cruz.
Se sabe que Parma era entonces el cura “Felipe” en la iglesia Exaltación de la Cruz, en la localidad de Puerto Santa Cruz, de donde, pese al escándalo que lo tiene detenido, se fue entre lamentos de la comunidad y hasta un homenaje del Concejo Deliberante de esa localidad. Así lo relató el diario Tiempo Sur.
Parma al ser descubierto su camuflaje en Tucumán terminó declarando ante la jueza de Instrucción Noelia Ursino.
Después de cinco horas el cura acusado de pedofilia no pudo conmover a la jueza que decidió ordenar su detención en la comisaría local.
La Justicia sureña tiene diez días para resolver su situación.
El cura Rosa Torino.
Los abusos en la iglesia Exaltación de la Santa Cruz se destaparon en 2016 cuando un novicio decidió contarlo a través de un testimonio que fue enviado al Vaticano.
Como no tuvo respuesta y la Iglesia no hizo nada, el joven acudió a la Justicia ordinaria y relató los pormenores de los abusos a los que sometían a los estudiantes.
El joven Yair (denunciante) tenía menos de 16 años cuando fue víctima del cura Parma. Hijo de una pareja de artesanos de Cafayate se había unido a la congregación en Salta, su provincia, y desde ahí lo mandaron hasta la localidad de Puerto Santa Cruz para que se convirtiera en sacerdote.
Durante su estadía hubo mucha violencia sexual, que incluyó a otros novicios. Cuando los abusos salieron a la luz, el padre “Felipe” fue llamativamente trasladado de apuro a un destino no develado. Durante todo este tiempo jamás se puso a disposición de la Justicia, el Vaticano lo mandó primero a Italia, anduvo por España y la semana pasada la jueza lo encontró en Tucumán.
Parma integra la congregación “Discípulos de Jesús de San Juan Bautista”, cuyo fundador es el salteño Agustín Rosa, también denunciado por haber abusado de varios novicios, pero además de enriquecerse con los fondos de la congregación. De las dos acusaciones, el Vaticano solo se preocupó por la segunda y por eso estuvo varios meses preso durante 2016. Hoy, Rosa Torino espera en libertad el juicio por abuso sexual.
Yair había contado que a los 14 años inició sus estudios como aspirante a novicio en la casa parroquial de la iglesia Santa Cruz, donde funcionaba el instituto creado por Rosa Torino. Según Yair, ingresó a la citada congregación a instancia de su madre, quien le manifestó que era una excelente oportunidad “para una buena educación y una sana juventud”. Sin embargo, al poco tiempo comprobó que nada de eso era real, con el agravante de que luego lo llevaron a la provincia de Santa Cruz para que continuara el noviciado en una de las casas fundada por el mentor de la orden. Yair contó con lujo de detalles el drama que vivió en el sur, donde fue víctima de abusos sexuales reiterados por parte de un colaborador de Rosa Torino, el padre Nicolás Parma. El joven declaró que junto a otros internos sufrió, además, humillaciones y malos tratos, y que por esta situación intentó suicidarse.
Luego de dos años de calvario logró retornar a Salta con la esperanza encontrar amparo en el padre Rosa Torino. Sin embargo, ocurrió todo lo contrario, ya que este también abusó de él y que esto pasó cuando le comentó que estaba afectado por una varicocele testicular. “En lugar de llevarme al médico, hacía que me baje los pantalones para revisarme y aprovechaba para manosearme”, dijo.
Las denuncias del joven finalmente encontraron eco y el esquivo cura párroco fue hallado a pesar que su captura demoró algo más de dos años.
Aún no fue imputado de cargo alguno, ya que la jueza que tiene al detenido a su disposición aún no se expidió sobre el fondo de la cuestión.