La agonía se estiró hasta más no poder y la lapidaria goleada recibida por Gimnasia y Tiro el pasado domingo en Chaco, ante Sarmiento de Resistencia, más el bajísimo rendimiento colectivo del equipo, la falta de respuestas de los jugadores y el desconcierto en el que estaba envuelto el entrenador Víctor Riggio fueron los elementos que necesitó la dirigencia, que se resistía al recambio de director técnico hasta ayer, para dar un golpe de timón necesario ante las urgencias de revertir el mal momento del millonario.

Gimnasia cayó por primera vez a zona de descenso directo tras la última derrota y se imponía con urgencia un volantazo, aunque también el mismo Riggio se aferraba a sus esperanzas de torcer la historia y encontrar en rumbo. La cabeza de un grupo suele ser el primer fusible que se cambia cuando la mano viene torcida, y es más fácil cambiar a un DT que a varios jugadores de un plantel, esa es una verdad de perogrullo.

Pero también es cierto que el Tano, sus decisiones erráticas en la inclusión de jugadores y el aporte a la confusión general con las variantes que implementaba constantemente eran apenas un eslabón en la cadena de responsabilidades, en la que también les cabe una cuota del mismo valor a los futbolistas, sobre todo a aquellos que llegaron a comienzos de temporada, no como la apuesta a futuro que se encontró en las bases, en la cantera y en aquellos jóvenes que llegaron como promesas, sino con mayor chapa y jerarquía que el resto; como ser Matías Rosso, Ezequiel Riera, Sergio Salto y Diego Martínez. 

Tras una reunión que solo contempló a los integrantes de la comisión directiva en el atardecer del lunes en la sede de calle Vicente López, los dirigentes del albo tomaron la decisión, por voluntad de la mayoría, de rescindir con Riggio para ver si se logra descomprimir las tensiones y los jugadores pueden canalizar de manera positiva el cambio de aire. Y ahora le trasladaron toda la responsabilidad al grupo de jugadores y a Daniel Ramasco para torcer el rumbo esquivo.

También fue casi unánime la elección del nuevo entrenador, que tendrá, por ahora, un interinato hasta fin de año, para hacerse cargo del primer equipo en los cuatro partidos de la primera ronda que restan hasta fin de año (Altos Hornos Zapla este domingo a las 17.30 en el Gigante del Norte; San Martín, el sábado 24 en Formosa; Boca Unidos, el 2 de diciembre en Salta, y Chaco For Ever, el 9 en Resistencia).

Ramasco, el elegido
La condición de “hombre de la casa”, su ascendencia con varios de los futbolistas del plantel, su experiencia adquirida como mánager y DT de la primera local y la confianza de los directivos inclinaron la balanza para que sea Ramasco el que agarre la brasa más caliente que le tocará tomar a Gimnasia en los últimos años, cuando el descenso es una posibilidad. 
La continuidad del exvolante albo más allá de estos cuatro partidos, pensando en la reválida del Federal A que se jugará
en 2019, quedará supeditada, más que al trabajo, a los frutos recogidos, a la productividad y a los resultados, en tiempos en los que prima la urgencia por zafar del “infierno” de un posible descenso al Regional Amateur Federal más que otra cosa.
“Ramasco siempre estuvo adentro del proyecto. Creemos que es su momento. Tendrá un desafío durísimo, pero creemos que saldremos adelante”, expresó el vicepresidente de Gimnasia, Juan Carlos Ibire, en diálogo con El Tribuno.