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Con carteles y banderas, adolescentes y adultos participaron de un pulserazo frente al colegio Santa María. Andrés Mansilla
Integrantes de diversas organizaciones hicieron un pulserazo y un banderazo frente al colegio Santa María, donde se denunció un caso de homofobia.
15 DE Diciembre 2018 - 00:55
La calle Coronel Suárez se vistió ayer con los colores del arcoris, que representan la lucha por los derechos de la comunidad LGBT. Con banderas, carteles, cantos y pedidos en lenguaje inclusivo, miembros de colectivos, movimientos feministas, organismos y estudiantes de secundaria llevaron adelante un "pulserazo" contra la discriminación frente al colegio Santa María, donde se investiga una denuncia de homofobia contra un alumno y cuatro compañeros que se solidarizaron con él fueron sancionados. Destacaron la importancia de visibilizar estos reclamos en la calle.
Bajo la consigna "la homofobia no es una opción", adolescentes, jóvenes y adultos se dieron cita a partir de las 10 en la institución donde, según la denuncia, las autoridades cuestionaron a un alumno por usar una pulsera con los colores de la bandera LGBT e indagaron en aspectos de su vida privada.
Enzo Veleizán, referente de la Coordinadora de Estudiantes Secundarios de Salta (Cessal), expresó que participaron para demostrar su apoyo a Santiago Coraita, el estudiante que denunció discriminación, y a sus compañeros. A cuatro chicos del curso les habían dado el pase a otro colegio porque hicieron publicaciones en las redes sociales para apoyar a su amigo y, en una de las imágenes, se veía la señal de fuck you con el símbolo del colegio. Sin embargo la medida se retrotrajo tras la difusión del caso.
Veleizán dijo: "Repudiamos la vulneración de los derechos de los alumnos y salimos en su defensa".
Consideró que si los organismos y los medios "no hubieran visibilizado este caso, todo hubiera quedado en la nada, entre cuatro paredes", y agregó: "Cuando nosotros hablamos y salimos a la calle es cuando las autoridades reaccionan y accionan".
Los adolescentes llevaban carteles que decían: "No hables de amor al prójimo si lo rechazas por no seguir tu norma", "Educación sexual" y "Basta de discriminación".
Florencia Unquillo, docente de una escuela pública y miembro de la agrupación de mujeres Pan y Rosas, sostuvo: "Los reclamos hicieron retroceder a la institución Santa María y su postura retrógrada. Es importante que cada estudiante haga lo que sienta y se organice como desee". La profesora destacó "la importancia de la resistencia, en particular de los cuatro estudiantes que apoyaron al adolescente discriminado".
Malena Quinas y Máximo Rojas son estudiantes del Centro Polivalente de Arte y se sumaron al pulserazo. Coincidieron en que "es indignante que en 2018 siga habiendo discriminación por orientación sexual, por su forma de amar".
La convocatoria surgió en las redes sociales, según explicó Marce Butiérrez, estudiante de antropología de la UNSa e investigador sobre la disidencia sexual. "Invitamos a las diversas organizaciones. Publiqué en Facebook la fecha y de pronto la idea comenzó a tomar fuerza. Fue super positiva la adhesión", comentó. "Vinimos a hacerle sentir al colegio que esos compañeros que discriminaron y sancionaron no están solos ni solas", manifestó.
"Le decimos alto a la mentira del derecho de admisión, que no se puede aplicar en las escuelas porque nadie tiene derecho a discriminar ni expulsarte de tu lugar de estudio", agregó.
Araceli Panza, miembro de la Cessal, expresó: "Uno se imaginaba que la homofobia era un tema del pasado, pero con este caso se demostró que no. Sobre Santi ejercieron persecución por usar una pulsera, por lo que ella significa y simboliza".
La directora del Observatorio de Violencia contra las Mujeres, Pía Ceballos, manifestó que le parece muy importante no solo que el colegio "pida disculpas y logre ver que cometió un acto de discriminación y violencia que avasalló los derechos de los estudiantes sino que les brinde las garantías para seguir cursando y que modifique los reglamentos internos que vayan en contra de los derechos de quienes tengan una orientación sexual diferente".
Hizo hincapié en que la problemática que se suscitó es producto de la falta de Educación Sexual Integral (ESI). "Está ausente y lo dicen los mismos chicos. Si tuviéramos ESI, hoy estaríamos hablando de otros procesos porque les estudiantes que tienen una orientación sexual diferente tendrían acompañamiento", dijo.
También apuntó a la sensibilización a través de las instituciones, con talleres de capacitación y habilitación de espacios para hablar.
Los adolescentes aseguraron que luchan por proyectarse dentro de sus colegios, ser lo que quieren, opinar y expresar lo que sienten libremente.
Pedido a Educación
La directora del OVcM, Pía Ceballos, puntualizó: “La discriminación opera en diferentes dimensiones sociales y constituye violencia ejercida mediante el poder coercitivo sobre las personas. En este caso sobre sujetos de derechos como son les estudiantes. En este sentido pedimos al Ministerio de Educación que no solamente genere esos dispositivos de intervención para alguna sanción o acta administrativa que resulte ejemplificadora para otros docentes sino que se logre abordar la diversidad dentro del Ministerio”. Ceballos también considera importante determinar cómo fue la labor del Inadi y cuántas capacitaciones dictó para prevención de la homofobia en colegios y escuelas de la provincia.