Acceso web El Tribuno:
www.eltribuno.com
Contacto:
Editor: Pablo Juarez
E-mail: pjuarez@eltribuno.com.ar
Teléfono: +54 387 4246200
Por cualquier consulta administrativa o referida al sitio, puede escribirnos a: contactoweb@eltribuno.com.ar
Director: Sergio Romero
Telefono: +54 0810 888 2582
Razón Social: Horizontes On Line SA.
Registro de propiedad intelectual: 69686832Domicilio: Av. Ex. Combatientes de Malvinas 3890 - CP (A4412BYA) Salta, Argentina.
Julio Argentino Colqui, padre de un testaferro forzado.
A los 31 años era socio propietario de una cadena de carnicerías en Salta. Lo usaron para evadir millones.
28 DE Diciembre 2018 - 02:18
El 7 de diciembre sobre la circunvalación oeste se produjo un sospechoso accidente de tránsito en el que resultó gravemente herida una persona de 31 años, que luego falleció.
El joven, hasta entonces socio gerente con el 50 % de las acciones de una afamada cadena de carnicerías que opera en esta capital, llevaba en el utilitario con el que se accidentó una bolsa con cuatro remeras y tres pantalones y una pistola 9 mm a su nombre, con todos los papeles en regla.
A partir de ese momento, el malogrado socio gerente "volvió a la realidad". Su padre, Julio Argentino Colqui, empleado municipal, debió costear el sepelio porque el magnate de la carne no tenía seguro que lo asistiese en ese momento ni dinero ni sueldo visible.
Días después de su deceso, cayeron sobre el domicilio de su padre las intimaciones de la AFIP por deudas superiores a los 5 millones de pesos. Tras cartón, el embargo de la propiedad del progenitor, el agente municipal, quien inmediatamente expuso su reclamo a los empleadores de su hijo fallecido y se dio con la sorpresa de que los mismos estaban vaciando ya la empresa original. Colqui, indignado, buscó una solución al conflicto y solo recibió amenazas.
Colquí dijo ayer a El Tribuno: "No fui a pedirles nada, Fui a reclamar lo que mi hijo Cristian Colqui trabajó durante cuatro años, la parte laboral, sus sueldos, los seguros y me di cuenta que no tenía nada. Mi hijo vivía en una pieza donde habitan hoy los verdaderos dueños".
"Estaba prácticamente secuestrado, un caso de trata de persona, ya que no hay papeles que acrediten cuánto cobraba y si cobraba. No tenía bienes pero sí deudas millonarias con la AFIP, así que eso del accidente habría que investigar a fondo", dijo Colqui indignado.
Luego, tras llorar su mal momento, relató los pormenores de la contratación laboral de su hijo.
"Hago esto para terminar con este negocio de tener a personas casi indigentes para evadir millones a la AFIP y matar en algunos caso civilmente a los testaferros al quebrar la razón social y dejarles a los firmantes enormes deudas y en otro caso como el de mi hijo que perdió la vida en un hecho que parece un accidente, pero que hoy tengo mis dudas", dijo.
Bajo el asesoramiento legal de Rodrigo Escovar Colqui chequeó en la AFIP que la cadena de carnicerías ya había girado con otra razón social. Esta sería, según el abogado, El Duende SRL que dejó millones de pesos en deudas fiscales, que están a nombre de una socia gerente que resultó ser también empleada de una de las carnicerías.
"Pero si esto alarma, descubrimos que la razón social donde mi hijo figuraba como socio gerente con un alto porcentaje de acciones está en este momento cambiando de razón social, haciendo peligrar mi domicilio particular", dijo el padre del testaferro forzado.
El papá dijo, sin ambages, que duda de todo lo que pasó y para graficar su pensamiento señaló que el otro socio gerente de la SRL que presidía su hijo pobre, apenas tiene 20 años.
"De aquí a la China, hay connivencia o falta de controles en estos empresarios que evaden y dejan un tendal de deudas incobrables y en este caso, una persona casi indigente pagó con su vida este tipo de maniobras. Hoy quiero justicia, investigación a fondo de estas sociedades y el peso de la ley sobre los responsables", dijo.
"Mi hijo a los 31 años, supuesto dueño de 9 carnicerías, se fue a la tumba con cuatro remeras y tres pantalones y vivió casi 4 años secuestrado en una pieza de tres por tres metros, eso no es justicia", concluyó su relato Colqui.