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El Papa Francisco, en la celebración de Miércoles de Ceniza.
Hoy comienza el tiempo de 40 días durante el cual los fieles se preparan para la Semana Santa.
14 DE Febrero 2018 - 18:02
La Iglesia Católica celebra hoy el Miércoles de Ceniza, dando inicio a la Cuaresma, período en el que durante 40 días y a través del ayuno, la oración y la caridad los fieles se preparan para la Semana Santa.
El sacerdote Raúl Méndez, profesor universitario y actual rector del Profesorado de Ciencias Sagradas Monseñor Tavella, en dialogo con El Tribuno, recordó que: “Es el comienzo de los 40 días de preparación para celebrar la Pascua, tomando la experiencia de Jesús, que estuvo la misma cantidad de días en el desierto ayunando y viviendo la experiencia espiritual de las tentaciones y la victoria sobre las mismas. Es con ese molde que cada año la iglesia propone los 40 días de actividad espiritual y de preparación para celebrar la Pascua”.
Historia de la ceniza
La tradición de imponer la ceniza se remonta a la Iglesia primitiva. Por aquel entonces las personas se colocaban la ceniza en la cabeza y se presentaban ante la comunidad con un “hábito penitencial” para recibir el sacramento de la reconciliación el Jueves Santo.
La Cuaresma adquirió un sentido penitencial para todos los cristianos casi 400 años d.C. y a partir del siglo XI la Iglesia en Roma impone las cenizas al inicio de este tiempo.
La palabra ceniza, que proviene del latín “cinis”, representa el producto de la combustión de algo por el fuego. Esta adoptó tempranamente un sentido simbólico de muerte y caducidad, pero también de humildad y penitencia.
“Las cenizas son un signo de penitencia porque nos hacen recordar que tenemos una vida pasajera que va a terminar en la muerte. De forma que todos los bienes y todos los fines que pertenecen a la vida de este mundo son pasajeros, por eso debemos tener en cuenta aquellos bienes que trascienden, que están más allá de lo material y que son los que nos abren las puertas de los cielos”, señaló el sacerdote.
Las cenizas se preparan quemando las palmas del “Domingo de Ramos” del año pasado, son rociadas con agua bendita y luego aromatizadas con incienso. Durante la misa de la celebración del Miércoles de Ceniza, todos los participantes reciben el signo en la frente como indicación de comienzo del tiempo de penitencia.
Ayuno y abstinencia
La tradición indica que el Miércoles de Ceniza es obligatorio el ayuno y la abstinencia, como todos los viernes de cuaresma, sin embargo para Méndez “se puede reemplazar, en caso de necesidad, por otro tipo de penitencia que signifique la entrega o donación de algo propio para otro que lo necesite, un acto de caridad”.
El ayuno y el gesto de caridad tienen por objetivo templar el espíritu de las personas, y que encuentren la jerarquía de las cosas. “Lo mas importante no son los placeres ni los bienes, sino la orientación de la vida hacia Dios y el servicio del hermano” dijo el cura.
“Dar hasta que duela”, decía la Madre Teresa de Calcuta, y es lo que pide Méndez, porque el ayuno o la abstinencia de carne ya no significan sacrificio, por lo que recomienda reemplazarlo “por algo que realmente cueste, no algo que sobre”.
Los damnificados también
“El mensaje principal es el de volverse a Dios, siempre y fundamentalmente en este tiempo”, comentó Méndez, quien tampoco quiso olvidarse de los damnificados de nuestra provincia por las lluvias.
“Para ellos el mensaje es: levanten la mirada y abran los brazos para recibir la bendición de Dios y la ayuda de los hermanos. Tengan la apertura de dejarse ayudar”.
Mientras que también sostuvo que es necesario trabajar de una manera sistemática en la solución definitiva.
“La pobreza de nuestra provincia y de nuestro país muestra fallas estructurales de pueblos y comunidades que históricamente no han recibido soluciones estables y permanentes, como el agua potable o la atención sanitaria. Este desastre es una ocasión para centrar la mirada y brindar soluciones estructurales no solo en lo inmediato sino en cosas que perduren y mejoren su calidad de vida” agregó.
Por ultimo, el sacerdote indicó que el Papa Francisco pidió para este año “erradicar la maldad que crece en el corazón del ser humano, porque cuando crece la maldad se enfría el amor, es necesario revisar nuestro corazón y no ser cristianos superficiales. Tomar en serio la palabra del evangelio y moldearla a nuestro modo”
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