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Un estudio invita a buscar el balance entre el uso del smartphone y la vida personal, para evitar cruzar la línea que convierte el uso del teléfono móvil en una conducta inapropiada.
31 DE Marzo 2018 - 11:33
No hay duda de que los teléfonos celulares se han convertido en una extensión de nosotros mismos. Nos entretienen, nos conectan, nos mantienen informados y nos permiten explorar nuestras pasiones, rememorar nuestros mejores momentos y comunicarnos con todo el mundo. El temas es ¿qué ocurre si nuestra afición por los smartphones afecta nuestras relaciones personales? ¿Qué pasa cuando dedicamos más tiempo al teléfono inteligente que a nuestros padres, parejas, hijos o amigos? ¿Y cómo podemos saber en qué momento hemos cruzado la línea que convierte la "adicción" al celular en una conducta problemática?
En ese contexto, un estudio invita a buscar el balance entre el uso del smartphone y la vida personal, para evitar cruzar la línea que convierte el uso del teléfono móvil en una conducta inapropiada.
"Como creadores del primer teléfono móvil de la historia, nos sentimos responsables de analizar el impacto de esta tecnología de rápida evolución y el deseo de tenerla, sin que se convierta en el centro de nuestras vidas. Por eso creamos #PhoneLifeBalance: Un término que resume nuestra visión sobre la relación entre el uso del smartphone y la vida personal", mencionó Valeria Fernández, gerente de Marketing de Motorola Argentina.
El impacto de los smarthpones
Para conocer este impacto, la compañía tecnológica llevó a cabo un estudio global en colaboración con Nancy Etcoff, una reconocida experta en la conducta Mente-Cerebro y Ciencia de la Felicidad de la Universidad de Harvard.
El estudio, publicado por la empresa de investigación independiente Ipsos, analiza los comportamientos y hábitos de uso del teléfono en diferentes generaciones para comprender el impacto de los smartphones en nuestras relaciones con uno mismo, con los demás y con el entorno físico y social.
"Para la mayoría de los usuarios de teléfonos inteligentes, los comportamientos problemáticos consisten en respuestas inconscientes y malos hábitos que requieren de ayuda para superarlos", afirmó Etcoff.
La especialista indicó que "los pequeños cambios de conducta, el control del entorno y la atención plena son herramientas útiles para este propósito, al igual que los esfuerzos que realizan las empresas de la industria de los smartphones".
"El amplio patrón social que revela esta encuesta llevada a cabo en varios países señala la necesidad del entendimiento y accionar colectivo", añadió.
El estudio mostró que muchos usuarios anteponen el uso del teléfono móvil a las relaciones con sus seres queridos y los resultados que más preocupan se encuentran en las generaciones más jóvenes que han crecido en un mundo digital.
Además, también se reveló que los usuarios admiten la necesidad de alcanzar un equilibrio en ese aspecto y piden ayuda para lograrlo.
Algunos datos que arrojó el estudio:
● Importancia del teléfono: 33% de los encuestados da prioridad a su smartphone sobre la interacción con sus seres queridos y el tiempo que pasan con ellos.
● Factores generacionales: Los trastornos relacionados con los smartphones son más habituales entre las generaciones más jóvenes. El 53% de los encuestados de la Generación Z considera que su smartphone es su mejor amigo.
● Búsqueda de ayuda: Los usuarios quieren encontrar un equilibrio entre su vida personal y el uso del teléfono móvil. De hecho, el 61% de los encuestados dice que quiere sacar el mayor provecho de su teléfono cuando lo está utilizando, pero cuando no lo está haciendo, solicita ayuda para lograr desconectarse.
● Separación de su vida personal: 60% afirma que es importante tener una vida propia al margen de sus teléfonos.
Además, se identificaron tres grandes comportamientos problemáticos relacionados con los smartphones que afectan las relaciones con los demás y con uno mismo. El estudio muestra que las generaciones más jóvenes son más propensas a adoptar este tipo de comportamientos:
● Revisión compulsiva: 49% reconoce que revisa su teléfono móvil con más frecuencia de la deseada (casi 6 de cada 10 tanto en la Generación Z como en los millennials) y 44% admite que no puede evitar revisar constantemente su smartphone.
● Tiempo excesivo dedicado al teléfono móvil: 35% admite que dedica demasiado tiempo a su smartphone y 44% cree que sería más feliz si usara menos su teléfono.
● Sobredependencia emocional: 65% admite que siente "pánico" al pensar que han perdido su smartphone (casi 3 de cada 4 en la Generación Z y los Millennials). 29% coincide en que cuando no está utilizando su teléfono, está "pensando en usarlo o pensando en la próxima vez que podré usarlo".