Gimnasia y Tiro ruega que la lluvia que castigó anoche sin parar durante 90 minutos al Gigante del Norte, en la victoria del albo por 1 a 0 ante Desamparados de San Juan, sea agua bendita que impregne en los cuerpos y reconvierta lo malo en bueno, lo errático en acierto y lo tenso en esa calma liberadora que le permita mirar el horizonte con otro semblante y expectativa, como una especie de resurrección necesaria tras una semana previa que no fue la ideal, por los problemas internos, sumado a la partida del arquero Luciano Palos.

Lo cierto es que en una instancia a todo o nada, donde el primer error puede condenar el futuro y un acierto ser determinante, había que ganar como sea y Gimnasia lo hizo, metiéndole presión al “puyutano” para la revancha que se jugará en San Juan en seis días. Y lo hizo bien, dejando en el sprint final del desarrollo la sensación de que la ventaja podía haber sido mayor ante un equipo que se vio superado por juego y por un relativo orden táctico.

Gimnasia jugó uno de sus partidos más equilibrados, porque la defensa no tuvo una sola fisura, siendo los zagueros centrales las figuras primordiales del partido; porque la labor del mediocampo fue de menor a mayor y creció con los ingresos de Maxi López y Ceratto, y porque adelante pudo romper el cerrojo de un Desamparados que se defendió bien casi todo el partido, con dos veteranos marcadores de jerarquía y con dos laterales con solvencia. 

Gimnasia trabajó el partido desde el primer minuto y monopolizó tenencia e iniciativa, pero le costó un “perú” romper la última línea y los intentos terminaban muy cerca del área, sobre todo en el primer tiempo, donde las acciones más claras fueron dos pelotas paradas, ejecutadas por Motta y López Macri, respectivamente.

En el complemento la tendencia no cambió, con la diferencia de que ambos salieron a buscarlo con similar enjundia, pero fue Gimnasia el que atosigó a los cuyanos llevándolos buscando la diferencia tranquilizadora. La lluvia incesante y el pedido de su gente que empujaba parecían tornar más épicos los intentos.

Desde los 10’, el Tano Riggio pateó el tablero y acertó con los cambios, porque un atrevido Maxi López le cambió la cara al local con su vértigo, y porque Arraya, el apuntado de la semana, el resistido de siempre, no lo decepcionó y la mandó a guardar a los 23’. Tras el gol, lejos de desacelerar, Gimnasia mejoró, se empapó de confianza y buscó con insistencia el segundo, que no llegó por fallidas resoluciones y por la labor de Perelman.
 

la síntesis

GIMNASIA    1    DESAMPARADOS    0

M. Leguiza    (7)    M. Perelman    (6)
J. Hereñú    (6)    E. Martínez    (6)
A. CAZULA    (8)    A. Barth    (5)
N. Ibarlucea    (7)    A. Agüero    (6)
J. Medina    (6)    F. Torres    (6)
P. Agüero    (6)    P. Jofre    (5)
López Macri    (6)    S. Galvez    (5)
F. Giménez    (5)    L. Pietkiewicz    (5)
P. Motta    (5)    C. Fondacaro    (5)
L. Herrera    (5)    G. Martinena    (6)
A. Toledo    (6)    M. Chavarría    (4)

DT: V. Riggio    DT: V. Andrada

Gol: ST: 23’ Juan José Arraya (GyT).

Cambios: ST: 10’ Maxi López (7) por Herrera (GyT), 11’ Lucas Farías (5) por Martinena (D), 15’ Arraya (7) por Giménez (GyT), 24’ Nicolás Sottile por Fondacaro (D), 33’ Lautaro Ceratto por Toledo (GyT), 37’ Juan Pablo Raponi por Pietkiewicz (D).

Jornada: 16avos final - Ida
Estadio: Gigante del Norte
Árbitro: Guillermo González (5)