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Loyola Pinto y de Sancristóval
Entrevista al juez de los sacerdotes, Loyola Pinto y de Sancristóval..
4 DE Septiembre 2018 - 02:15
Loyola Pinto y de Sancristóval es un sacerdote español de 45 años. Su nombre no era conocido hasta que los problemas llegaron a su puerta. Es el vicario judicial y juez único del flamante Tribunal Eclesiástico de la Arquidiócesis de Salta. Por su escritorio se juzgan nulidades de matrimonio, renuncias a la iglesia, e incluso denuncias contra sacerdotes, acusados de algún delito.
Pide calma en los procesos para llegar a un juicio justo. Pide poner luz y denunciar “todo lo que haya que denunciar”. Sus modos testifican, suave pero directo, reflexiona sobre la institución que representa, y asegura que llevará años recuperarse de la “crisis de credibilidad”. Ante los escándalos de la Iglesia, pone bajo la lupa la enseñanza impartida por los seminarios.
Se reprocha que es muy difícil acceder a las apostasías, porque muchas iglesias no tienen los registros de bautismo o ya no existen. Además, que no aceptan el trámite colectivo.
La apostasía es un acto muy triste para nosotros. Es querer irse de la Iglesia, pero para poder irse, hay que estar. Para irse de la Iglesia me tiene que constar que está dentro de la Iglesia, y eso me consta con el certificado de bautismo. Esos certificados se pueden conseguir en todas las parroquias, que están abiertas todas, de 17 a 19.20 horas. Por lo tanto es cuestión de ir y pedirlo. Si son personas mayores de 50 años está aquí, en el archivo de la Curia que está abierto por las mañanas.
Uno de los argumentos de los que quieren apostatar es que no quieren estar en los registros de la Iglesia Católica, como si fuera esto una base de datos. En la iglesia no hay registros de los fieles. Hay libros de bautismos que reflejan un hecho histórico, pero eso no se vuelca luego a una base de datos como la puede tener una empresa. Eso no existe. La libertad es sagrada, nadie puede tomar la decisión por otro, por eso el trámite es individual.
¿A qué renuncia alguien que apostata?
No podrá recibir ningún sacramento, no podrá casarse, y tampoco ser padrino o madrina de bautismo o confirmación, porque es un padrinazgo de fe y tiene que ser una persona que viva la fe. También renuncia a las exequias cristianas. Como renuncia a la fe católica, cuando llega a la muerte será enterrado “civilmente”. Si considera que lo que hizo no estuvo bien, y quiere volver a formar parte de la Iglesia, también podrá hacerlo.
¿Es novedoso esto de las apostasías?
Es novedoso en cuanto a la publicidad, con esto que se haga “masiva”, arengada, eso sí es novedoso. Siempre ha habido gente que quiso apostatar, pero siempre una persona concreta.
¿Qué opina del deseo de no pertenecer a la Iglesia?
Hay, en primer lugar, una causa interna nuestra, de los eclesiásticos. Con todo este tema de los abusos, de los pecados de los sacerdotes y los malos ejemplos que hemos podido dar, hemos dejado a mucha gente desencantada. Cosa que es cierto, pero también es verdad que responde a una formación todavía deficiente, porque Jesucristo ha fundado la Iglesia, nos ha regalado los sacramentos. Los sacramentos actúan a través del ministro, sea este digno o indigno. O sea, que si yo quiero confesarme, y el sacerdote me absuelve, Dios me ha perdonado los pecados. Si el sacerdote que me absuelve, está en pecado, será un problema de él con Dios, pero no afecta a mi relación con Dios.
El tema de los abusos en Chile, llevó a que el mismo Papa tenga que pedir disculpas por haber defendido al obispo Barros ¿Qué está fallando?
Es un tema mucho más amplio, la Iglesia está inmersa en un mundo que está en crisis, y la Iglesia no es ajena. Estos escándalos afectan a la credibilidad. Nosotros no tenemos ejércitos, no tenemos moneda ni bancos. Nuestra única fuerza es la credibilidad que hoy está perdida para mucha gente. Y eso va a costar 50, 70, 100 años poder cambiarlo.
¿La fe en la Iglesia está en crisis?
Con estos casos, sí. Nuestra credibilidad es nuestra única fuerza moral, y estos delitos y doble vida han hecho mermar nuestra credibilidad. Desde nuestra fe sabemos que la Iglesia no es un invento de los hombres, ni los eclesiásticos somos la Iglesia.
¿Cómo se sale de esta crisis?
El Papa ha dicho con claridad que hay que denunciar lo que está mal. No se puede mantener la teoría del silencio. Que, hace muchos años y durante mucho tiempo fue la actitud de: “No hagamos escándalo, que nadie se entere, quitemos el problema de encima, apartemoslo”. Esa conducta no fue buena. Lo que haya que denunciar, se denuncia. Con luz y taquígrafo, como dirían en España, que no haya secretismo. La transparencia da tranquilidad. Tiene que haber denuncia clara, que no es salir en Twitter y poner algo incendiario, sino por los cauces correctos, que es una denuncia escrita. Las víctimas deben saber qué pueden y deben, y ayuda mucho, si denuncian, no si se callan.
Para ordenarse sacerdote hay que tener una estabilidad emocional y de ánimo que te permita llevar el sacerdocio con tranquilidad y mantener una vida espiritual intensa, sino nos mundalizamos.
¿Habrá “luz y taquígrafo” para el caso Gamboa?
Sí, pero en el marco del respeto al principio de inocencia y la buena marcha de todo proceso que requiere cierta reserva. Porque hay que llegar a conclusiones independientes de las pasiones y el ruido externo. En todo el ámbito jurídico lo que tiene que primar son los hechos, no las emociones, si no corremos el riesgo de no ser justos. Hay que hacer un proceso que requiere serenidad y reserva, para poder llegar a un veredicto.
La paternidad no será puesta a prueba... Entonces, ¿por qué se lo juzgaría?
Por como fue manejado ese vínculo. Más allá de que la paternidad no es solo una cuestión económica, pero ver si se cumplieron con los requisitos que la ley demanda para que un padre sostenga económicamente a su hija. En caso negativo, reparar porque ha habido un daño económico. El tema afectivo es un tema que no depende de nadie, sino de dos personas, padre e hija... estará en ellos dos encontrar el camino para poder acercar el vínculo.
¿Se expulsa a un sacerdote por violar el celibato y ser padre?
Hay que distinguir entre tener un hijo y tener una relación estable con una mujer. Si se tiene una relación estable es un delito para la iglesia, y si no abandona esa situación será juzgado y probablemente sufrirá la pérdida del estado clerical. Lo que se dice “colgar los hábitos”.
Si no hay vínculo de pareja y hay un hijo, el sacerdote tiene que hacerse cargo de ese hijo... ¿cómo? Habrá que estudiarlo. Porque no es solo poner plata, a un hijo que crece sin padre se lo está privando de un derecho. Lo que no puede haber es negligencia de parte de un papá que abandona un hijo.
¿Las autoridades deberían haberlo sabido?
Si no están enteradas, se producen luego estos escándalos. Si la autoridad no sabe, puede haber problemas y ser causa de nuevas dificultades. Tiene que saberlo, pero claro, depende también de la honradez del sacerdote.
¿Se va a intentar dilucidar si, como se dice, hubo responsabilidades compartidas? Porque según la familia Arias algunas autoridades si sabían, pero intentaron ocultar...
Por ahora, en lo que estamos es en la presentación formal de una queja por parte de la familia Arias Gamboa. Ella hizo una denuncia en Facebook que no tiene valor jurídico, pero sí moral. Lo que se les ha pedido es que acudan al tribunal eclesiástico bonaerense. Se les consultó si querían ir aquí, o allá. Presentarán su petición allá y veremos qué piden. Normalmente, en los juicios eclesiásticos, no se puede ir más allá o menos de lo que se pide. Aún no sabemos qué plantearán, lo sabremos cuando lo pidan ante el tribunal bonaerense.
A raíz de los últimos escándalos de la Iglesia se cuestiona el celibato...
Hay que entender muy bien al celibato. Según las estadísticas y los estudios más serios, los índices más altos de abusos de menores se dan en las relaciones intrafamiliares y en las instalaciones deportivas. Si la causa de que los sacerdotes cometan delito con menores fuera el celibato... no habría explicaciones por qué personas no célibes abusan.
Me refería a los casos de paternidad...
No hay que confundir el celibato como causa de pecado de los sacerdotes, es un reduccionismo. El celibato es un don de Dios que te permite unirte más a Jesús, para poder, con el corazón entregado al Señor, renunciar a algo muy bueno, como es la familia, para estar disponible para todo el mundo. Si yo al celibato lo tomo como algo que me castra, es algo muy serio. Esa debe ser una causa que gente no muy bien formada no lo viva bien. Que lo viva con pesar y caídas. Pero el problema no es el celibato, sino de quienes no pueden asumirlo como corresponde.
Es un don de Dios, no es castrarse, porque el sacerdote no deja de vivir su sexualidad de forma celibatal porque no deja de ser sexuado, pero vive su sexualidad de forma celibatal. Entregando el ser varón a Dios nuestro señor, para todo el mundo. Evidentemente el sacerdote no deja de ser varón, y le siguen gustando las mujeres, como a todo el mundo...
¿Falla la preparación entonces?
En algunos casos si, sin duda. En muchos seminarios del mundo, no todos pero bastantes, se ha instalado una cultura pro gay. Muchos de los abusos que nos hemos encontrado en la iglesia se han referido a sacerdotes que han querido vivir su sexualidad de forma homosexual en la iglesia. Han fomentado esta cultura que tanto daño ha hecho.
Es una perversión, “soy sacerdote, pero voy a seguir viviendo el ejercicio de la sexualidad de modo homosexual”... y eso es una bomba de tiempo, porque más pronto o más tarde se hace y luego se descubre. Se ve en estos escándalos que vimos.
¿De qué se encarga el tribunal?
La Iglesia como cuerpo místico de Cristo está compuesta por Cristo y hombres que formamos parte de ella. Y cuando se juntan hombres a veces surgen dificultades. Y en la iglesia hay derechos y obligaciones, desde el Papa hasta el último de los bautizados.
Cuando en la sociedad de la Iglesia se realizan acciones que no corresponden, se juzga desde el tribunal las conductas que van en contra del bien del pueblo de Dios. Sería la acción judicial penal de la Iglesia.
A veces hay conflictos en la administración, por ejemplo, un colegio que se siente perjudicado en el ámbito económico por la acción de un obispo. El 90 por ciento de los casos que atendemos son por la solución del estado matrimonial de las personas.
¿De qué otros casos se encarga?
De las causas penales, si hay algún delito. Como la Iglesia tiene un fin sobrenatural... si uno falla en eso puede ser delito. Como en el acto de la confesión sacramental, si el sacerdote viola el secreto de confesión y divulga lo que dijo el pecador y quién es, hay que juzgarlo por violación del sigilo sacramental.
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