Darío Pérez/ Cristina Carrazán

El médico y diputado por Tartagal, Manuel Pailler, cambió desgracia por alegría y esperanza el sábado al salvar la vida de un bebé, de unos seis meses, que sufrió un episodio de convulsión por hipertermia y paro respiratorio en una cancha de fútbol del norte provincial.
En la víspera de Reyes, el pequeño y sus familiares recibieron el regalo de una nueva oportunidad y, tras el incidente, el bebé fue revisado en el hospital local y dado de alta para continuar su recuperación en su hogar, acompañado por su familia, confirmaron a El Tribuno fuentes oficiales.
Por el intenso calor que castiga al norte de la provincia, el bebé sufrió una experiencia que casi le cuesta la vida mientras estaba con sus padres en un partido de fútbol que se disputaba en la cancha del club Old Boys, al norte de la ciudad.
Cuando la madre del pequeño vio que el nene comenzaba a ponerse morado, gritó pidiendo ayuda a los efectivos policiales que custodiaban el encuentro deportivo.
Dentro de la cancha se encontraba el médico de Tartagal y diputado provincial Manuel Pailler, por lo que los efectivos policiales literalmente le pasaron al bebé por encima del alambrado para que lo atienda.
“Sobre el césped, Pailler le hizo maniobras al bebé hasta que volvió a respirar y luego fue llevado al hospital Perón”, explicó un periodista de FM Ciudad que se encontraba cubriendo el evento deportivo.
Tras el incidente, las autoridades municipales decidieron clausurar las instalaciones del club donde ocurrieron los hechos por las malas condiciones que presenta. 
 

En primera persona
Con la serenidad que caracteriza a los médicos, pese a enfrentar situaciones en las que la vida se vuelve muerte y viceversa en cuestión de segundos, Pailler relató a El Tribuno las instancias en las que salvó al pequeño.
“Yo participo como médico en el campeonato de los barrios, como una colaboración”, empezó Pailler para explicar su presencia en la cancha. 
Recordó que “el sábado hacía mucho calor y, en un momento, vi un tumulto en las tribunas y pensé que era una gresca, que a veces ocurren en las canchas, pero luego me di cuenta de que llamaban a la Policía y empezaron a pedir por un médico”. 
“Cuando me acerco -relató- veo que se trataba de un bebé de no más de seis meses, que estaba ahí en crisis. Intenté saltar el alambrado pero tiene una altura de unos tres metros, por lo que no pude”. 
“Para no perder tiempo les pedí a los policías que me pasen al bebé por arriba del alambrado”, contó y detalló que en ese momento el pequeño “estaba convulsionando, hizo una convulsión febril, y cuando le consulté a la madre me dijo que el pequeño no estaba enfermo, entonces es posible que la fiebre se haya producido por hipertermia, que es un golpe de calor”.
Pailler aclaró que “el bebé estaba experimentando un paro respiratorio, no cardíaco”. Dijo que lo puso en el suelo en posición, “le enderecé el cuello y puse la otra mano en el corazón, controlándole los latidos. Le limpié las vías aéreas, tanto nariz como boca, para despejar las vías respiratorias y le hice respiración boca a boca. Fueron dos movimientos porque, al tercero, el pequeño empezó a hacer una inspiración y volvió a respirar”.
Dos minutos eternos
Pailler estimó que la convulsión del pequeño duró, aproximadamente, dos minutos y que una vez que pasó, el niño empezó a respirar bien y recuperó el color. “En esos minutos entró un auto particular a la cancha y se llevó a la mamá con el niño al hospital y, mientras, yo llamé para avisar el cuadro con el que iba el bebé”, recordó Pailler.
El médico y diputado provincial confirmó que, por lo que pudo averiguar, el bebé “está bien, fuera de peligro”.
“Superó el cuadro y ya está en su casa, con su familia”, manifestó.
 Consultado acerca de si volvió a tener contacto con el niño o la familia, admitió que “todo pasó tan rápido que no sé quiénes son los padres del niño” y reveló que, una vez que el pequeño salió del hospital “me mandó un mensaje un sobrino de los padres del bebé agradeciendo por mi ayuda, y avisándome que el nene estaba bien, en su casa”.