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Hinchas salteños alientan atrás del alambrado; rehenes, en ocasiones, también de los operativos. Javier Corbalán
Excesivas demoras en la salida que perjudican al simpatizante genuino y el libre albedrío al ingreso de alcohol, algunas desinteligencias de la policía en los estadios salteños.
26 DE Febrero 2019 - 02:58
En medio de este abanico de atenuantes que poco colaboran para amortiguar la crisis del fútbol salteño, a nivel juego y espectáculo, también podemos incluir en el “combo” a los fallidos operativos de seguridad, que por un lado apuntan a combatir la violencia (en líneas generales se han logrado reducir los focos de conflicto dentro de las canchas), pero por el otro terminan metiendo en la misma “bolsa” al socio, a la familia y al hincha genuino, que solo asiste a alentar en tiempos de esperanzas devaluadas.
Muchas fallas en los operativos en los últimos partidos “de riesgo” parten del “remedio” para combatir a la enfermedad de raíz: la violencia.
Ante esto se tomaron varias medidas en los últimos tiempos: la prohibición de concurrencia, el derecho de admisión, el sistema biométrico y las cámaras de seguridad para identificar personas con antecedentes de delitos y contravenciones y la supresión de los elementos de color y cotillón. Sin embargo, entre los ítems que mayores controversias y quejas generan los operativos es la excesiva retención de los hinchas al finalizar un partido. Así lo expresaron por las redes sociales hinchas de Central Norte, aquellos que solo asisten a alentar, pero a los que muchas veces se suele poner en la misma “bolsa”, a los que en algunos casos están obligados a esperar una hora después del partido, por la excesiva retención que estipula que las barras antagónicas se retiren primero y en diferentes tiempos de los estadios para evitar cruces.
Si bien las quejas emanan en mayor parte de los simpatizantes cuervos, estas no excluyen a los parciales de Juventud Antoniana, la otra institución más infestada por el flagelo “barra”.
Cabe recordar que en el partido disputado hace dos semanas entre San Antonio y Central en el Martearena, las desinteligencias del operativo quedaron expuestas por varias cuestiones: primero, por la excesiva demora en la salida de las tres hinchadas presentes. Ese mismo día también hubo un malestar generalizado en el ingreso porque la aplicación del sistema “Tribuna Segura” no contó con el personal necesario para cubrir el ingreso de miles de hinchas. Además, en la popular sur de San Antonio se observaron bombas de humo desde adentro cuando salió el equipo a la cancha, bengalas durante el partido y banderas de gran tamaño. Y como si fuera poco, trascendieron fotos en las redes sociales que revelaban que hinchas de la villa guardaron alcohol en depósito.
La otra cuestión que debe replantearse es el libre albedrío de los dirigentes para ingresar bebidas alcohólicas. Así como sancionaron a directivos azabaches, también deberían hacerlo con sus pares del santo, ya que las cervezas y el fernet dieron la nota en el palco, otra vez, en el clásico del domingo pasado ante Gimnasia. Trascendió que un directivo allegado habría hecho “pasar” el contenedor a través de la utilería.
Pese a que algunas medidas no resulten simpáticas, es celebrable todo aquello que se haga para combatir la violencia, pero debería ponerse el foco en el violento para que el hincha común no quede en el medio como rehén. Así no estarían contribuyendo para acercar a la familia a la cancha, aquella que se llevó la violencia hace no mucho. Y es responsabilidad de las fuerzas de seguridad, y del estamento superior, que es el Ministerio, disponer dispositivos más efectivos para que el seguidor genuino no siga pagando el costo de los operativos.
La palabra oficial
El jefe de la Unidad Regional Número 1, Miguel Ferrufino, en diálogo exclusivo con El Tribuno, defendió a los operativos, pero también reconoció que los controles deben corregirse. “En Central - San Antonio la evacuación fue lenta porque tuvimos un inconveniente por un desperfecto mecánico de 2 de los 4 camiones que trasladaban a los hinchas de San Antonio y había que encapsularlos en forma peatonal, por eso tuvimos que aplicar un plan de contingencia. En los partidos siguientes no pasó. En el Juventud - Gimnasia despejamos el lugar en 20 minutos”, dijo, para luego explicar la falla en las requisas: “El alcohol ingresó por la gente de utilería de Juventud. Esto nos pone alerta para intensificar controles. Lo iremos corrigiendo”.