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Karina Rodini
La joven brasilera, de 28 años, tiene neurofibromatosis, que le genera dificultades respiratorias, visuales y de movilidad. Como consecuencia de su problema de salud, perdió su trabajo.
8 DE Febrero 2019 - 16:31
Karina Rodini tiene 28 años y es oriunda de Brasil. Cuando tenía dos años le diagnosticaron neurofibromatosis. Si bien la enfermedad comenzó solo con manchas en la piel, hoy las piernas tienen el doble de tamaño debido al crecimiento de tumores. Ya se sometió a 7 operaciones pero aun presenta protuberancias que dificultan su vida.
Existen tres clases de neurofibromatosis, el trastorno genético que no tiene cura. Provoca la formación de tumores –generalmente benignos– en el tejido nervioso, por lo que pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo (desde el cerebro hasta los nervios). El tipo 1 de este trastorno -que es el que padece Rodini- se caracteriza por la aparición de manchas en el cutis de color marrón claro, pecas en las axilas y la ingle, problemas en la vista, dificultades de aprendizaje, protuberancias en la piel y deformidades óseas, de acuerdo a la Clínica Mayo, de Minnesota.
En declaraciones al diario inglés The Sun, la mujer explicó que durante los primeros años no había nada para hacer, ya que solo sufría un cambio en la pigmentación. Nueve años después aparecieron los quistes. Cuando cumplió 12, le practicaron la primera operación para removerle un tumor de 9 kilos del útero.
Ya atravesó 7 operaciones. “Cada dos o tres años me realizan una cirugía reconstructiva donde los doctores me quitan alrededor de un kilo de tejidos”, detalló la joven. De acuerdo a lo que le explicaron, no pueden extirpar más ni operarla más seguido debido a la cantidad de sangre que se pierde en cada intervención.
Además de los tumores, la joven tiene dificultades respiratorias, visuales y de movilidad. Para cuidarla, su mamá –de 58 años– renunció a su trabajo. “Es muy difícil ver cómo la enfermedad consumió a mi hija en todos estos años”, confesó la mujer.
Karina aseguró que la enfermedad afectó sus relaciones personales y provocó que la echen de su trabajo. Debido a que aun no encontró una solución definitiva a la neurofibromatosis, empezó a buscar tratamientos en el exterior. Para eso, recibe donaciones que le permitan cubrir los costos médicos.
Fuente: Todo Noticias (TN)