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18 DE Abril 2019 - 08:01
Mañana, devotos y creyentes honrarán a San Expedito, como cada 19 de abril, con la particularidad de que en este año coincide con el Viernes Santo. El rezo de la novena comenzó ayer y se extenderá hasta el 26 del corriente. Mañana será a las 19 en la iglesia del Seminario Metropolitano, Mitre 892, de la ciudad de Salta. Mientras que la fiesta grande o central se fijó para el sábado 27, a partir de las 18, con procesión y Santa Misa.
San Expedito es el patrono de las causas justas y urgentes.
Los datos sobre su vida fueron recopilados por un grupo de Jesuitas llamados Bolandistas. San Expedito -según los historiadores- es conocido en toda Europa, Asia menor y en América. El santo habría sido armenio, y si bien se desconoce su lugar real de nacimiento, es probable que haya sido la localidad de Metilene, que es también en donde sufre su martirio. Otra posibilidad es que fuera oriundo de Roma, y enviado en misión militar a Metilene. Esta ciudad fue construida en el Siglo II por el emperador romano Trajano. Armenia fue una de las primeras regiones en recibir las enseñanzas de los apóstoles Judas Tadeo, Simón y Batoloméo, como así también un lugar de innumerables persecuciones a los cristianos. En ese país se derramó la sangre de muchos mártires, entre ellos San Expedito y San Pantaleón.
San Expedito era contemporáneo de Santa Filomena y San Jorge y vivió a principios del siglo IV. El santo era un militar del Imperio Romano que tenía a su cargo toda una legión a las ordenes de Dioclesiano, emperador que años más tarde lo mandaría a matar. La Tradición cuenta que Expedito era jefe de la 12ª Legión Romana conocida como “Fulminante”, que estaba establecida en Metilene, sede de una de las provincias romanas da Armenia. Militar de carrera, tenía más de seis mil hombres a su cargo, y había recibido el estricto entrenamiento militar de las legiones del César, comprometido con la defensa del imperio y sus leyes. Se cree que su nombre deriva de “Expedici”, que era un tipo de formación militar romana ligera y veloz; seguramente el santo se inició en una unidad de este tipo y de allí deriva su apellido.
Milagro en batalla
Las legiones eran poderosas unidades militares. Las milicias romanas habían recibido de Diocleciano el decreto ordenando la persecución de los cristianos, que se oponían a profesar la fe politeísta oficial del imperio. La pena era la muerte, y en particular era la pena de flagelación y decapitación para los funcionarios del imperio, militares o civiles, que se convirtieran al cristianismo. La legión de Expedito tenía como misión luchar contra los pueblos bárbaros en la zona de Armenia y Turquía. Habían luchado durante mucho tiempo y habían agotado las provisiones en tierras infectadas de enemigos. Finalmente, enfrentaron una vez más la batalla sin tener las fuerzas para hacerlo. Expedito les habló, trató de levantar sus espíritus una vez más, pera nada logró esta vez. El enemigo estaba cada vez más cerca.
Los soldados romanos habían visto lo que hacían los cristianos cuando enfrentaban la muerte: elevaban sus brazos al cielo y pedían ayuda a su Dios. Para sorpresa de Expedito, sus soldados, de uno en uno empezaron a elevar sus brazos al cielo y rogar a ese Dios único de los cristianos del que ellos habían escuchado hablar. Las tropas enemigas se sorprendieron porque nunca habían visto a una Legión Romana completa rogando a Dios en plena batalla. En ese momento el cielo se oscureció y precipitó un vendaval de viento y agua que cubrió a soldados y bestias, transformando el lugar en confusión. La Fulminante se recompuso y aprovechando la situación volvió a salir victoriosa de la batalla.
La conversión
Muchos de los soldados de la legión se convirtieron al Cristianismo de inmediato. Expedito no comprendía lo que ocurría. Su corazón sabía que Dios lo estaba llamando -según describen los historiadores-, pero su puesto en la milicia romana no era compatible con tal conversión, lo esperaba la muerte en caso de desafiar la autoridad del Emperador. Los hechos llegaron a los oídos de Dioclesiano, que preocupado envió ordenes para que se detenga esa revuelta militar, de soldados romanos convertidos al cristianismo.
Expedito dudó y dudó, postergó su decisión una y otra vez. Muchos de sus soldados se habían unido a la fe de los cristianos. Su corazón no se decidía entre los apegos a las glorias humanas, a su carrera militar, y el llamado que indudablemente recibía desde lo alto. Pero un día Expedito fue tocado por la Gracia de Dios y recibió la Luz Divina. Este episodio cambiaría para siempre su vida, convirtiéndose inmediatamente al cristianismo. Fue entonces que se le apareció el espíritu del mal en la forma de un cuervo. El cuervo le gritaba ¡cras…cras…!, palabra latina que quiere decir “mañana…mañana”. Esta decisión déjala para mañana, le decía el cuervo. ¡No tengas apuro! ¡Espera por tu conversión! Pero San Expedito reaccionó enérgicamente aplastando al cuervo con su pie derecho mientras exclamaba Hodie… Hodie… Hodie (que en latín significa Hoy… Hoy… Hoy…). ¡No dejaré nada para mañana, a partir de hoy seré cristiano!
Cuando Expedito se convirtió al Cristianismo comenzó a proteger a los mártires que eran devorados por los leones en el circo. Para Dioclesiano esto era inadmisible y de inmediato se ordenó el arresto y el interrogatorio de Expedito.
El 19 de abril del año 303, por orden del Emperador Diocleciano, Expedito fue sacrificado en Melitene, sede de una de las Provincias Romanas en Armenia junto con sus compañeros de milicia Caio, Galatas, Hermogenes, Aristonico y Rufo. La pena fue de flagelación y decapitación.