Vivir en el olvido será cuestión del pasado en pocos días para una población alejada y con marcados inconvenientes estructurales. 

Ahora podrán mejorar su calidad de vida los vecinos del paraje El Mollar, en plena zona rural de Chicoana, porque tendrán respuestas a una serie de necesidades con la puesta en funcionamiento de espacios de integración, educativo, de deportes y de saneamiento inte gral.

Ahí, a la vuelta de una escuela y la plaza del barrio Santa Teresita se nucleó el fuerte de las obras del Plan Hábitat con una inversión de alrededor de 34 millones de pesos. 

Por lo visto es el único proyecto de este tipo en esta parte de la provincia que termina en tiempo y forma. Y lo mejor de todo; haber integrado a los vecinos en la edificación de estas obras.

Formaron una cooperativa de trabajo ideada por la comuna de Chicoana, dirigida y con mano de obra netamente local. Construyeron en estos dos años, desagües y conexiones de cloacas, agua, pavimentaron calles, construyeron un espacio comunitario y a un predio sin uso lo convirtieron en una plaza enorme con arbolado, iluminación y peatonal.

“Es una realidad este cambio, por ser un proyecto global, estamos a punto de inaugurar estas obras que transformaron el barrio Santa Teresita de El Mollar, fue una decisión acertada trabajar con mano de obra local, por medio de esta cooperativa de trabajo hicimos una ingeniería financiera para que los vaivenes económicos del país, no nos perjudicaran. Así fue que con esfuerzo de los trabajadores, los vecinos y la administración municipal lo pudimos lograr”, explicó el intendente Esteban Ivetich, de Chicoana.

En este cambio de infraestructura hay espacios de integración, educativo, deportes y otros.

El dinero enviado por nación en muchos de los casos sufrió el desfasaje financiero de la inflación. Lo que motivó algunos infortunios para la prosecución de toda la obra. 

“Resalto el esfuerzo y el empuje de nuestra gente, se puso más de lo que teníamos. Hicimos hasta lo imposible para que alcance”.

El NIDO (Nudo de Inclusión y Desarrollo de Oportunidades), con aproximadamente 500 metros cuadrados con aulas y espacios suficientes, está destinado a los cursos de capacitación de los vecinos. 

Es una estructura que resalta desde los lejos.

En dos años esta obra tuvo algunos altibajos desde Nación, responsable del proyecto. Desde Chicoana supieron poner el hombro para darle continuidad a las obras dentro de este ambicioso proyecto comunitario. El Mollar tiene un antes y un después. Con vecinos de la zona se formó “Trabajando Juntos”, a cargo de José “Petete” Yapura. Fueron entre 30 y 50 trabajadores que se ocuparon de esta obra. Dentro de poco, adultos y jóvenes podrán disfrutar de los espacios integradores del proyecto. 

El paraje que se convirtió en pueblo

El Mollar está a uno 7 kilómetros de Chicoana, sobre el límite del río Rosario. Es una zona netamente agrícola. En sus comienzos, hace unas décadas atrás, este lugar no fue proyectado como corresponde. 

Los vecinos empezaron a asentarse en esta zona en busca de tener un techo propio. Ahora son alrededor de 1.200 personas, entre pequeños y adultos, los beneficiados por este proyecto.