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El hecho tuvo lugar en una cárcel de Santiago del Estero. Esta relación se descubrió porque encontraron el celular del detenido y vieron los chats y llamadas que mantenía con la uniformada.
14 DE Septiembre 2019 - 10:14
Una cabo de la Policía de la Provincia de Santiago del Estero y un homicida detenido se conocieron entre rejas de por medio y se enamoraron. Dicen que fue amor a primera vista.
La uniformada prestaba servicio en la dependencia policial donde está detenido el remisero, acusado de acuchillar y asesinar a un prestamista en su domicilio, barrio Huaico Hondo de la ciudad Santiago del Estero, luego de una discusión por una deuda.
De acuerdo con el Nuevo Diario Web, el amor crecía a medida que se conocían. Pasaron de mirarse durante los recreos a tener charlas cortitas. Algunas personas aseguran que durante las madrugadas se besaron escondidos entre las rejas del calabozo.
El romance se afianzaba hasta que se descubrió que el homicida tenía ciertos “privilegios” por estar de “novio” con una de las uniformadas. Entre estos, la supuesta posesión y uso de celulares, que también los usaba para estar en contacto con la suboficial y declararle su amor durante las noches.
El hecho salió a la luz cuando el preso se olvidó el celular en el baño, y como consecuencia, fue hallado por un oficial de servicio. Al ver las llamadas y los mensajes de texto entre el detenido y la cabo, se confirmaron las sospechas que tenían los efectivos acerca de este romance.
Intervención de las autoridades
Frente a esta situación, las autoridades actuaron de inmediato y trasladaron a la cabo a otra dependencia policial de la ciudad, donde actualmente presta servicio, con el fin de que no mantuviera contacto con el detenido, al menos durante su horario laboral.
La cabo, de 36 años, trascendió hace 10 años en los medios de comunicación santiagueños, tras conocerse que fue una trabajadora sexual en la provincia de San Luis. Allí estuvo detenida durante dos años por encubrimiento, en una causa por el doble homicidio de dos clientes homosexuales. Fuente: Crónica