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Lezcano, con las pruebas y toda la documentación en el diario El Tribuno.
"Mi error fue haber denunciado lo que estaba mal adentro de la fuerza", dijo Carlos Lezcano. Apuntó directamente contra uno de los jefes. "La GN está comandada por gente sin escrúpulos".
13 DE Diciembre 2020 - 00:32
Luego de que El Tribuno publicara la denuncia de un cabo de la Gendarmería Nacional, integrante del Escuadrón 20 "Orán", quien apuntó contra un alto mando de esa fuerza en el norte provincial por persecución laboral e intentar poner droga en su vehículo, ayer se hizo presente en la planta editorial de la empresa Carlos Lezcano, un exintegrante de la fuerza nacional que fue "echado" tras denunciar irregularidades en distintos procedimientos de los que había sido parte, según señaló. "Yo a la Gendarmería la amo, imagínese que vengo de una tercera generación de gendarmes, mi abuelo fue gendarme, se retiró como oficial mayor, mi padre lo mismo y yo elegí esta profesión", confesó a voz quebrada.
Lezcano fue parte de Gendarmería Nacional Argentina durante más de 21 años, desde septiembre último le dieron la baja acusándolo de "desertar" de la fuerza. "Me pasaron a disponibilidad y me dieron de baja aduciendo que falté cinco días a mi puesto de trabajo, cuando en realidad coincidió con un momento en que estaba cuidando a mi familia, que no le pasara nada porque después de las denuncias que hice contra el jefe empezaron las amenazas y los hostigamientos", contó el denunciante.
“Fui destituido de la fuerza nacional por haber denunciado a una autoridad jerárquica de la Gendarmería aquí en Salta capital”.
"Fui destituido de la fuerza por haber denunciado a una autoridad jerárquica de la Gendarmería aquí en Salta capital, denunciar que este tipo estaba vendiendo hojas de coca. Creo que hay un negociado muy grande en la fuerza donde a nivel nacional por el momento avalan el accionar de estos tipos en Salta. Encima se trata de personas que en poco tiempo recibirán un ascenso. Mi error fue haberme metido con el negocio de esta gente que lamentablemente maneja la fuerza en el norte del país", fue contundente Lezcano.
Desde el 2018 el exuniformado realizó dos denuncias en contra de un alto mando perteneciente al Escuadrón Núcleo Salta. "Desde ese momento comenzaron a perseguirme, amenazarme y hostigarme", contó. Tras un procedimiento en Cafayate, en época de Serenata, hace más de dos años, "secuestramos 700 kilos de hojas de coca", al otro día del operativo "me sorprendí porque era mucho menos de lo que habíamos secuestrado", contó Lezcano. "En ese momento me acerqué a la Fiscalía Federal 1, me atendió el secretario y quedé como denunciante con identidad reservada porque estaba denunciando a una fuerza. No sé cómo, pero alguien filtró la información de que yo había denunciado y me empezaron a seguir con sanciones, persecuciones".
"No sé cómo pero alguien filtró la información de que yo había denunciado y me empezaron a seguir con sanciones, persecuciones”.
Los otros operativos donde el hombre advirtió la corrupción en el interior de la fuerza fue en Las Lajitas, un 4 de agosto. "El jefe me preguntó "qué hacía en esa localidad' y le dije que nos había llegado la información desde inteligencia que iba a pasar una camioneta con cocaína, y así fue, secuestramos 365 kilos de cocaína. A las 48 horas de ese procedimiento me dieron el pase desde el Escuadrón Núcleo Salta al Destacamento Móvil 1 de Buenos Aires. No solo a mí, también a otros compañeros que fueron a San Martín de los Andes o Mendoza, por ejemplo".
En otra oportunidad "los mismos compañeros me advirtieron que el jefe iba a vender una mercadería, eran cerca de 500 mil cajas de cigarrillos, y era verdad. Tengo un video cuando uno de los vehículos oficiales estaciona en la casa del jefe y descarga las cajas", contó Lezcano.
A pesar de las pruebas que el exfuncionario dice tener y con las que denunció las irregularidades dentro de una de las instituciones con más prestigio en el país, "nadie hizo nada y ya pasó más de un año y medio". Lezcano tiene la esperanza de que desde el Consejo de la GN le den la posibilidad de defenderse en la Audiencia General de Disciplina, donde "nunca fue citado como debería haber sido".
Desde septiembre Lezcano quedó como uno de tantos desempleados en el país, luego de tener un legajo impecable, en más de 20 años de servicio, se vio en la necesidad de buscar trabajo para “llevar el mango a mi casa, tengo cuatro hijos y mi esposa”. Desde que fue apartado de la GN “conocí mucha gente que se acercó a darme una mano, por el momento hago envíos de distintos elementos, como por ejemplo velas, a Jujuy”, contó.
Al ser consultado por el sentimiento que tiene hacia la institución nacional, sostuvo: “Yo a la Gendarmería la amo, imagínese que vengo de una tercera generación de gendarmes: mi abuelo y mi padre fueron gendarmes. A la institución la amo y sé que no es mala, por el momento está conducida por gente que no tiene escrúpulos, por delincuentes, actúan sobre suboficiales que son honestos y que trabajan por vocación. Son estos tipos los que la comandan mal y se están enriqueciendo a costa de la fuerza”, concluyó.
Carlos Lezcano ingresó a la Gendarmería Nacional en 1999 y desde ese momento se trasladó por diferentes destinos a lo largo y ancho del país: Buenos Aires, Rosario de Santa Fe, Corrientes, Córdoba, “siempre en el área de los que hacíamos los operativos, abocados a los procedimientos”. Sostiene que lo que le pasó a él y a Cruz en Orán, “le pasa a un montón de gendarmes que intentan hacer bien su trabajo”.