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Pueblito a unos 40 kilómetros de Vaqueros. Desde la escuelita de Yacones se hacen unos 26 kilómetros a pie.
17 DE Diciembre 2020 - 11:53
Relato y fotos de Irma Jiménez
Salta tiene lugares maravillosos que están escondidos en la inmensidad de su territorio. Uno de ellos es el paraje Potrero de Castilla, hacia donde se dirigieron Irene, Alberto, Carlita, Rodri, Sara y Juan, este último de visita a la abuela.
Claro que para programar una excursión a ese lugar primero hay que estudiar el terreno, por este motivo Irene nos cuenta que el día anterior a la salida, primer domingo de diciembre, fueron a ver la crecida del río, ya que la noche anterior había llovido, dato muy importante a tener en cuenta porque el recorrido solamente se hace de a pie o a caballo.
El río en referencia es el llamado Las Nieves, que desemboca en el río La Caldera, trescientos metros antes de llegar al puente Wierna.
Irene detalla que el día de la excursión, Sara, la hija de doña Teresita Sumbay, a quien iban a visitar, junto a Juan, su nieto, le comentaron que este año no había camino para llegar en vehículo. Solo se avanzaba hasta Potrerillo, mitad del recorrido. La falta de camino para vehículos este año se deduce que fue motivo de la pandemia.
Todos los años, en agosto, desde Potrero de Castilla se trae en peregrinación a la Virgen de San Nicolás hasta Vaqueros. La hacen participar en las fiestas de San Cayetano y de El Milagro. En octubre, en peregrinación, la devuelven a Potrero de Castilla. Por este motivo se abre camino para que la gente pueda llegar cómodamente, siendo indispensable para que los vecinos lleven mercadería en tractores hasta el paraje. Este año no hubo peregrinación ni camino por la COVID-19.
En lo que respeta a la excursión, Irene detalla que comenzaron a caminar el domingo 6 del corriente, aproximadamente a las 8. Dejaron los autos en Yacones e iniciaron la caminata portando en sus mochilas unos 14 kilogramos, más o menos, cada uno. Llevaban mercadería.
“Logísticamente estuvimos bien asesorado. Gracias a su experiencia e incontables visitas a la abuela, Juan nos aconsejó llevar otro par de zapatillas porque íbamos a cruzar muchas veces el río, que por cierto fueron más de 20”, detalla Irene. Luego agrega: “ Cerca del mediodía llegamos a La Paica, donde paramos a almorzar unos sanguchitos que habíamos preparado. Descanso de una hora y seguimos camino. Entre el peso de la mochila y la distancia aproximadamente a las 17 fue necesario otro descanso, esta vez se hizo en el cementerio viejo. Picamos algo para recobrar energías y continuamos. Los pasos cada vez eran mas lentos, iban apareciendo algunos dolores, pero nada nos impedía continuar y las expectativas de llegar eran cada vez más grandes”.
La caminata tuvo su recompensa y nuestra relatora nos pintó verbalmente su postal: “Llegamos a Potrero, la vista hermosa. ‘Es otro país’, fue el comentario de todos. Ruinas de más de 200 años de historia, una planicie verde rodeada de cerros, flores de todos colores. Lugar soñado. Inimaginable”. Irene hace un descanso en el relato y prosigue: “Casi a las 20 ya se veían las nubes que tapaban la punta de los cerros. Empezaba a oscurecer, el cansancio era más grande, las piernas pesaban, la mochila aun más. Habíamos hecho unos 1500 m de desnivel a 2600 metros de altura. La temperatura bajaba. Pero ya estábamos ahí, solo quedaba rodear el último cerrito y estaba la casa de la abuela. Pasando las ruinas, ahí estaba ella parada, mirando, ya había sido alertada por sus tres perritos compañeros de que alguien llegaba. La felicidad y el abrazo a su nieto, y la más cálida bienvenida a nosotros, sus compañeros. Con una sonrisa de oreja a oreja. Doña Teresita nos hizo vivir unos días increíbles”. En este hermoso relato emociona cuando Irene dice con mucho sentimiento refiriéndose a doña Teresita: “¡Gracias a su sopa que nos preparó con tanto amor al llegar para que descansemos mejor, por su pan casero para el desayuno, por sus historias y su hermosa energía con 74 años. Personas que conmueven y enseñan más que cualquier otra”.
La radio: una compañía que llega cada día y los conecta con el mundo
Irene Jiménez, nuestra relatora de la excursión a Potrero de Castilla remarca: “Gracias Teresita por enseñarnos que se puede vivir con lo esencial, sin tantas ‘comodidades’ para ser feliz. Con una pequeña radio, con la cual la familia se comunica y hace llegar sus mensajes a seres queridos, nos hizo entender la importancia de este medio que para muchos puede ser diversión o entretenimiento, pero para otros su único medio de comunicación, y porque no también, una gran compañía”.
Teresita se hizo amiga de los programas de Radio Salta AM 840 y para una fiesta del programa Hora 24 llegó especialmente para compartir la rueda de amigos en la Arboleda Cultural del Pachi Jiménez Carrizo que se llevó a cabo en Vaqueros. Sin dudas, la radio es magia y es encuentro.