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Hoy se cumplen 5 años del bochornoso Boca-River en la Bombonera, en donde el gas pimienta abrió más la grieta entre dos equipos archienemigos y sus principales dirigentes, Angelici y D’Onofrio.
14 DE Mayo 2020 - 02:44
Otro bochorno en el fútbol argentino que nunca se olvidará. Hoy se cumplirán cinco años del superclásico entre Boca y River que se suspendió porque un hincha xeneize, antes de comenzar el segundo tiempo, tiró gas pimienta adentro de la manga por donde salían los jugadores de River, en un partido de octavos de final de la Copa Libertadores que separó a las dirigencias de los dos gigantes del fútbol argentino.
Como consecuencia inmediata, el equipo dirigido por Marcelo Gallardo ganó los puntos en el tribunal de disciplina de la Conmebol y pasó a los cuartos de final de la Copa Libertadores, en la que fue campeón.
Ese episodio fue el comienzo de una profunda enemistad entre el presidente de River, Rodolfo D’Onofrio, y el extitular de Boca, Daniel Angelici.
Fue el 14 de mayo de 2015 y las 50 mil personas que colmaron la Bombonera fueron testigos de una de las noches más tristes en ese místico estadio.
Pasaron cinco años, pero la memoria colectiva seguirá recordando al que se llama “el partido del gas pimienta”, que fue el comienzo de la ruptura de las relaciones entre River y Boca.
Todavía hace ruido el inesperado ingreso del presidente de River al campo de juego: para los de Núñez fue algo heroico, para los de la Ribera, y especialmente para Angelici, imperdonable.
“Pudimos tener nuestras diferencias, cada uno defendió los intereses de su club, el fútbol es una pasión y yo me he calentado en algunos momentos, pero siempre fui respetuoso”, dijo en las últimas horas Angelici, derrotado su espacio político en Boca ampliamente por el nuevo presidente boquense, Jorge Ameal.
“Con Daniel tuvimos nuestras diferencias de formas de ver el fútbol. Aquella vez no me perdonó que entré a la cancha para defender a mis jugadores. Fui porque me avisaron que los jugadores podían tener una lesión grave en la vista. Bajé como un loco por las escaleras y me metí en la cancha a parar esa locura”, dijo al respecto el presidente de River, Rodolfo D’Onofrio el año pasado.
De aquel partido, en el equipo de River solo quedan Leonardo Ponzio y el entrenador Marcelo Gallardo. En Boca, no queda ninguno.
El encuentro era clave: desquite por los octavos de final de la Copa Libertadores, River venía de ganar como local por 1 a 0 con un gol de tiro penal de Carlos Sánchez, con un arbitraje de Germán Delfino repudiado por el “mundo Boca”.
El clima para la revancha era demasiado caliente.
La primera parte fue cerrada, casi sin situaciones de peligro en las áreas.
Cuando los jugadores de River ingresaban para jugar el segundo tiempo, desde la tribuna de socios norte baja y a través de la manga de seguridad, el socio boquense Norberto “el Panadero” Napolitano lanzó el gas pimienta, como permitieron comprobar las cámaras de seguridad del estadio.
El Panadero estaba acompañado por Federico Blanco, Diego Blas Biglia y Gustavo Florentín, todos socios de Boca que luego fueron expulsados, según resolvió la comisión directiva.
Ponzio, Matías Kraneviter, Lionel Vangioni, Ramiro Funes Mori, Jonatan Maidana, Sebastian Driussi y Fernando Cavenaghi se restregaban los ojos y la molestia en su vista fue observada por el árbitro Darío Herrera, mientras era rodeado por los jugadores locales.
D’Onofrio ingresó al campo de juego acompañado por el dirigente Matías Patanian para sacar a sus jugadores de la cancha. Eso motivó la reacción del técnico de Boca, Rodolfo Arruabarrena, quien increpó al presidente de River, mientras el veedor de la Conmebol, el boliviano Roger Bello, intentaba comunicarse con el jefe de esa entidad, Juan Ángel Napout, después procesado por el “FIFA gate”.
Después de 70 minutos de deliberaciones y con todo el público que no se movía del estadio, Darío Herrera dio por suspendido el partido. Dos horas después, varios dirigentes de River viajaban de urgencia a Paraguay en un vuelo privado.
El final de la historia es conocido: el partido no se jugó nunca más y por resolución del tribunal de disciplina de la Conmebol, Boca perdió por 3 a 0 y tuvo que jugar sin público dos partidos de la Copa Libertadores, uno de local y otro de visitante.
El Panadero Napolitano fue declarado por la Justicia actor intelectual y material del ataque. Dueño de una panadería en Lomas de Zamora, socio de Boca y seguidor del equipo en todos lados, no tenía nada que ver con la barra brava, la temida “Número 12”. No fue a prisión por lesiones agravadas gracias a una probation que lo condenó a trabajo comunitario en una iglesia.
Télam contactó a uno de su mejores amigos, quien comentó que “por momentos sigue depresivo, a veces le dan ganas de volver a la Bombonera, pasa sus días trabajando, cuidando a sus dos hijos y cumpliendo con lo que dispuso la Justicia”.
Fue hace cinco años, pero todavía el hincha de River entona “el que no salta abandonó”, y el de Boca responde “ay, ay, ay, te fuiste corriendo a Paraguay”.
Como telón de fondo del escándalo quedó la enemistad entre D’Onofrio y Angelici, que en noviembre de 2018 explotó cuando a cuatro cuadras del Monumental los hinchas de River lanzaron proyectiles al micro que llevaba al estadio al plantel de Boca para jugar la revancha de la final de la Copa Libertadores de ese año.
En esa oportunidad se suspendió el partido, pero esa vez el que no lo quería jugar era Angelici y el quería hacerlo era D’Onofrio. Por resolución de la Conmebol, todo termino insólitamente en Madrid: en una capital europea, River consiguió por 3 a 1 la victoria más importante de su historia.