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Beraldi, Albornoz y Ragusa, en el festejo del ascenso en el vestuario, intimidad captada por El Tribuno. El festejo en el campo de juego. La formación del equipo que venció en la final a Defensores de Belgrano de Villa Ramallo en Pergamino. Fotos Walter Echazú.
El 20 de junio de 2011 el país se vestía de celeste y blanco por el Día de la Bandera, y en Pergamino, el equipo de Salvador Ragusa se consagraba campeón del Argentino B al mando de un gran equipo que realizó una campaña memorable.
20 DE Junio 2020 - 01:11
Transcurría el 12 de junio de 2011 en Salta cuando el Gimnasia y Tiro de Salvador Ragusa, con toda la presión a cuestas tras 14 años de sequía y ostracismo del club de la Vicente López, con intervalos de sufrimiento y suspenso, y con murmullos que bajaban del cemento de un Gigante del Norte repleto y expectante, se desahogaba recién a los 24 minutos del segundo tiempo con el recordado gol de Schomberger, en contra, para luego terminar floreándose en ese sprint final con las conquistas del riocuartense Juan Vogliotti a los 35’ de ese período y del rosarino Pablo Saucedo tres minutos más tardes, para sellar la goleada ante el “cuco” de entonces, Defensores de Belgrano de Villa Ramallo, y meterse así medio ascenso al por entonces torneo Argentino A 2010/11 (hoy Federal A) en el bolsillo.
El resultado de aquella final de ida ponía el ansiado ascenso del albo a pedir de boca. La fiesta debía armarse a lo grande y una caravana interminable de hinchas millonarios prepararon el periplo hacia el norte de la provincia de Buenos Aires. Pero mucha agua bajo el puente pasó en esos convulsionados 8 días que separaron la ida de la gran final por la gloria. Y la revancha del albo pasó a convertirse en debate nacional, con la intervención del Ministerio de Seguridad bonaerense de aquel entonces, que trasladó el escenario de la épica salteña de la apacible Villa Ramallo al estadio “Miguel Morales”, de Douglas Haig de Pergamino, por considerarlo un reducto más seguro y con estructura para recibir a los enfervorizados hinchas blanquicelestes, paradójicamente, en el Día de la Bandera, como para trazar caprichosamente la efeméride el vínculo semiótico entre el emblema nacional creado por Manuel Belgrano y la sufrida patria alba.
Sin embargo, la “novela” de la víspera se alargó cuando el granate se negó a recibir visitantes. Y allí intervino el Ejecutivo provincial de aquel tiempo, que considerando el posible ascenso de Gimnasia una causa nacional realizó gestiones ante el área de seguridad de la provincia de Buenos Aires para que no priven a los fanáticos salteños de ser testigos presenciales de aquel éxito inminente.
Y así, se permitió la presencia de 300 hinchas que el 20 de junio de 2011 deliraron en una cabecera para ver cómo los “boys” de Ragusa, con José Valdiviezo en el arco; Franco Zambrano, Sergio Plaza, César Albornoz y Eduardo Buruchaga en defensa; Héctor López, Osvaldo Young, Pablo Saucedo y Pablo Rodríguez; Víctor Beraldi (autor del único gol) y Diego Núñez vencían 1 a 0 y decoraban una campaña excelente de uno de los últimos grandes equipos de la historia de Gimnasia con el ascenso.