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Ramón "Palito" Álvarez en su noche consagratoria en el Chateau Carreras, el 19 de Julio de 1997. Fotos de Walter Echazú
La gran figura de la épica final recordó en El Tribuno su noche inolvidable y sus atajadas memorables.
19 DE Julio 2020 - 01:37
Ramón Benito Álvarez, arquero emblema del fútbol salteño y sobre todo de Gimnasia y Tiro, donde fue testigo bajo los tres palos del trozo de historia más gloriosa del centenario club, recuerda como si fuera ayer la inolvidable y gloriosa noche en el Chateau Carreras.
Palito había estudiado en la semana previa a la gran final los movimientos y la pegada de Roberto Luis Oste, a quien le contuvo el primer penal de la serie, el derechazo cruzado que encontró bien plantado al gran arquero formoseño. Y también tiene grabada en sus retinas la otra tapada histórica, a Fernando Clementz, esta vez eligiendo y adivinando el otro palo, el izquierdo, para prácticamente sentenciar la serie que se completaría con el bombazo de David Díaz al travesaño, que llevaría por segunda vez en la historia al albo a la elite de la Primera División.
Mate en mano, desde su casa y en contacto telefónico con El Tribuno, Palito Álvarez evocó la gloria: “Fue inolvidable todo lo vivido, ese era el tercer ascenso en Gimnasia y los más grandes teníamos esa confianza y los más chicos una personalidad de oro. Talleres era el gran favorito, pero yo dentro mío tenía la confianza en un plantel increíble que lo daba todo. Éramos aguerridos, sacrificados, pero también jugábamos bien. Se nos habían lesionado Fabián González, Walter Reyna y Alberto Galucci, pero en esas instancias finales en defensa Sergio Plaza y Adrián Cuadrado se comieron la cancha, y en la final demostraron lo grande que son, no se los comió el entorno para nada. Teníamos un grupo extraordinario, mezclando juventud con experiencia”, ponderó Palito recordando al equipo del ascenso.
Sobre aquella definición por penales, Álvarez confesó: “Yo le pedí a Rezza que practicáramos penales. Pese a que en la ida ganamos 1 a 0, sabía que en el Chateau no nos iban a llevar por delante ni golear. Así que en la semana previa llegó Rezza con un video en VHS con un compacto de todos los penales que había pateado Oste en su carrera, a él yo lo tenía estudiado y ese primer penal fue clave.
Los arqueros siempre llevamos la de perder en los penales, y hay que tener intuición, velocidad, coordinación. Tuve la suerte de atajar dos, pero gran parte del mérito fue de mis compañeros que no erraron ninguno, estuvieron a la altura y ante un arquerazo como era Rodrigo Burela”, recordó.
Palito Álvarez también ponderó al conductor de grupo de los dos ascensos a Primera de Gimnasia. “No voy a descubrir que Rezza era un gran técnico, que sabía muchísimo de fútbol. Era muy inteligente, se adaptó al grupo antes que nosotros a él. Consiguió la confianza de todos los jugadores. Fue una cosa muy linda. Difícil que se repita un grupo como el que teníamos en esos dos ascensos”, destacó el ex-uno, que desde hace 15 años trabaja en la formación de arqueros en Instituto de Córdoba.