Fuerza, perseverancia y mucho amor por el fútbol. Tiene 10 años y toda una vida por delante, en donde un camino sinuoso plagado de intervenciones quirúrgicas no le frustró ningún sueño para poder construir su propio castillo dentro del deporte que ama.
Es que en el club Barrio Obrero, de la localidad de Joaquín V. González, el pequeño Kevin Soraire muestra día a día que no hay barreras en su camino hasta llegar a la Selección nacional albiceleste, el sueño de todo aquel que corre detrás de una pelota en un potrero o en una cancha de mejores condiciones.
El pasado fin de semana fue uno de los grandes actores que se lucieron en el torneo provincial “Cachorritos”, organizado por el club Los Cachorros que se realiza anualmente en la zona sur de la capital salteña.
Junto a otros 17 compañeros de las categorías 2010 y 2011 fueron los representativos de esta localidad anteña. Su profesora, quien trabaja con categorías desde la 2009 a la 2016 y siempre orgullosa por su dirigidos, fue tajante: “Dejamos en el camino a Mitre al ganarle 4 a 0, a Almagro le hicimos 5 a 0 y a Gimnasia lo goleamos por 8 a 0, pero en el tramo final quedamos eliminados solo por 1 a 0 con Fantasma, lo que nos permitió demostrar el poderío de Barrio Obrero en este campeonato”.
Pero quién es Kevin, ese niño menudito con mirada traviesa y pocas palabras del que todo el mundo habló durante el desarrollo de Cachorritos.
Kevin tiene problemas desde su nacimiento, labios leporinos, una fisura bilateral con paladar hundido, dividido en dos partes. Hasta el momento tuvo innumerables tratamientos y cinco cirugías. Le faltan algunas más y hasta la pandemia de coronavirus y el clima les juegan en contra.
Según Romina y Walter, sus papás que lo acompañan a cada segundo y que además llevan adelante el crecimiento de otros tres varones de 16, 15 y 4 años, “la última cirugía fue en 2019. Siempre lo operan en época de frío porque el calor lo inflama y el dolor es más fuerte”.
“Calculamos que en marzo o abril me van a llamar de la organización ‘Patria Solidaria’ de Buenos Aires para una nueva operación”, resaltaron con mucho optimismo los padres de Kevin que no se pierden un solo paso de su progreso.
Tanto en el fútbol como para corregir sus problemas de nacimiento le falta un camino por recorrer. “La última cirugía va a ser a los 18 años cuando termine el desarrollo y de allí deberá enfrentarse a un par de correcciones de maxilar”, destacaron sus padres.
Pero Kevin va por más. Su gambeta lo hace especial, aunque su compañerismo y excelente carácter lo hace un grande en el club gonzaleño que el pasado 21 de febrero cumplió 46 años de vida y tiene categorías de fútbol y gran historia en la Primera División, la reserva, la Sub-15, la Sub-12 y en sus divisiones infantiles.
Y como Kevin, miles de niños del interior de la provincia dejan una gran huella en el fútbol salteño. Calidad y pasión es la que sobra, pero aún las esperanzan no logran abrir muchas puertas del fútbol mundial. Ellos siguen construyendo sueños y castillos de amor.