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Lionel Messi recibe el desahogo de Gerard Piqué, autor del gol del Barça que forzó el alargue. NA
El Barça convirtió ante el Sevilla los tres goles que necesitaba para meterse en la final de la Copa del Rey. Un tanto agónico y otro en el alargue para los culé. El argentino Lucas Ocampos erró un penal.
4 DE Marzo 2021 - 02:34
Esta vez el Barcelona se sacó la mufa copera y sus goles le alcanzaron: con el astro argentino Lionel Messi se clasificó ayer para la final de la Copa del Rey, al vencer como local al Sevilla por 3 a 0 y revertir la derrota 0-2 que había sufrido en la ida, disputada en febrero.
La clasificación azulgrana tuvo un matiz de milagro: en el cuarto minuto de descuento el defensor Gerard Piqué marcó el 2 a 0, resultado que le permitió llegar a la prórroga. Ousmane Dembelé, a los 11 minutos de la etapa inicial, y Martin Braithwaite, a los 5’ del primer suplementario, redondearon la goleada de los de Messi.
En desventaja 0-1, a los 18’ del complemento, el Sevilla tuvo una chance inmejorable de empatar y marcar un gol de visitante, lo que habría sido casi definitorio: el volante argentino Lucas Ocampos desperdició un penal (lo atajó Ter Stegen, abajo, a su derecha), y de ser el potencial héroe de la clasificación del elenco andaluz en el Camp Nou, pasó a ser el villano el volante del seleccionado argentino. Es que el ex-River había ingresado unos segundos antes, en su reaparición después de casi un mes de inactividad, y él mismo había provocado el penal por una falta de Mingueza.
En el Sevilla, que terminó con diez jugadores por la expulsión de Fernando (45’ ST), fue titular Marcos Acuña y en el segundo tiempo entró el Papu Alejandro Gómez.
El Barcelona sacó pronta ventaja con un golazo de Dembelé y después monopolizó la pelota con la buena conducción de Messi, pero sin generar grandes situaciones para ampliar.
El Sevilla, por su parte, se refugió contra su área y apostó al contragolpe, fórmula a la que accedió solo ocasionalmente.
En el complemento, el equipo de Lopetegui tuvo la chance del penal, pero cuando Ter Stegen se quedó con el remate de Ocampos pareció cancelar toda ambición sevillista y el partido, de allí hasta el final, se jugó íntegramente en el campo visitante.
El Sevilla parecía irse con el premio de la clasificación, excesivo en función del dominio, pero justo por la ineficacia ofensiva de los catalanes, cuando en el cuarto minuto de descuento Piqué saltó más alto que todos en el área y puso el 2-0 para ir a la prórroga.
El golpe anímico impulsó al Barcelona, y a los cinco minutos del primer tiempo suplementario consiguió su tercer tanto, con un cabezazo de Braithwaite que se le escapó a Vaclik. El Sevilla, que se había quedado con uno menos sobre el filo del tiempo reglamentario por la expulsión de Fernando, ya no tuvo posibilidades de reaccionar.
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