Ni la pandemia los frena! En estos tiempos de ríos revuelto a nivel social, político y económico, parece que los concejales de cada pueblo son los pescadores dispuestos a salir gananciosos. La afirmación viene a cuento porque en los últimos diez meses fueron destituidos tres intendentes.

O al menos cada uno de los concejos deliberantes de Santa Victoria Este, Cafayate y Rosario de Lerma, substanciaron y llevaron adelante sendos procesos destituyentes, que llevaron a la emisión de dictámenes tendientes a sacar de su cargo a cada uno de los jefe comunales quienes, por supuesto, siguen firmes en las sillas de los diferentes ejecutivos.

Veamos. El 30 de noviembre de 2020, el cuerpo deliberativo de Santa Victoria Este emanó una ordenanza de destitución del primer intendente aborigen de la provincia, Rogelio Nerón, quien curiosamente fue aplazado por sus propios hermanos de raza, dado que firmaron por la afirmativa la mayoría de los ediles aborígenes que integran el cuerpo.

En este caso, vale mencionar, uno de los informantes del cuerpo, Dante Andrada, explicó en su momento que Nerón fue destituido por "no informar nada de lo que gestiona o decide. Salió comprando un camión sin avisar, ni llamar a concurso de precios. Solo nos presentó la factura. Pero eso no es lo que nosotros reclamamos. Y no hay ejecución presupuestaria trimestral ni informes de gastos hasta ahora", agregó.

Curiosidades de una ordenanza

En el caso de Cafayate, el intendente Fernando Almeda sufrió un proceso similar en agosto pasado, cuando los ediles lo destituyeron por 5 votos contra uno achacándole diversos motivos.

El Tribuno informó en esa ocasión: "Entre los detalles que resultan extraños a primera vista, es que en la ordenanza aprobada no se consignan ni en el Visto ni en los Considerandos las causas ni se detallan las faltas legales en la que habría incurrido Almeda por las que se le aplicó la máxima sanción. Solo se mencionan generalidades y temas más de orden reglamentario que sobre los delitos que se le imputan".

Cabe mencionar en este punto que en otra jugada extraña, Almeda inscribió su candidatura a senador por Cafayate en las elecciones provinciales pasadas, siendo ampliamente superado por el ganador, en una proporción de tres votos a uno.

Sospechosos apuros

Y anteayer, en una sesión plagada de irregularidades también, los dos tercios del Concejo Deliberante de Rosario de Lerma se dieron el gusto de destituir al intendente Enrique Martínez, sin que medien los tiempos procesales necesarios, sin que haya pruebas fehacientes de lo que se lo acusa y sin que haya argumentos contundentes. Ejemplo: No hay ejecuciones presupuestarias porque no hay presupuesto, justamente por imperio de la pandemia, que obligó a cerrar los Concejos e imposibilitó actualizar los números de cada comuna.

Porros contra porros

La conclusión es sencilla. Si hay intendentes que hacen las cosas mal, por desconocimiento, impericia, por estar mal aconcejados o por ambición desmedida, más mal hacen las cosas los encargados de controlar las gestiones de los ejecutivos, de forma tal que nunca los procesos destituyentes terminan triunfando en la Corte de Justicia, que es el ámbito natural para dirimir estas confrontaciones.

Por lo demás, cada expuesta una malsana intención de la mayoría de los concejales de cada pueblo, como si lograr la destitución de quien fue elegido por el pueblo para comandar los destinos de una ciudad, fuera igual a lograr un elixir de la larga vida para los vecinos, que a partir de ese momento comenzarán a ser felices, a estar mágicamente sanos y a ser pudientes, lo que incluye parar la olla a diario.

Hace unos pocos años, el licenciado Israel Cigman, en una charla de café, pontificó: "Así como vamos, en el mundo habrá cada vez más democracia, pero cada vez de peor calidad". Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. En todos los niveles.