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Cada culto tiene su propio idioma y los motociclistas manejan un lenguaje de “otra galaxia” cuando demuestran lo que es ser amante de las dos ruedas.
10 DE Septiembre 2021 - 02:40
Pura pasión. El motoquero es un enamorado de su máquina. Inversor, detallista, celoso, pero principalmente un personaje único en su especie. Los manubrios especiales, asientos personalizados, faros únicos, cuadros excéntricos y hasta pedaleras sin igual, lo hace diferente o mejor a la hora de mostrar su “belleza”.
Y Pichanal, tierra bendecida por sus cultivos, y parte del creciente departamento de Orán, en donde la frutihorticultura deja su sello en los principales mercados mundiales, también es cuna de un emprendimiento familiar que concreta cualquier sueño de los amantes de las motocicletas.
En el barrio Mataderos, frente a la salita de los primeros auxilios, se erige desde hace una treintena de años el taller de Elvio Alejandro Almada, un amante del tunning y un artesanos de los repuestos soñados por los motoqueros de su tierra natal, el país y del exterior.
Junto a su esposa e hijo llevan a cabo la fábrica de accesorios, que ya lleva más de 7 años y que se sitúa justo al frente de la sala de primeros auxilios de barrio, en donde comienza con el fundido del material hasta el proceso final de los mismos.
Pero lo cierto es que en el norte de la provincia no hay un artesano de repuestos para motos y menos que funda material y fabrique los repuestos, desde lo que es una chatarra hasta las piezas terminadas. Las repuesteras artesanales se encuentran fuera de la provincia, como Tucumán, Córdoba, o Buenos Aires. Pero tampoco hay garantías de un buen trabajo.
¿Cómo nace la idea?
“Nosotros participamos periódicamente de los eventos de tunning o de motos personalizadas y charlando con un amigo, que había enviado un trabajo a Córdoba y entre la tardanza, la falta de respuestas, de devolución del producto y hasta el trabajo erróneo, sumados a otros casos, nos llevó a poner en funcionamiento este emprendimiento que está a un paso de cualquier salteño”, recordó Almada.
“Después de casi dos años de pruebas, llegamos afortunadamente adonde estamos”, resaltó orgullosamente.
Pero hay un detalle que, además, lo hace diferente y en donde nadie incursionó.
Los accesorios que fabrican tienen incrustaciones de madera dura, ya sea palo santo o quebracho colorado, que da un aspecto muy bonito. La mayoría trabaja con hierro cromado. En este emprendimiento, llamado “Danyta Motos accesorios D&D”, los Almada trabajan en aluminio y las maderas son todas maderas de Salta.
Y en ese sentido, como todo cliente que le gusta ser mimado, Almada acuñó una frase que la lleva en la sangre: “Cuando quiero algo me gusta que me atiendan bien y con un buen producto”.
Así, poniéndose del otro lado “del mostrador” a la hora de la verdad el único objetivo es satisfacer a una exigente clientela.
“El motoquero tiene una visión: somos todos amigos, pero quiero que mi moto sea la mejor y personalizada”, resume Almada a la hora de comenzar un trabajo.
Y agrega: “La misma marca, el mismo color, las mismas cilindradas, pero es diferente, y bajo ese concepto nos movemos con los clientes en el mercado. Formato, tamaño, diseño se complementan para un trabajo personalizado de excelencia y satisfacer”.
¿Y el trabajo?
Almada trabaja con la mayoría de marcas de motos. Poseen plantillas, pero a veces también le muestran a los clientes algunas que los puedan satisfacer. “Si hablamos de una determinada marca y cilindrada que no tenemos las plantillas, las bases o matrices para realizar las piezas, las fabricamos”, resaltó. “Usted quiere para una Chopper 500cc marca Norton, supongamos, pero yo no tengo las plantillas. Entonces la construimos y guardamos más plantillas de repuestos para cualquier eventualidad, pero a mitad de precios”, destacó.
Los tiempos
Los tiempos de entrega del producto también dependen de algunos factores. “Primero se saca las plantillas a cartón, después se las pasa a radiografía, luego se construye la matriz en hierro para el vaciado. Una vez que tenemos la matriz para el vaciado, se realiza la horneada. Este trabajo se efectúa una vez al mes, que es el momento en donde se prende el horno para fundir . Entonces se hacen 10 piezas iguales a esa. Dos de esas piezas son para el cliente y las otras quedan para el taller por si algún otro cliente quiere el mismo formato”, sintetizó Almada. Pero llega la contundente aclaración: “De todos modos los motoqueros que tienen motos personalizadas no quieren el mismo modelo, sino mejorar al que ya se hizo en otras motos”.
Las puertas el mundo
Desde Pichanal Almada también abrió las puertas al mundo. Hay compradores de otros países y también hay interesados, porque hasta que no se abona no se concreta, por cuestión de seguridad y costos.
Estos interesados por lo general se vienen de otros países para adquirir el producto y luego se lo llevan.
Para “Danyta Motos accesorios D&D” exportar el producto es un problema, no solo por las exigencias extremas de la Aduana argentina, si no además por el escaso volumen permitido. No se puede exceder los 2 kilos del material utilizado y solo una pedalera pesa 800 gramos.
Los emprendedores
En la microempresa de Almada también comparten pasión su esposa y un hijo de 24 años, pero cuando los pedidos exceden a la mano de obra y los tiempos, también se suma el esfuerzo de un amigo de la familia.
De esta manera también el emprendimiento se dedica a la comercialización de los productos necesarios para la fundición y creación de los repuestos.
Desde aluminio hasta latitas, pasando por tapas de cilindros, llantas de autos, bicicletas, motos o todo lo que lleve material de aluminio, los Almada compran y “salen a la cacería” de potenciales vendedores para fundir y cubrir todas las necesidades de una nutrida y exigente clientela en su local de la calle Avellaneda al 200.
De esta manera, a puro trabajo e ingenio hacen y hicieron frente a la devastadora pandemia que golpeó fuertemente a todo el planeta y hasta se convirtieron a otro ejemplo de muchos emprendedores argentinos que nunca bajaron los brazos en pos del crecimiento de una golpeada industria nacional, casi hasta devastada por las distintas políticas de los distintos gobiernos en nuestro país.