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Marcela Tortoriello ya organiza las donaciones que sueña hacer llegar al departamento de Anta. Javier Corbalán.
Marcela Tortoriello es salteña y dirige una fundación que reparte pan en la zona sur. Se puso la meta de llevar alimentos, ropa y útiles a la localidad Anteña.
12 DE Enero 2022 - 00:54
Marcela Tortoriello es una mujer especial y sabe que ahora tiene en su vida un nuevo desafío solidario.
Se trata de una salteña de 52 años que vive en la capital y que está al frente de la Fundación Pan Comunitario del barrio Limache, donde trabaja con 15 voluntarias para brindar alimentos a niños, madres y adultos mayores de la zona.
Esta inquieta mujer se fue a pasar las fiestas de fin de año a la casa de una familiar que vive en la localidad de Coronel Mollinedo, en el departamento de Anta. Lo que vio le quebró el corazón y decidió entrar en acción.
"Yo vi una pobreza extrema que me partió en dos. ¿Cómo puede ser que hagan falta tantas cosas en un pueblo tan pequeño? Así fue que decidí armar una colecta para ayudar aunque sea un poquito a mitigar las necesidades de esa gente", le dijo Marcela en una entrevista a El Tribuno.
Coronel Mollinedo se encuentra sobre la ruta provincial 5, a unos 230 kilómetros de Salta, entre Las Lajitas y Apolinario Saravia.
El pueblo tiene una delegación municipal que depende de la Intendencia de Apolinario Saravia.
"Yo pregunté cómo hacer para obtener alguna ayuda oficial en la colecta que ya estaba decidida. Mi tía me dijo vaya a hablar con el delegado municipal (Javier Reyes) quien automáticamente se puso a disposición; le gustó mucho la iniciativa. Además llamó al intendente de (Apolinario) Saravia quien se comprometió a apoyarme en la logística. Me dijo que me brinda el transporte con los vehículos del Municipio. Yo estoy muy agradecida y ahora esperamos el llamado para confirmar la fecha. Pero todo indica que vamos a partir en los primeros días de febrero", dijo Marcela.
La pobreza y las condiciones materiales de la gente de la zona la conmovieron y sumó a todo su equipo de trabajo, que no dudó ni un instante.
"El delegado municipal nos dio un albergue para cuando vayamos porque yo tengo un equipo de 15 voluntarias que iremos con todo el pan que tengamos y además prepararemos más cosas allá. Cuando estuve a fin de año vi cosas muy tristes por la falta de cosas materiales. Nosotras queremos llevar alimentos no perecederos, ropa de grandes y de chicos, calzados de todos los números, juguetes y también útiles escolares. Todo nos viene bien porque allá les hace falta de todo", aseguró la mujer solidaria y continuó.
"Es por eso que yo acudo a las almas solidarias de los salteños para que me den una mano para llevarles un poco de alegría a esa gente que además está azotada por los intensos calores de Anta", recordó.
Lo único que Marcela tiene para ofrecer de garantía es el trabajo que viene realizando en la zona sur desde que comenzó la pandemia.
"Nosotras ya sabemos hacer el trabajo solidario por los que no tienen para comer. En plena cuarentena trabajamos con el pan y le dejábamos en las puertas a la gente que necesitaba alimentos. Hoy sabemos que podemos hacerlo y por eso queremos llegar hasta Mollinedo. Yo tengo a mi hija Lorena, que es especial, que cobra un subsidio por discapacidad y que ella me compra lo que necesito para ayudar. Nuestro grupo está lleno de historias solidarias, de manos abiertas y de voluntades que se unen por un fin humano", dijo la mujer.
Contexto
Para tener una idea, Coronel Mollinedo tiene algo más de 1000 habitantes distribuidos en un pueblo de unas 12 manzanas. El pueblo está como oculto de la nueva ruta 5 pues quedó sobre la vieja traza. Si el lector busca en un mapa satelital, la pequeña urbanización está rodeada de campos dedicados al monocultivo intensivo, en su gran mayoría maíz y soja. Se trabaja en menor medida en frutas y verduras. "Yo veo que hay poco trabajo, que todo depende de las temporadas de los cultivos que hay en la zona. Luego crían animales, hacen changas y viven como pueden", explicó Marcela.
Ahora solo resta la coordinación con el intendente Marcelo Daniel Moisés, quien ya se comprometió a dar una fecha para llevar las donaciones que junte Marcela. En los planes está que eso ocurra en febrero y es por eso que hay unas semanas para ayudar.
Hay 60 bultos de ropa y mercadería en Ushuaia que no pueden traer.
Alejandra Lera. Javier Corbalán
Marcela tiene una hija que vive desde hace unos años en la ciudad de Ushuaia. Ella se llama Alejandra Lera y, como su mamá, también puso en funcionamiento un comedor comunitario en la ciudad más austral del mundo.
En la Patagonia no solamente hace solidaridad para la gente local sino que, además, recolectó, gracias a la colaboración de los vecinos del sur, una enorme carga de mercadería, ropa y calzados para enviar para el norte.
Lo que le falta para que esa mercadería llegue a estas tierras es el transporte.
Sucede que no hay servicios terrestres que lleguen o salgan desde la isla. Ya hablaron con varias empresas de traslado y no tienen disponibles los viajes de ese extremo de nuestro país.
Tierra del Fuego está divida en dos territorios: el sector oriental perteneciente a la República Argentina y el sector occidental correspondiente a la República de Chile.
Para ingresar en vehículo particular, camión o en colectivo , es necesario cruzar el Estrecho de Magallanes desde territorio chileno.
“Yo sé que es muy difícil, pero tenemos más de 60 bultos de mercadería y ropas en el sur que podríamos traer para las necesidades del norte. Quizás alguien que lea esta nota tenga alguna idea que solucione el problema”, pidió Marcela.
La mujer solidaria está difundiendo el pedido porque sabe que su resolución es una cuestión de fe y de un milagro, y Salta es precisamente una ciudad que sabe de esas cosas.