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El ferrocarril es clave a la hora de bajar costos.
En los tres primeros meses del año, fueron despachadas 596.487 toneladas, lo que se traduce en un 89 por ciento más que en 2019.
16 DE Abril 2022 - 22:58
Días atrás surgieron estadísticas alentadoras para la economía nacional y regional. Según datos dados a conocer por el Ministerio de Transporte de la Nación, a cargo de Alexis Guerrera, el transporte de carga en tren creció 74% respecto a 2019 y un 15% en relación al mismo periodo de 2021.
Los números marcan un gran movimiento en los sectores productivos que ven, además, ventajas significativas en el uso logístico del ferrocarril.
Solo en el primer trimestre del año fueron despachadas 1.676.102 toneladas. Esto indica que se va camino a lograr el récord histórico alcanzado el año pasado con 8 millones de toneladas, de acuerdo a información aportada por Trenes Argentinos de Cargas (TAC). Sobre este punto vale la pena aclarar, que los datos comenzaron a registrarse a partir de 1992.
El dato significativo para el sector minero es que, además de encontrarse en pleno crecimiento el transporte de productos agrícolas, especialmente de granos, también se encuentra en alza el de los áridos. El rubro abarca a productos como piedra, fundente, clínker, carbón de coque y arena, entre otros. En este sentido, fueron despachadas en los primeros tres meses del año 596.487 toneladas, lo que se traduce en un 89% más que en 2019.
En las líneas Belgrano, San Martín y Urquiza, la piedra fue el producto que aportó mayor caudal.
Son varios los fenómenos que influyen en estos datos. El principal es que desde hace algún tiempo, se ha dado curso a un plan de recuperación del ferrocarril. Otros de los puntos que reflejan esta realidad, es que en los dos últimos años solo en transporte de áridos se sumaron 28 puntos de carga y descarga, y 25 nuevos clientes en todo el país.
Hay mucho por hacer en materia de transporte, especialmente en el NOA, pero se vislumbran importantes avances.
El uso del ferrocarril en la actividad minera, si bien es una novedad para los más jóvenes no lo es en rigor para quienes tienen camino recorrido en Salta. Hubo un tiempo en el que el tren fue el eje de la producción en la inmensidad de la Puna.
El movimiento de mayor magnitud de los últimos años se produjo cuando se montó la infraestraestructura para la extracción de oro en Mina Lindero. Las obras demandaron gran cantidad de grava, arena fina y gruesa, entre otros áridos, que fueron aportadas por Campo Quijano.
Antecedentes
En la década de 80, Boroquímica despachaba todos los días nueve vagones completos de boratos. Mina La Casualidad, que durante los 60 y 70, era parte importante del motor que movía la industria nacional, hacía lo propio con el azufre. La sal de consumo doméstico también se transportaba en ferrocarril, para abaratar costos; lo mismo sucedía con el vidrio volcánico, la perlita, el ónix y los boratos de todas las empresas que desarrollaban su actividad en la zona, entre ellas Varadero y Norquímica.
Los puntos de carga estaban en Salar de Pocitos, Olacapato y San Antonio de los Cobres. En algún tiempo, durante el auge del azufre, también se realizaban despachos desde Socompa y Tolar Grande.
En síntesis, antaño todo bajaba de la Puna en tren. Luego del desmantelamiento del ferrocarril en los años 90, los camiones fueron ganando ese espacio.
Por otro lado, los costos del flete impulsaron a las mineras a aumentar la calidad del producto in situ, en la propia Puna. Es decir, para ganar competitividad se vieron obligadas a realizar el procesamiento y el agregado de valor antes de despacharlo. En algunos casos, bajan a destino ya terminados.
Para que el servicio de carga de los trenes recupere el terreno perdido hará falta seguir trabajando en mejoras de infraestructura, modernización del material rodante y, especialmente, en la aplicación de políticas de fomento que se mantengan a lo largo del tiempo.
Al respecto, el presidente de TAC, Daniel Vispo, remarcó: "Tal como nos encomendó el ministro Alexis Guerrera estamos llevando adelante un manejo estratégico de los recursos que, junto al compromiso de las y los trabajadores, nos permite tener un nivel de crecimiento sostenible que beneficia tanto al sistema ferroviario como a las economías regionales que eligen el tren como modo logístico".
Un ejemplo cercano
El ferrocaril es sin duda el principal medio de transporte del sector minero chileno. "Es utilizado por la mayoría de las grandes empresas, desde la Primera a la Sexta Región, ya que presenta importantes ventajas comparativas en términos de costos, de seguridad y menor impacto ambiental en el transporte de sustancias peligrosas", explica la revista especializada Minería Chilena. Ferrocarril de Antofagasta-
Bolivia (FCAB), Ferronor, Transap y Fepasa son las principales firmas que prestan este servicio.
Hay espacio para todos los sistemas de logística. En el Norte Grande, Minera Collahuasi utiliza un mineroducto de más de 200 km para transportar sus concentrados hasta Punta Patache, y camiones para trasladar las cargas hasta el Puerto de Iquique. Cerro Colorado también realiza despacho por camiones hasta el Puerto de Iquique, al igual que Quebrada Blanca.
En la Segunda Región, desde el yacimiento de Chuquicamata, salen cada día 2.200 toneladas de cátodos de cobre rumbo al Puerto de Mejillones.
Según explica el subgerente de Logística Estratégica de Codelco, Fernando Bolt, el cargamento sale desde la refinería a la estación Chiquita en un tren de la estatal y allí la carga se transporta en dos convoyes de FCAB. Tras casi 270 km de trayecto que se cubren en 12 horas, el material es embarcado al exterior a través del puerto de Mejillones.
Por su parte, desde la Refinería Potrerillos sale a diario un convoy de FFCC con alrededor de 440 toneladas de cátodos hasta el Puerto de Barquito. En total, entre 160.000 y 165.000 toneladas anuales. "Además de los concentrados de El Salvador y Chuquicamata, la refinería trata mineral de faenas privadas como Escondida y Candelaria", señala el artículo de MC.
Finalmente, desde Potrerillos se envía ácido sulfúrico (a cargo de Ferronor) al Puerto de Barquito para embarcarlo desde allí hacia Mejillones, para luego ser enviado a centros mineros que consumen ácido para sus procesos de producción del cobre.
Como puede vilumbrarse en el informe, el movimiento es intenso y el ferrocarril es eje de la enorme maquinaria minera chilena, algo que con los años y sucesivas inversiones podría replicarse en la región, si hay una verdadera voluntad de hacerlo.