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Si bien siempre existieron problemas e incluso peleas entre estudiantes, las autoridades detectan que en la actualidad llegan a los golpes con más facilidad. Ejecutan acciones para prevenir estas situaciones.
24 DE Agosto 2022 - 20:33
Las peleas entre alumnos volvieron al centro de la escena en los últimos días a partir de la viralización de algunos videos que muestran enfrentamientos con mucha violencia entre estudiantes en inmediaciones de los colegios a los que asisten.
Más allá de que la violencia que se puede ver en los videos puede ser el reflejo de la sociedad en la que están inmersos y crecen y en una edad muy complicada como lo es la adolescencia, desde el Ministerio de Educación de la Provincia indicaron a El Tribuno que tienen un abordaje integral y transversal a los contenidos educativos para tender a la prevención de estos hechos.
Se detecta además que el umbral de tolerancia de los chicos al disenso o las diferencias con otros es cada vez menor y que llegan a la violencia física con mayor facilidad y rapidez de lo que ocurría antes.
En diálogo con este diario, la directora general de Educación Secundaria, Laura Flores, señaló que “ante estas situaciones que, en muchísimas oportunidades, nos sorprenden, se está trabajando en la prevención”.
Explicó que la idea fundamentalmente es trabajar en la prevención y para eso hay varias líneas. Una de las cuales tiene que ver con educación socioemocional, ya que uno de los puntos que se trabaja es el manejo de las emociones, fundamental para evitar este tipo de situaciones de violencia.
Anticipó que se va a iniciar el desarrollo de talleres de mediación, para que “los alumnos aprendan y ejerciten en su propia vida cuestiones que también lleven a evitar este tipo de situaciones, que son terribles”.
Además, en todos los colegios se trabaja en forma transversal los valores. “Entonces, el respeto, la tolerancia y la aceptación de la diversidad son cosas que se trabajan en el interior de las escuelas de acuerdo a la impronta institucional que puedan darle, pero se trabajan efectivamente para formar a los alumnos”, detalló Flores, y reveló que incluso hay materias específicas como Formación Ética, que trabaja puntualmente estas cuestiones.
Desde distintas aristas se trata de prevenir que estas situaciones ocurran e, incluso, cuando se detecta alguna situación de conflicto entre compañeros, lo que se hace es, una vez que fue identificado por un profesor, un preceptor o directivo, tratar de hablar con los chicos para que ese conflicto desaparezca, porque en muchos casos no son conflictos profundos y se pueden solucionar a través del diálogo y el acompañamiento.
Más allá de la prevención, ante el hecho consumado, cada escuela tiene su régimen de convivencia en el cual se notifica a los padres y los alumnos, cuando se realiza la inscripción, acerca de cuáles son las pautas que van a tener dentro de la escuela.
“La tendencia es alejarnos de las sanciones, como una amonestación, con la que, en realidad, el alumno no aprende nada”, explicó Flores y detalló que “la idea es proponer, más que sanciones, acciones reparadoras de las que el alumno pueda aprender algo. Por ejemplo, si hay alumnos que permanentemente se pelean o agreden, ponerlos a armar juntos una serie de pequeños talleres para alumnos de otros cursos sobre el respeto al otro, la tolerancia... como para que lo ejerciten y, al vivenciarlo, empiecen a cambiar su punto de vista porque empiezan a conocer en detalle estos temas”.
Explicó además que en cada escuela, de acuerdo a su contexto o las situaciones que van atravesando, los directivos y el Ministerio inician para ir cambiando los regímenes de convivencia, tendiendo a evitar las sanciones de las que no se aprende para que sean acciones con las que puedan aprender y convertir los errores en oportunidades de aprendizaje.
Un detalle no menor es que este problema no es nuevo: “Desgraciadamente siempre existió” la violencia entre alumnos, “pero ahora se observa un mayor grado de intolerancia. Antes tenía que ser muy grande el problema para que los alumnos lleguen a una situación seria de violencia. En cambio hoy el umbral de tolerancia es más bajo y por eso surgen estos problemas”.
Pero la profesora aclaró que “también hay que decir que los chicos tienen muchas veces gestos hacia sus compañeros que son sumamente valiosos, contenedores, de gente de buen corazón”.
“Como en todos lados, hay personas de distintos perfiles: algunos muy contenedores, que intervienen ellos mismos ante el conflicto y evitan que ocurra. Lamentablemente, en otras ocasiones esos compañeros no están y se desatan más fácilmente los problemas”, explicó.
Problemas de afuera
A veces ocurre también que hay cuestiones donde hay conflictos que llegan desde afuera de la escuela, como enemistades entre familias, entre barrios y, muchas veces, estas cosas terminan repercutiendo en el interior de la institución y “son cuestiones que son muy difíciles de manejar porque el efecto externo es muy fuerte”, señaló la directora general de Enseñanza Secundaria, Laura Flores.
En diálogo con El Tribuno remarcó que “la escuela forma parte de un contexto y todo lo que está a la vuelta de la escuela también repercute”.
“Hemos tenido problemas serios en las puertas de las escuelas pero no con los chicos, sino con las familias que se encuentran en la puerta y se pelean y generan situaciones violentas en la escuela y que ocurren por cuestiones que no tienen que ver con la institución, si no que se trata de problemas personales”, advirtió.
Finalmente, la funcionaria manifestó que son múltiples las razones para que se generen estas situaciones y que influyen los grupos de alumnos, situaciones por las que pasan e, incluso, la cuestión económica.
Los chicos con actitudes violentas pueden estar sufriendo vulneraciones.
“Muchas veces el comportamiento de los chicos suele ser un reflejo de lo que están viviendo en sus casas”, explicó la directora general de Educación Secundaria del Ministerio de Educación de la Provincia, Laura Flores.
La docente señaló que “a partir de las intervenciones que se realizaron por casos de violencia se llegaron a descubrir situaciones de vulneraciones” de algunos chicos.
Cuando hay un chico que “no se porta bien”, como se suele decir, en realidad lo que está haciendo es llamar la atención porque está buscando atención, que alguien lo considere. “Muchas veces, a partir de ahí, se empiezan a descubrir cosas que llevan a identificar situaciones donde hay vulneración de derechos, a veces situaciones familiares muy tristes, muy dramáticas, entonces, cuando se puede intervenir desde la escuela, se hace”, indicó la docente.
Flores reveló en este sentido que “existe un protocolo sobre maltrato infantil (incluye adolescentes) y, cuando se identifica una situación, hay que hacer una denuncia para que la Justicia intervenga y la investigue”.
Por otra parte, la franja etaria que comprende la adolescencia es la que más casos de este tipo registra: “Son nuestros adolescentes que están en el secundario. Es una población que emocionalmente es muy vulnerable”, indicó Flores y consideró que “tal vez ellos enfrentan situaciones en sus casas que los lastiman y tienen poco margen de tolerancia ante una actitud de un compañero u otro estímulo negativo”.