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Desde hace unos tres meses sube muy poco y eso es noticia. La sequía en la zona central del país hace que los productores faenen y haya mucha oferta. Detalles para ahorrar.
10 DE Septiembre 2022 - 11:28
El precio de las carnes en Salta se mantiene estable desde hace unos meses y eso ya es noticia. Desde hace unos meses los cortes en las carnicerías de la ciudad están estables, pero eso podría no durar muchos tiempo por lo cual, el actual, es un tiempo de oportunidades. La estabilidad en los precios también se experimenta en las carnes de cerdo.
"No sabemos hasta cuánto se mantendrán estos precios. En medio de tanta inflación, lo único que no sube son los precios de las carnes. Es por eso que algunos carniceros nos animamos a poner los precios en las pizarras", dijo Mario Cruz, propietario de La Ternerita, en la zona sur.
El Tribuno recurrió a la misma carnicería en donde a fines del año pasado había recabado información sobre los precios. El 13 de diciembre de 2021 el precio del kilo de la media estaba a 530 pesos. Hoy Mario la compra a 750 pesos. Es decir un 40 por ciento más cara. Hay una diferencia enorme respecto del 100 por ciento de aumento en lo que va del año del precio del boleto del transporte urbano de pasajeros, o del 83% de incremento en el índice barrial de precios del ISEPCI para agosto respecto de diciembre último. Así, lo que más se vende en La Ternerita sigue siendo el sobaco que en diciembre se vendía a 730 pesos el kilo y que hoy cuesta 1000 pesos el kilo. La costilla pasó de los 910 a los 1400 pesos por kilo.
"Nosotros (los carniceros) estamos siempre como amenazados por las subas de los precios que por ahora no llegan. Siempre vienen los changos que transportan las carnes y tampoco saben cuándo aumentará. Porque debemos decir que siempre aumentan los precios para fin de año. Es ahora cuando muchos vienen y se compran los pecetos o las carnes para las fiestas de fin de año", concluyó Mario.
Sobre las razones de la estabilidad de los precios que hoy es noticia se debe decir que hay dos razones que son centrales. Una es la sequía en la zona central del país y la otra el deterioro del poder adquisitivo de los salarios por la elevada inflación que se experimenta en el presente año.
La falta de lluvia obligó a los productores a faenar animales antes de su engorde completo manteniéndose constante la oferta, y por la caída del poder adquisitivo de los consumidores, aunque se esperan aumentos en los últimos meses. También influyó el fuerte deterioro del poder de compra de los ingresos de las familias que tiene que asignar recursos cada vez con más precisión para llegar a fin de mes. Un kilo de carne vacuna, equivale a comprar tres kilos de carne de pollo o dos de carne de cerdo.
Un informe de la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (CICCRA) precisó que en el trimestre junio/agosto los valores no variaron y su resultante es que se amplió la brecha de porcentaje de aumento de las carnes respecto a los demás productos de consumo masivo. Si tomamos lo que sucedió entre en los primeros siete meses del año, y siempre de acuerdo a las cifras del INDEC; el pollo pasó de $223.64 a $367,61, lo que implica un alza del orden de 64%. Los fideos subieron 78%, de $78,44 a $139,54. Y el pan un 57%, de $207,97 a $327,39.
Según la CICCRA "el motivo por el cual no se modificaron los precios fue la sequía que obligó a los productores a poner en el corral a los animales que estaban a medio recriar, por lo que la oferta fue constante en un mercado con demanda muy deprimida. La pérdida de poder adquisitivo de los consumidores hace que la demanda esté en un bajísimo nivel", aseguró en un documento.
Al ver estos movimientos es lógico pensar que más temprano que tarde, la carne busque equiparar los porcentajes de incrementos. Así lo ven en CICCRA, en cuyo documento de análisis sectorial observan como muy posible que en los próximos meses habrá una corrección al alza. Por razones estacionales creen que habrá una recuperación de la demanda en el último cuatrimestre pero especialmente confían en que ceda la sequía y el flujo de ganado hacia los frigoríficos se modere.
Esa combinación hará que la oferta se ajuste más a la demanda y se convalide una suba en los valores. De allí que las perspectivas de que este "veranito" de precios que se observa en góndolas comience a modificarse en las próximas semanas. Con lugar en el freezer, comprar algunos cortes a estos precios y conservarlos congelados resultará una muy buena opción para "hacer estirar" los ingresos de los próximos meses.
"Pensamos que si vienen los aumentos que están circulando como rumores que podría llegar a 900 el kilo de la media res eso llevaría el precio del peceto superando los 2 mil pesos. Por eso decimos que hoy es el momento de comprar la carne para fin de año", concluyó el carnicero de la zona sur.
Cortes de Precios Cuidados
Por otra parte, este escenario de estabilidad de precios con buena cantidad de oferta le permitió al Gobierno renovar el programa "Cortes Cuidados" el martes de la última semana con los mismos precios que estaban vigentes. El esquema de precios para la carne ya había sido renovado a principios de agosto con un aumento de tan sólo 1% respecto a los previos. Ese programa ofrece siete cortes a precios populares: asado de tira a $736 por kilo, vacío a $965, matambre a $938, falda a $483, tapa de asado a $736, nalga a $1.009 y paleta a $817.
Los frigoríficos se aprestan a convalidar una renovación, aceptando un incremento muy por debajo de la inflación a cambio de la estabilidad que logró el gobierno; aumentó en un 15% los volúmenes exportables. No quieren perder ese negocio que les permitió recuperar los márgenes de ganancia perdidos.
La diferencia de "Cortes Cuidados" con los "valores libres" es de entre un 60 y 70%, lo que provoca que en muchas oportunidades desabastecimiento parciales o totales. Pero el mayor problema lo enfrentan las carnicerías de barrio como las de Mario ya que este programa sólo está disponible en los grandes comercios o cadenas de venta de productos cárnicos generándoles una competencia con las que les resulta imposible competir. La principal arma que tienen los minoristas para conservar a los clientes es la calidad de los productos que pueden ofrecer y con la atención.