Ante el permanente incremento de los accidentes de tránsito registrados en los últimos meses en el tramo urbano de la ruta nacional 34, en su paso por la ciudad de General Güemes, autoridades provinciales como de Vialidad Nacional decidieron reflotar el proyecto de convertir ese tramo de la vía nacional en autopista.

Como se recordará, el proyecto de convertir en autopista ese tramo de la ruta nacional 34 formaba parte de uno mucho más amplio, que incluía los tramos de las ciudades de Metán y Rosario de la Frontera, y una buena parte del recorrido de la misma ruta cuando atraviesa la provincia de Jujuy.

Actualmente, cualquier viajero frecuente de esta parte de la ruta 34 ve con preocupación, y cierta envidia, si viaja hacia el norte, que los trabajos para convertirla en autopista en la parte jujeña avanzan a grandes pasos, mientras los tramos que comprenden la provincia de Salta quedaron prácticamente en el olvido.

¿Qué pasó? Pasó que los vecinos de Metán y General Güemes, en ese momento, cuando en el Ejecutivo nacional estaba el PRO, pusieron el grito en el cielo al enterarse de que las autopistas, por su propia definición, no deben atravesar ciudades sino evitarlas, justamente para brindar un tránsito seguro y rápido hacia el destino elegido.

Efectivamente, el proyecto general contemplaba desviar la traza actual hacia el este de Metán, unos 5 kilómetros, y hacia el oeste de Güemes otro tanto.

Así, fue tanto el alboroto de los comerciantes de las dos ciudades salteñas aludidas que están instalados a la vera del trazado actual de la ruta, que Vialidad Nacional, entonces a cargo de Javier Iguacel, terminó descartando la parte del proyecto que incluía a Salta.

Hoy, mientras los salteños miramos cómo en Jujuy avanzan las obras para convertir en autopista la ruta 34, prácticamente desde el mismo límite con nuestra provincia en el río Las Pavas, se construyen puestos de control vial a dos manos, se hacen puentes y pasos a nivel elevados, en Güemes y Metán ocurren accidentes viales de forma cada vez más frecuente en la ruta mencionada en sus tramos urbanos.

Por eso, muchos comprovincianos y conductores en general de todo el país, y también del extranjero, porque por la vía mencionada hay mucho tránsito hacia y desde Bolivia, respirarán aliviados si el proyecto en cuestión, especialmente el que abarca la parte güemense de la ruta nacional 34, se vuelve a poner en órbita y llega a concretarse.

Un tramo de 22 km

La iniciativa que está tratando de reflotarse abarca un tramo de 22 kilómetros de sur a norte, que comienza apenas después del peaje instalado en Cabeza de Buey, donde concluye la autopista existente y llega hasta el límite con Jujuy, justamente donde engancharía con los trabajos que ya se están realizando en la vecina provincia.

Siguiendo el croquis original del proyecto de Vialidad Nacional, el trazado se separaría del actual apenas después del peaje de Cabeza de Buey, corriéndose hacia el oeste unos 5 kilómetros, pasando al oeste de Cobos, donde haría un curvón hacia el este para cruzar la ruta provincial 12, sortear el río Mojotoro, haciendo una intersección con la ruta provincial 11, pasar cerca de Campo Santo y seguir hacia el norte, al este de El Bordo, casi en línea recta hasta empalmar con el trazado actual casi donde termina la ruta provincial 12, apenas unos pocos kilómetros antes del límite interprovincial, donde se prevé que concluyan las obras.

Claramente, sería la forma de quitar peligrosidad al tramo actual, evitar que el pavimento se deteriore con frecuencia por el peso de los grandes camiones que la transitan a diario y, al mismo tiempo, brindar al conductor que desee desplazarse hacia el norte o hacia el sur del país un vía segura y rápida.

Lo único que falta confirmar para que el proyecto deje de ser solo eso y se pueda concretar, es asegurar el financiamiento de la obra. Luego, habrá que lidiar seguramente con las mentes estrechas de los comerciantes de Güemes instalados a la vera del trazado actual de la ruta y hacer oídos sordos a los mismos en aras de un bien superior, como es la vida de las cientos de personas, trabajadores, estudiantes y enfermos, que se ven obligados a cruzar la ruta a diario para dirigirse al hospital, al colegio o a sus trabajos.