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MARIO DEL BARCO, MÉDICO PEDIATRA./ J.Rueda.
El pediatra Mario Del Barco dialogó con El Tribuno y dejó conceptos clave: recordó los hitos en neonatología en la provincia, habló de cómo la pobreza afecta a los más pequeños.
1 DE Octubre 2023 - 02:35
Tiene una trayectoria de más de 40 años en la medicina y ahora ya se retiró. Cuando habla de su profesión y de la atención a los niños le brillan los ojos. El pediatra Mario Del Barco dialogó con El Tribuno y dejó conceptos clave: recordó los hitos en neonatología en la provincia, habló de cómo la pobreza afecta a los más pequeños y dio una mirada sobre el sistema de salud actual. "Ver el nacimiento de un niño es un espectáculo indescriptible para el personal de salud", concluyó.
Sus colegas lo consideran el decano de la neonatología en Salta...
Gladys (Paredes, médica y diputada provincial) con el afecto que me tiene, se refirió al padre de la neonatología o el decano. Yo sé que hice cosas importantes, acompañado siempre por un equipo. Debo reconocer que cuando vine a Salta, en el año 80, ya se trabajaba con los recién nacidos. En el viejo Hospital de Niños y en la Maternidad Luisa de Villar había un servicio de neonatología que le decían cerrado, que lo conducía el doctor Estrada. Y después en el otro lado del Hospital de Niños había un servicio pequeñito.
Después en el hospital se inauguró el servicio de neonatología. Fue cuando se unificó todo y se hizo un servicio que quedaba sobre calle Adolfo Güemes, convocaron a los seis primeros médicos para hacer guardia y dos o tres que conducían. Y allí nació el servicio de neonatología como tal, unificado, para toda la provincia. Yo fui el primer médico que inauguró la guardia de neonatología el primero de marzo de 1981. A mí me identifican como el padre de la neonatología porque me fui posicionando y me tocó después ejercer los cargos de conducción. Fui parte de los grandes cambios que se produjeron en la atención neonatal, en los niños, en el cuidado de los niños, en el disponer de tecnología. Por ejemplo, un hito fue que en el año recibíamos mucha ayuda de la comunidad. Había gente que iba a donar al hospital, no teníamos tantos recursos. Y me acuerdo que una señora Maenza fue con mil pesos después del año y venía para donar. Y mil pesos entonces eran mil dólares, porque era la convertibilidad del uno a uno. Y allí se compró la primera computadora para un servicio. Y pudimos hacer nuestra primera conexión a internet con un nodo que estaba en el hospital de niños Ricardo Gutiérrez.
A usted le tocó atender partos y dar la primera atención a un recién nacido, ¿qué significa eso?
Ver el nacimiento de un niño es un espectáculo indescriptible para el personal de salud. Las primeras veces me quedaba azorado de saber cómo el bebé, la madre lo expulsaba, nacía y tenía un poco de tos y yo creía que estaba ahogado. Y después mirar el cordón umbilical que parece que es de mármol. Es asistir al increíble universo del recién nacido. Primero no teníamos tanto conocimiento, pero a medida que fuimos aprendiendo nos dimos cuenta de que el bebé nace dotado de una cantidad de destrezas y de habilidades. Cuando el niño nace, en el 90% de los casos nace bien, lo único que necesita es que alguien lo mire, que se los dé a su mamá para que lo ponga en el regazo y que hagan el contacto piel a piel y favorezcan el reflejo de búsqueda.
"Hay pocos residentes en pediatría. Son cosas críticas que demandan un esfuerzo humano titánico".
Teníamos un problema: las madres no tenían un lugar privado, como en los sanatorios, para tener el trabajo de parto cuando estaban pujando. Eran salas comunes y después iban a una sala de partos donde había hasta dos camillas. Me tocó, en la gestión de Juan Carlos Romero en el año 95, ser el gerente del hospital. Yo venía pensando que teníamos que hacer cambios, y uno de los grandes cambios que se realizó en la maternidad, con el acuerdo de los obstetras, fue que cambiamos esas salas de parto donde todo el mundo entraba y donde había hasta dos parturientas. Entonces la madre no tenía privacidad, la madre que está casi semidesnuda para el part, era una persona que era objeto de personas que entraban, que miraban, que no tenían baños privados, entonces cuando me hice cargo de la gerencia hicimos salas pequeñas, eran pequeñas, pero donde la mamá entraba, hacía el trabajo de parto ahí, sola en ese momento, después entró el acompañante, que podía ser el papá. Tenía su baño, caminaba, se acostaba y en el momento del parto subía a la camilla en el mismo lugar, y allí venían los médicos, las parteras y las enfermeras, y todo se hacía en el mismo lugar, pero la madre no se exponía, y se trataba en lo posible de hacer un parto lo más humanizado posible, disminuyendo los sueros, disminuyendo las intervenciones, favoreciendo el contacto piel a piel, y fue el primer ejemplo práctico de que es posible, y fue la primera acción del parto respetado, que hoy tiene una ley, pero que sin embargo Salta, en ese entonces, lo logró. Hoy el Hospital Público Materno Infantil, cuando se trasladó, llevó ese modelo de asistencia, y hoy Salta, a partir del año 2000 que fue al nuevo hospital El Milagro, desarrolló 11 salas de esas características.
El Indec señaló que el 60% de los niños son pobres en el país, ¿cómo se revierte esa situación?
Siento que Argentina es como una montaña rusa: de golpe sube, después baja, después sube y baja. Y no es un tren eléctrico que se mantiene en el tiempo porque no hay políticas estables que garanticen el bienestar de la población. Pero algunas veces, cuando decimos esto los médicos, los políticos se enojan. Pero yo lo dije en la Cámara (de Diputados de Salta). ¿Qué significa la pobreza? Significa vulnerabilidad, déficit de alimentación, déficit de educación. La gente es pobre no solo por no tener recursos para adquirir los alimentos básicos. Tiene condiciones de pobreza porque las viviendas no son adecuadas, porque no tiene gas, luz, agua segura, cloacas. Tenemos que reconocer que fue mejorando el estándar de vida de la gente. Pero también aumentaron las necesidades para la gente. Entonces, más pobreza significa niños poco saludables, con problemas cognitivos, con problemas de educación, que están más expuestos a morir, porque se agrava todo el sistema inmunitario cuando no hay una buena alimentación.
¿Cómo ve usted hoy en día el sistema de salud?
El sistema de salud tiene serios problemas. No podemos decir que Argentina se caracteriza por tener un buen sistema de salud. Yo te devuelvo con algunas apreciaciones. Nosotros tenemos en Argentina 24 sistemas de salud. Uno por cada distrito. Cada distrito tiene sus particularidades y está atravesado por programas nacionales que bajan a los distritos, pero que las provincias los toman si quieren o pueden. Porque muchos programas vienen con muchas propuestas, pero cada propuesta uno tiene que disponer del presupuesto.
"La educación, la salud y la seguridad son los tres pilares para un país. La educación tendría que ser un servicio esencial".
En el sistema de salud de los argentinos un gran sector se atiende con las obras sociales, con los prepagos, con la seguridad social de las personas que hacen aportes. Entonces uno dice, bueno doctor, pero en realidad hay muchos sistemas. Bueno, casualmente, el hecho de que no haya un sistema de salud único, universal, y que toda la gente tenga el acceso a la salud y que esté interconectado, hace a la fragmentación del cuidado. Entonces hay un niño que en Salta, se enferma en barrio El Tribuno y va a la salita. Y como en la salita no encontró la satisfacción que quería, la mamá no se queda conforme, entonces después de la salita se va al médico particular. No conforme con eso, si el bebé no mejora y por ahí le toca sábado y domingo y se va al hospital. Entonces, un mismo paciente está fragmentado en el cuidado y se utilizan muchos recursos para una enfermedad que a lo mejor, lo único que hacía falta era muy buena educación, muy buena contención.
¿Qué recuerdos se lleva, qué recuerdos tiene usted, si tiene que guardar uno o algo?
Yo recuerdo las madres rezando al lado de la incubadora, yo tengo fotografías emblemáticas donde las madres está arrodilladas rezando por la vida de sus niños, tengo recuerdos de la gente joven, médica, formada, tengo gratos recuerdos, por ejemplo, del crecimiento que ha tenido la enfermería neonatal y les podría decir, yo he llegado hasta las lágrimas de que la empresa Santa Clara de Asís, con la señora Zavaga Soto, un día en mi cumpleaños me llamaron y me regalaron un ecógrafo para el servicio, fue el primer ecógrafo portátil que ingresó al hospital de niños de Salta y ustedes no pueden creer lo que eso significa, antes teníamos que sacar un bebé y teníamos que llevarlo a hacer una ecografía por los pasillos que no tenían ni techo, entonces yo recuerdo gratamente la solidaridad de la gente. Los hitos que tuvo la neonatología, que por ejemplo nos donen tres respiradores, tener la primera publicación moderna para educarnos y pasé malos momentos también, pasamos momentos muy críticos, de mucho disconfort, pero siempre dice que a uno le va quedando lo mejor, hasta que viene el momento del retiro.
Y después de este retiro, ¿qué quiere Mario del Barco o qué visualiza a futuro?
Mi retiro no fue bueno. Lo que sí fue bueno y espectacular es la gente que me quería y me homenajeó. Me mandaron videos desde Norteamérica, Uruguay y Chile para agasajarme en un conjunto de videos que hicieron los médicos más encumbrados que yo conocí. Me fui mal del hospital (Materno Infantil). Me fui defraudado, recibí un destrato que no merecía, al punto de que nunca pude volver al hospital, a un hospital al cual le dediqué 40 años de mi vida, mi segunda casa, y eso pasó en mi retiro. El que fuera gerente en ese momento y que ahora es la autoridad máxima de la cartera, cuando llegó sí me decía, del Barco tiene que cubrirse, me iba, pero no hacía falta que me mientan. Esas cosas tienen sus consecuencias para uno y para la institución.