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El nuevo campeón del Mundial de Rally Cross Country llegó a Salta y habló de todo con El Tribuno. "Cuando me dijeron que había salido campeón, se me vino el resumen de mi vida en un segundo: el debut, las lesiones, los miedos, frustraciones y momentos buenos también. Fue un gran alivio".
24 DE Octubre 2023 - 03:01
Fue una larga espera, pero sucedió. Luciano Benavides aguantó el pasado miércoles bajo los rayos del sol, casi una hora, hasta que le confirmaron que sí había salido campeón del Mundial de Rally Cross Country en el desierto marroquí y en un segundo toda su carrera deportiva pasó por su cabeza: "El debut, las lesiones, los miedos, frustraciones y momentos buenos también. Fue un gran alivio", dijo a El Tribuno en una entrevista extensa y exclusiva con el nuevo número 1 de la disciplina.
¿Ya caíste que sos campeón del mundo o no lo creés?
Todavía me cuesta caer, fue un sueño que lo busqué, deseé tanto cada vez que me acostaba, me levantaba, cuando me iba a bañar... pero ahora volver a mi casa y saber que soy campeón del mundo es difícil de explicar lo que siento. De a poco voy cayendo, el domingo cuando fui a votar mucha gente me saludaba en la calle y es reconfortante.
Venías con la presión y el deseo desde el Desafío Ruta 40, ¿fue demasiada larga la espera?
Sí, fue de varios meses. Las dos últimas carreras del Mundial fueron extremadamente difíciles y me está cayendo esa carga. En el Desafío Ruta 40 era la esperanza en motos, llegaba segundo y sabía que tenía la presión de hacerlo bien en casa. Hice un click muy grande de madurez y de manejar la presión. Esto me hizo llegar a Marruecos más firme y salir decidido. Tal vez dos años atrás tenía la misma velocidad pero no la misma cabeza.
¿Cuándo creíste que el deseo se podía convertir en realidad?
No es algo que lo buscás de un día para el otro. En cualquier ámbito no sos el número 1 de un día para el otro. Si bien lo deseo desde muy chico, hacerlo realidad es muy largo y difícil y hay que estar preparado para eso. El punto en el cual mi carrera hizo un click fue el año pasado, cuando a mitad de año casi quedo afuera del equipo (Husqvarna). Venía con malos resultados, tuve lesiones, fue un momento muy duro. Me dije: "Si sigo de esta manera tal vez me quedo sin la posibilidad de seguir corriendo".
Empecé a trabajar mucho en la parte psicológica, en la parte mental y en este Dakar me di cuenta que podía ser real mi deseo cuando gané mi primera etapa.
¿Cuánto influye Kevin en tu vida?, ¿sin él habría un Luciano tan competidor?
Una gran parte de lo que soy es gracias a Kevin porque es quien abrió las puertas para que yo pueda entrar al mundo de rally. Gracias a él tuve mi primer contrato profesional. Yo era campeón argentino de enduro pero esto era muy diferente. Aprendí de sus experiencias y errores, aunque también a algunos me los comí. Estoy agradecido con él infinitamente, él me pasó su experiencia.
¿Y cuánto de Kevin habría sin Luciano?
Yo creo que lo necesito y él a mí. La vara está muy igual y nos hacemos falta. No nos gusta perder en nada y eso nos hace que el nivel suba. Tuvimos una gran ventaja que es salir a entrenar juntos, y la unión hace la fuerza.
¿Pudiste conocerlo más en la intimidad, al margen de su relación como hermanos?
Me ha pasado de estar los dos solos, quedamos los dos tirados, él lesionado. Una vez de noche no pudimos salir de un lugar con cascadas y lo vivimos a modo de supervivencia. En las carreras tratamos de cuidarnos.
En este deporte hay muchos accidentes, lesiones y hasta muertes, ¿cómo lo manejás desde lo psicológico?
Es una disciplina muy peligrosa, extrema. La gente no sabe, pero vamos al desierto y salimos a la nada misma, al límite, navegando por una hoja de ruta que hizo una persona en camioneta. Los accidentes pasan mucho, es un riesgo que está. Esta disciplina te hace como una persona más fría. Tenés que aceptar muy rápido todo. El día que Paulo (Gonçalves) fallece, el Dakar siguió. Era un amigo y son momentos que te marcan mucho, pero no te queda otra que aceptarlo muy rápido. Me pasó con Kevin de verlo lesionado en el desierto y seguir.
¿Cómo llevás las amistades, las personas que se te acercan... los famosos "amigos del campeón"?
Sé que eso pasa y lo sé entender. La gente se alegra de los logros de los deportistas argentinos. Kevin me dijo: "Acordate que ahora están todos, vas a tener mil mensajes y el año que viene te va mal y no te llama nadie". Cuando Kevin ganó su primer Dakar yo me rompí el hombro y nadie te saluda. Lo entiendo perfectamente, pero me gusta que la gente se ponga contenta porque en el desierto vas solo y los saludos son una caricia.
Dicen que el Luciano de chico no solo dormía con motos de juguete sino que le destrozaba los canteros a tu mamá Isis, ¿es tu pasión desde que naciste?
Siempre me gustaron mucho las motos, desde chico. Mi papá (Norberto) nos inculcó. Al principio fue una diversión, no pensaba mucho más que eso. Amo las carreras de cualquier tipo de motos. Es una forma de vida. de chico dormía con las motos en la almohada y le reventaba los canteros. También hacía que las motos tengan accidentes.
De ese niño a hoy siempre estuviste en Salta, ¿por qué vos y Kevin siguen eligiendo vivir en la provincia?
Cuando nosotros empezamos corríamos carreras acá en Salta, en carreras locales. Desde acá salimos y eso es importante: saber que se puede. Es algo que les dejamos a las próximas generaciones (hoy cuentan con la pista Mantillo MX Park para que los niños puedan aprender y profesionalizarse). Es un orgullo traer este título porque les abre la cabeza a los chicos de acá.
Sos ídolo de muchos chicos, pero ¿quiénes eran los tuyos?
A muchos pilotos admiraba un montón: varios de motocross, de supercross, pero en el rally me pasó de pedirle una foto a Toby Price en 2016. Entré a la carpa todo nervioso y 8 años después le disputé y gané el título. Es fruto del esfuerzo, de pelearla. Empece en rally con muchas lesiones, muy graves y sufro dolores.
La lesión de Belén, en tu debut en el Dakar, ¿por qué pasó?
Porque no estaba preparado para correr ese Dakar. Tenía muy poca experiencia en el rally. Cualquier piloto medianamente bueno puede ir muy rápido y pasarse de su límite. A mí me infló mucho la motivación en Salta el día anterior. Salí a fondo sin pensar, tenía 22 años. Pasé a cinco pilotos antes de caerme y me rompí cinco vértebras dorsales. Me acuerdo que me quedé acostado sin aire y pensé que iba a morir.
¿Qué cambió de ese Luciano a este?
Ese Luciano se hubiese caído en la primera etapa de Marruecos o no hubiese ganado. No entendía por qué me sacaban tanto tiempo esos pilotos. Era muy frustrante dar el 100% y no poder. Esta carrera en la etapa 4 era a todo o nada y en el día 3 miraba los tiempos, pensaba que se perdía todo y casi se me cae una lágrima. Lo veía casi perdido, pero di vuelta la página, hablé mucho con mi psicólogo.
El penúltimo día hablé con Kevin y me dijo que lo podía hacer. También con "Cholito" (Tomás Acedo, su mecánico) y con mi grupo cercano. Dije: mañana no me queda otra que hacer lo mejor que puedo. Salga lo que salga, si doy el 100% y voy a ser feliz.
¿En qué pensaste al llegar a la meta?
Fue un conjunto de emociones. Cuando me dijeron que era campeón, vi un resumen en segundos de toda mi carrera: desde las lesiones a las frustraciones, los miedos, momentos buenos y malos, todo pasó en un segundo.
¿Qué queda ahora?, porque las marcas van a querer tenerte...
Ahora las marcas y los contratos son más fáciles.Estamos en contacto para renegociar un nuevo contrato y todo puede pasar, quizás en un futuro pueda estar junto a Kevin. Yo ahora quiero ganar el Dakar, llegamos muy bien los dos, vamos a estar en un momento muy especial y esperamos seguir haciendo historia.