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El Día de Todos los Santos y de los Fieles difuntos, son jornadas que adquieren en el norte expresiones muy particulares.
31 DE Octubre 2023 - 11:48
Mañana, en el Día de Todos los Santos, miles de salteños visitarán las parroquias de cada barrio, pueblo o ciudad. Para los católicos, es una fiesta de honras a los santos del cielo, los que han sido canonizados y aquellos que están camino a serlo.
Sus orígenes se remontan a la práctica de los antiguos cristianos de celebrar misa en las catacumbas, junto a los restos mortales de los mártires inmolados, en especial en tiempos de Diocleciano.
La fecha, 1 de noviembre, se vinculó luego a la consagración de una capilla en la Basílica de San Pedro en honor a todos los santos, llevada a cabo por el Papa Gregorio III (731-741), quien fijó como fecha de su recordación el 1 de noviembre.
Posteriormente, a mediados del siglo IX, Gregorio IV extendió esa celebración a toda la Iglesia.
El jueves, en tanto, como todos los años, desde temprano la gente irá a los cementerios para honrara sus difuntos. En el segundo día de noviembre, la cultura norteña expresa su especial abordaje y relación con la muerte. Esto queda de manifiesto en los campos santos, donde tradicionalmente engalanan las tumbas de los seres queridos.
Los familiares y amigos del difunto suelen depositar flores, juguetes si se trata de un niño, y hasta la comida y las preferencias que tenía la persona en vida.
En forma paralela elevan sus oraciones para que las almas puedan acceder al paraíso.
La conmemoración de los difuntos en el mundo andino está asociada con el ciclo agrícola. Los espíritus traen consigo las primeras lluvias que sirven para preparar a la tierra cuando deba ser trabajada y que tendrá, como momento culminante, la cosecha, coincidente también con el Carnaval.